(Contribución al debate crítico en Venezuela: segunda versión)

Los peligros de la Nueva Economía Política (NEP)

La dinámica política actual reclama de nuestros mayores esfuerzos políticos, intelectuales y organizativos que le permitan al pueblo analizar y comprender mejor los trasfondos que se ocultan tras las nuevas medidas económicas y los nuevos lineamientos políticos que afectan a la Revolución Bolivariana . Pero la apatía al debate y la diatriba política nacional e internacional orquestada por el imperialismo a través de sus lacayos en Venezuela y en el mundo golpea a la razón y cierra los caminos para las necesarias reflexiones, la única vía que nos permitirían discernir mejor entre lo que pareciera una táctica pero que se plantea como una estrategia y atenta contra la revolución. La Nueva Política Económica (o Nueva Economías Política “NEP” en lo adelante) que esgrime el gobierno nacional necesita del debate y de las reflexiones críticas. Hoy más que nunca, porque creemos que esta “estrategia” vislumbra, de antemano, un peligroso derrotero para la revolución.

Lenin decía que: “Sin teoría revolucionaria no hay revolución posible” , pero también, Sin el debate revolucionario que le permita al pueblo conocer su rumbo y apropiarse de las ideas, no existirá, tampoco, revolución posible. Las ideas, el debate y las críticas constructivas son las garantías de la revolución”.

Decía Marx que “la revolución es un hecho de consciencia”. L a reacción entiende que las ideas confrontadas podrían generar la catarsis que permite alcanzar soluciones y profundizar la revolución. Es por ello que evitan el debate de ideas. Cada palabra que se dice en nuestros espacios representa un golpe al cincel que va tallando al arte de la revolución. Y que, como arte es la idea reflejada, cada cincelada representa un acabado que va dando forma . Pero, cuando se ignora la crítica, a la vez, se prescinde de los adecuados instrumentos para el análisis; de una visión global que nos permita comprender mejor lo que muy bien pudiera plantearse “un producto de una necesidad política o económica”, etc. Cuando se subestima la teoría y el pragmatismo toma un rol determinante. Cuando se reniega del debate político revolucionario, y se ocultan y tergiversan las ideas, o simplemente se les mancillan para fines inmediatistas, etc. Mientras sigamos levantando las banderas del eclecticismo de ideas, estaremos condenando al fracaso a nuestra revolución.

Bajo el nombre de “Plan Estratégico Nacional Productivo”, el día 10/06/2008, el Comandante Chávez dio a conocer, el significado de la “Nueva Economía Política” (NEP) para la Revolución Bolivariana, y que define, por tiempo indefinido, su rumbo. La misma que nos trae el recuerdo de la “NEP” empleada por Lenin y los Bolcheviques, y eternizada en un dogma. Veamos.

Estas nuevas políticas económicas vista o estudiadas, de manera superficial, por alguien ajeno a la realidad venezolana, o con el desconocimiento de las fuerzas políticas internas que pujan dentro de la revolución (la burguesía, la pequeña burguesía y las pequeñas fuerzas revolucionarias), podrían parecerles simples tácticas transitorias. Pero en realidad la NEP es la culminación histórica y la concreción del triunfo de la pequeña burguesía, los vencedores de esa puja. En su esencia, la NEP plantea una “Alianza Estratégica” con la burguesía y la formación de una robusta burguesía “nacional” dándole acceso a la acumulación de capitales y mayor entrada en los sectores básicos de aquellas áreas estratégicas del Estado. En resumidas palabras. Alimentamos y posicionamos al verdugo de nuestra revolución. Nuestras palabras, sin duda, nos colocan en la posición de críticos de la revolución, posición del cual, también, se han valido muchos oportunistas y el infantilismos de izquierda para apuñalar a la revolución. Pero creemos, como revolucionarios conscientes, que la nueva concepción económica conlleva a la revolución por peligrosos derroteros, y es nuestra obligación, y más, un deber, plantear a tiempo nuestras criticas.

