La búsqueda por alcanzar la revolución siempre estuvo concebida bajo el
método de la vía violenta. Los antecedentes del proceso actual hay que
ubicarlos en la lucha armada de los años 60. Allí está el origen de lo que
hoy se construye en Venezuela. Esos pioneros que a lo largo de más de tres
décadas lucharon y hasta entregaron su vida por la revolución tienen que ser
reivindicados. Su acción y su pensamiento influyeron en la vía
revolucionaria. No obstante, el año 1997 marca un hito en la historia
política de Venezuela. Me refiero a la Asamblea Extraordinaria del MBR-200
en Valencia. Las decisiones que en ese evento se adoptaron crearon un nuevo
paradigma para hacer la revolución. Ya no sería la acción violenta el método
revolucionario sino el electoral.
Aunque el cambio de paradigma se inclinó por las elecciones, eso no
significa que el modelo político revolucionario tiene que ser igual al
representativo. Es más, hay que diferenciar muy bien entre lo que es ganar
las elecciones como acto burocrático o tomar el poder como acto
revolucionario. En ambos casos se emplea el método electoral. Pero, el
burocrático es darle continuidad a la democracia representativa. Es mantener
el Estado para el usufructo del poder. Es sostener a los representantes como
cúpulas y materializar la ³teoría del manguito². Ésta se refiere a darle un
solo manguito al pueblo, mientras que las cúpulas se quedan con la mata
entera, cargada de jugosos y dulces mangos. Esa mata le pertenece al pueblo,
pero por falta de conciencia o menesterosidad el pueblo no la reclama. La
oposición actual simboliza a la democracia representativa. Su acción está
inmersa dentro del concepto de las cúpulas reformistas, que se apropian de
la ³mata de mango² del pueblo. Algunos ³revolucionarios² que no se han dado
cuenta todavía de las diferencias ideológicas entre lo representativo y lo
revolucionario, asumen las elecciones como acto burocrático. Aspiran el
poder no para el pueblo sino para usufructuarlo.
La diferencia del acto burocrático con respecto al acto revolucionario es
que lo electoral va a sustituir el método de tomar el poder. El acto
revolucionario materializa la revolución, tal como se buscaba por la vía
violenta antes de 1997. Es colocar el gobierno al servicio del pueblo y
darle viabilidad a la democracia directa (gobiernos comunitarios, asambleas
populares, cabildos abiertos, contraloría social, consejos locales de
planificación, consejos comunales, asociaciones de ciudadanos,). Es
despertar al pueblo para consolidar el poder constituyente. El militante que
va a las elecciones para tomar el poder y hacer del acto electoral un acto
revolucionario, estará en sintonía con la base ideológica de la revolución.
Será un camarada que se convertirá en instrumento del pueblo y, por lo
tanto, no decidirá nada de los asuntos públicos que le competen a la
comunidad sin la consulta popular. Como instrumento del pueblo tendrá que
estimular los canales de su participación directa y propendrá a crear las
condiciones para sustituir el Estado de la democracia representativa, por el
Estado de la revolución bolivariana.
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