En la revolución bolivariana con la (NEP) no se habla siquiera de aplicar las herramientas melladas del capitalismo (que era, a groso modo, en lo que consistía la NEP de Lenin) porque ellas, simplemente, han existido desde siempre en Venezuela. Sino, mas bien, de dar paso a la participación del capital privado "nacional" en las diferentes industrias productivas medulares del Estado, a través de asociaciones, (burguesía nacional - Estado) por medio de las llamadas “Empresas Mixtas”. Pero la peor no radica siquiera allí, sino, en que se pretende llevar estas asociaciones a los sectores productivos estratégicos, y vender esto como “Socialismo del siglo XXI”.
Lo fundamental, es que bajo las actuales condiciones políticas por las que atraviesa Venezuela; por el escaso desarrollo del capitalismo en el país, aun tomando en cuenta los gigantesco subsidios que históricamente ha concedido el Estado a la burguesía venezolana (-hoy incrementados por la NEP-), la nueva política económica pretende la construcción de una economía "híbrida" que puje hacia un modelo de desarrollo parecido a China y Vietnam. -Pero reconozcamos algo: este absurdo modelo solo sería posible sobre la base de la explotación y el olvido de los pueblos. Cuestión que sabemos, está negado para nuestro proceso revolucionario. Venezuela cuenta hoy con el salario mínimo más alto de Latinoamericana y el Caribe, y una creciente seguridad social.
No existe otra manera de concebir una revolución socialista sino partiendo del reconocimiento de nuestras realidades; afrontar y desarrollar en la dialéctica (unión y lucha de contrarios) un modelo genuinamente socialista, apoyándonos en el imperioso deber del desarrollo de las bases económicas de la nueva sociedad (empresas socialistas: de propiedad social) junto a la coexistencia (–que no será en nada pacifica-) con la burguesía que desee invertir en el país. Que es muy distinto a crear una nueva burguesía supuestamente “nacionalista” o “socialista” utilizando los recursos del pueblo para alimentar a nuestros verdugo. No existen términos intermedio. La historia así nos lo ha demostrado: o es socialismo (la vida) o es el capitalismo (barbarie y muerte). Hoy confundimos a nuestro pueblo disfrazando de cordero al lobo; ayer les ayudamos a identificar a su enemigo de clase, y hoy le decimos que ese enemigo no era tan malo como parecía; que son nuestros “Aliados Estratégicos”.
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