Por ahora, la pequeña burguesía que puja dentro del proceso revolucionario (personificados en Haiman El Troudi, Martha Harnecker, Heinz Dieterich y José Vicente Rangel, entre otros.) ha consolidado su poder y perneado con su ideología a la Revolución Bolivariana. La identificación con el pragmatismo y su fobia a la teoría e ideología revolucionaria; los engañosos postulados “científicos” que plantean la supuesta “necesidad de formar o robustecer una burguesía “nacional”, desarrollar el capitalismo como paso previo, antes que el proletariado pudiera pensar siquiera en su liberación total y plantearse el socialismo, es obra de esta pequeña burguesía, y el mal que condena al fracaso a nuestra revolución. Es la reafirmación de los dogmas del extraño “marxismo", que tanto han criticado muchos, y que hoy pretenden reeditar algunos. Pero como diría el mismo Gramsci, “los hechos han superado a las ideologías”; los hechos han reventado sus esquemas críticos según las cual “el socialismo pasa por una burguesía nacional desarrollada”, permitiéndonos ver en ellos (a la burguesía) la verdadera sogas que restringe nuestra liberación.

Lenin, incluso, reconocía en su NEP como una necesidad táctica de retroceder, porque, según él, no estaban dadas las condiciones en Rusia. La NEP Bolchevique consistía, fundamentalmente, en desarrollar aceleradamente empresas de propiedad del Estado regidas bajo formas o relaciones de producción y distribución capitalista. En otras palabras, Capitalismo de Estado: “utilizar las herramientas melladas del capital (la Ley del Valor fijada por el mercado) para desarrollar la economía soviética”. El Ché Guevara, en el prologo de su libro: “Apuntes Críticos a la Economía Política”, refería a que la NEP de la naciente Unión Soviética "se establece en un momento en que Lenin, presionado por el inmenso cumulo de peligro y de dificultades que se cernían sobre la Unión Soviética, el fracaso de una política económica, sumamente difícil de llevar por otro lado, vuelve sobre si y establece la NEP dando entrada nuevamente a viejas relaciones de producción capitalista". El Ché agregaba que si Lenin hubiera vivido un poco más habría dado marcha atrás a esa política.

En la revolución bolivariana no se habla siquiera de aplicar las herramientas melladas del capitalismo (que era, a groso modo, en lo que consistía la NEP de Lenin) porque ellas han existido desde siempre en Venezuela. Sino, mas bien, de dar paso el capital privado "nacional" en las diferentes industrias productivas medulares del país , a través de las asociaciones con el sector privado (burguesía nacional - Estado) por medio de las llamadas “Empresas Mixtas”. Pero la peor no radica siquiera allí, sino, en que se pretende llevar estas asociaciones a los sectores productivos estratégicos, y vender esto como “Socialismo del siglo XXI”.

Lo fundamental, es que bajo las actuales y difíciles condiciones políticas por las que atraviesa Venezuela; frente al escaso desarrollo del mercado y del capitalismo nacional, aun, tomando en cuenta los gigantesco subsidios que históricamente ha otorgando el Estado a la burguesía venezolana (-hoy incrementados-), la nueva política económica pretende la construcción de una economía "híbrida" que puje hacia un desarrollo, algo parecido a China y Vietnam. -Pero reconozcamos: este absurdo modelo solo sería posible sobre la base de la explotación y el olvido de los pueblos. Cuestión que sabemos, está negada para este proceso revolucionario. Venezuela cuenta hoy con el salario mínimo más alto de Latinoamericana y el Caribe, y una creciente seguridad social. No existen híbridos posible. No existen términos intermedio, la historia así nos lo ha demostrado: o es socialismo (la vida) o es el capitalismo (la muerte).

No existe otra manera de concebir una revolución socialista sino partiendo del reconocimiento de nuestras realidades, afrontarla en la dialéctica (unión y lucha de contrarios) y apoyándose en el imperioso desarrollo de las bases económicas de la nueva sociedad (empresas socialistas: de propiedad social) junto a la coexistencia –nada pacifica- con la burguesía que desee invertir. Que es muy distinto a crear una nueva burguesía supuestamente “nacionalista” o “socialista” utilizando los recursos del pueblo para alimentar a nuestros verdugo.


