Chávez debe transformarse en un Marxista-Chavista

Hasta estas alturas del gobierno que preside el presidente Chávez, sin lugar a dudas, quien diga que estamos en un proceso “revolucionario”, o es un ignorante o sencillamente no acepta que después de la Constitución del 99, lo que hemos visto no se asemeja en nada a una revolución en lo que se ha sucedido en Venezuela. Podemos hablar de reivindicaciones, en incluso, que el novísimo texto fundamental en materia de derechos humanos y social es profuso, en relación a las 28 constituciones que han precedido a nuestra Carta Magna.

En lo político asistimos o vivimos en una democracia burguesa caracterizada por una enorme inestabilidad, en la que confluyen una derecha y una izquierda que luchan por el poder. Estamos en un régimen de partidos políticos, los cuales representan la diversidad de clases existentes: propietarios territoriales, capitalismo industrial y financiero, clase media, pequeña, campesinado y clase obrera.

Este escenario político, no puede considerarse estático. Los fenómenos políticos son ciertamente complejos. Pues, entre las clases, y sin que esto prive en absoluto de su carácter real, existen zonas de transición, formaciones intermedias que encuentran su expresión en hombres, matices políticos y pequeños partidos. Las grandes crisis provocan reagrupamientos. El capitalismo, sobre todo, tiende a reunir bajo su égida a los representantes del la burguesía e inclusive de la aristocracia proletaria. Por otra parte, los partidos proletarios constituyen un polo de atracción para los representantes de todas las clase populares (campesinos, pequeña burguesía, obreros, etcétera). Surge así una vida, política compleja, agitada y polarizada cada vez claramente que debe analizarse.

Esta democracia burguesa puede confluir, sí hay animo en los factores que buscan instaurar un socialismo, rápidamente, pero de manera necesaria, hacia una crisis de transformaciones; toda vez que, la forma, el momento y la salida de esta crisis política depende de acontecimientos de los individuos representativos, de su inteligencia, de su habilidad, de su prestigio, pero también y sobre todo de la relación de fuerzas en el momento decisivo.

Esta crisis, se resuelve o bien de manera reaccionaria, o bien por un salto hacia delante en dirección al socialismo y el comunismo. En el primer escenario tiene lugar un retorno a una suerte de monarquía, se trata de una dictadura más o menos declarada, más o menos brutal y corrompida, sobre las masas, las clases populares y el proletariado (el fascismos, por ejemplo).

En el segundo escenario, la democracia cambia decididamente de sentido; la clase dominante como tal es eliminada; el Estado deja de ser el órgano de su dictadura, oculta bajo el disfraz de la imparcialidad y el camuflaje ideológico; caen las ilusiones y las apariencias; la base del pueblo y su vanguardia proletaria toman abiertamente la dirección de los asuntos públicos y los administran de acuerdo con sus intereses, que coincidente con los de la nación, la que ya no está representada por el capitalismo monopolista. Y aunque esto no sea el fin de la democracia, sin embargo, es el fin de la democracia burguesa, de su ideología dominante, de sus partidos puestos directa o indirectamente al servicio del capitalismo.

Estos comentarios están enmarcados en el marxismo, por lo que es necesario tener en claro que sí no nos ubicamos dentro del materialismo dialéctico e histórico, el caso político venezolano al cual le atribuyen el remoquete de “proceso”, cada vez sucumbirá más.

Por lo que, entonces, se trata de la liquidación más o menos rápida y violenta de la burguesía, y al mismo tiempo, del sistema económico capitalista y de un Estado burgués con su aparato, su alta burocracia, su sistema policial y jurídico.

Pero es, además, la gestión de los asuntos públicos de la nación en el sentido reclamado más o menos claramente por las bases del pueblo. Se está hablando de una fiscalización nueva; es la institución de organismos democráticamente controlados que toman las palancas de mando de la industria, del comercio internacional, de la agricultura, para desarrollar las fuerzas productivas y organizarlas racionalmente, planificada. Es la necesidad de la formación de un tipo nuevo de Estado, el Estado socialista, sin pajas, cuya fórmula debemos descubrir en función de sus tradiciones, de las experiencias, de la estructura, de las fuerzas actuante y de las acciones recíprocas.

Esta transformación, sin lugar a dudas, es por tanto la realización de la democracia, por lo que es necesario que a sí como hubo el marxismo-leninismo hoy en nuestra Venezuela debe imperar el marxismo-chavismo y no al revés ni de otra manera.

Sí, dictadura del proletariado, sobre la burguesía, pues se invierten los papeles; fin de la democracia burguesa; florecimiento auténtico de la democracia; el cumplimiento de las promesas hechas, pero que jamás cumplieron los demócratas burgueses o pequeños burgueses, son términos equivalentes. Si debe haber dictadura ésta es la dictadura de la ciencia económica y sociológica, que sustituye como regulador del conjunto social a los promedios originados ciegamente en las iniciativas privadas, sin control y sin ley. que caracterizan, por cierto, el inestable equilibrio capitalista.

Entender que al abandonar el análisis de las formaciones económicas-sociales del pasado para abordar las perspectivas, y desde luego, los problemas, de la acción, el marxismo no abandona la razón, el conocimiento, el dominio científico. Estos dos puntos de vista, el del conocimiento y el de la acción, sólo son separados por una doctrina estática, mas no dialéctica. Comprender que quien dice ciencia política dice también y recíprocamente “política científica”, esto es, fundada en un método racional: el método dialéctico. Entonces, se trata de una ciencia política, que la burguesía ya había anunciado y a veces presentida, pero que, aprisionada en sus justificaciones e ilusiones ideológicas, no podrá alcanzar.

Avanzar en el florecimiento de nuestros congéneres libres en una sociedad eminentemente libre, donde lo individual, en lugar de oponerse a lo social, esté en ello las condiciones de su desarrollo total, integral, de manera que los dones naturales y espontáneos de cada uno sean racionales y conscientemente cultivado, en el sentido más profundo de la palabra cultura.

Se trata aquí de una necesidad del devenir, lo que significa que supone ciertas condiciones reales, al mismo tiempo que la actividad requerida para realizar las posibilidades. Es una acción dialéctica, y no mecánica, de la necesidad. Dadas las contradicciones y los problemas, hay una y solo una solución: el devenir. El análisis de esta forma corresponde a la política, pues estamos en el momento de la historia en que esas transformaciones se hacen necesarias y se efectúen. Esto no es fatalidad. Chávez, reacciona, despierta. Hay un solo método: el marxismo. No más mentiras, no más engaños, sobre que lo científicamente es el socialismo. Basta ya de tantas patrañas. Aquí ni hay ni somos pendejos. De lo contrario, esta gran mamadera de gallo, se convertirá si es que acaso ya lo es en las mismas marramuncias hartamente conocidas por todos que cohabitaron con la Constitución de 1961.

albertovargas30@hotmail.com


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Alberto Vargas

Abogado y periodista, egresado de la UCV, con posgrado en Derecho Tributario y Derecho Penal. Profesor universitario en la cátedra de Derechos Humanos

 albertovargas30@gmail.com

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