Se nos dice, con un catecismo a la mano, que la revolución bolivariana debería concluir, y nunca eludir una primera etapa de Liberación Nacional. Pero la actual y verdadera etapa de liberación es de liberación social. Ella pasa por liberarnos del capital (y sus leyes), o como diría Mészáros en su libro “Más Allá del Capital” : “liberarnos de la lógica metabólica del capital” construyendo el socialismo.


Somos libres política y económicamente frente al imperialismo: el gran capital transnacional, y frente a la burguesía radicada en el país, y esto, pareciera, no lo comprendemos. Contamos con un descomunal musculo financiero que se llama PDVSA -entre otras empresas- y un gigante liderazgo político indoblegable, y con claras ideas socialistas, representado en el Comandante Chávez, comprendiendo esto podemos decir que, nuestra etapa de liberación nacional, comprendida en los viejos cánones del catecismos soviético se encuentra superado. Faltaría por superar, sí, la etapa de liberación social, la más importante para la revolución, en donde la supremacía política de la burguesía a través de las leyes del mercado (oferta y demanda) se encuentra intacta. Ella solo será posible cuando el Estado revolucionario (–solo junto al poder popular-) logre abarcar todos aquellos aspectos estratégicos de la economía nacional (el sectores productivos básicos y el sector comercios: de expendios de alimentos, farmacéutico, y otros productos fundamentales para el pueblo) que aun yacen en manos, puramente, del capitalista nacional, desarrollando empresas socialistas en donde la participación de los capitales privados sea relegada o permitida sólo en aquellos sectores productivos no estratégicos. En resumidas palabras, la etapa de liberación social implica alcanzar la soberanía alimentaria, desarrollando con nuestro propios músculos financieros, grandes medios de producción (industrias) de propiedad social (del Estado).


Podemos hablar con claridad, alejándonos de todo dogmatismo y simplismo en la teoría; referirnos a la coexistencia táctica necesaria con el capital (-pero no pacifica con los cancerberos del infierno capitalistas; lo hijos menores del demonio imperialista-); decir claramente que eso no es socialismo para no caer en el error de mancillar nuestras ideas, pero nunca podemos ceder un ápice en nuestras ideas. Lo contrario es traición.

Pero otra cosa muy distinta es hablarle con la mayor claridad al pueblo y explicarles que podemos trabajar juntos con aquellos capitalistas que así lo deseen –claro está, siempre que se justifique dicha participación-, tal como lo hemos venido haciendo, creando empresas mixtas con ellos, pero siempre bajo el control de los Consejos de Trabajadores y del Estado revolucionario, y limitados a las firmes reglas de juego que establezca, para cada caso particular, el gobierno popular y revolucionario.

Mientras la NEP siga desarrollándose en Venezuela, la pequeña burguesía que acompaña a la revolución ira, cada vez más, tomando y consolidando el poder del Estado. Las relaciones de producción resultante de este "híbrido", que en realidad es más capitalismo pero con "rostro humano", moldeara la nueva consciencia de la vanguardia política y exigirá regular, gradualmente, el discurso encendido y revolucionario del Comandante Chávez. Incluso, mas temprano que tarde, Chávez será un estorbo para la nueva configuración política del poder, y su discurso, de mantenerlo, una ambigüedad para ellos y para el pueblo confundido y enajenado por la consciencia dominante y metabólica del capital. Los nuevos cambios producidos en la revolución bolivariana calaran tan hondo en la vida y en la consciencia del pueblo y de la vanguardia política del país que signara por la derrota el futuro de la misma. La economía determina en última instancia la política y la consciencia.

“La burguesía no tiene patria, solo bolsillos” decía Gramsci.

¡No existe una burguesía nacionalista ni empresario socialistas!

¡Irreverencia en la discusión y fidelidad en la acción!

¡Rodilla en tierra con Chávez y el socialismo!


basemtch@gmail.com



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Basem Tajeldine

Marxista. Investigador de temas geopolíticos internacionales en el Centro de Saberes Africanos. Moderador del programa VOCES CONTRA EL IMPERIO, RadiodelSur y RNV.

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