Tarea de la vanguardia socialista

(Audio) Subvertir el continente por amor o morir en el empeño

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Vivimos tiempos de renovación de las utopías. En un mundo donde todo parecía esterilizado de sueños, y donde prevalecía la estética sobre la ética, lo meramente alcanzable sobre la utopía, el tener sobre el ser, lo inmediato sobre lo trascendente, se produjo un despertar de las conciencias. El proceso bolivariano se multiplica por buena parte de la América Latina de modo que la indiferencia está siendo poco a poco sustituida por el compromiso. En el ámbito de la espiritualidad el intimismo narcisista ha venido desgajándose para asumir el espíritu como un compromiso con el prójimo.

El amor a la madre tierra en un planeta que se conmueve entre los estertores de las heridas casi irreversibles infligidas por la filosofía de vida capitalista. Una humanidad nunca antes tan despojada de su derecho a serlo clama desde el hambre, la exclusión y la miseria de miles de millones de criaturas por una solidaridad militante, por amor verdadero, por la causa grande del socialismo. La Revolución Bolivariana, ahora como a comienzos del siglo XIX, porta la antorcha humanista como esperanza para el continente.

Sorprendentemente amplia en objetivos y conceptos la Revolución Bolivariana recorre hoy las venas abiertas de los pueblos de Nuestra América acogiendo sin exclusiones a todos los explotados, preteridos, arrinconados y desechados de la historia en nuestras tierras. Encuentran espacio en ella, por identidad de propósitos y fines, desde las corrientes revolucionarias marxistas-leninistas más ortodoxas hasta las corrientes del pensamiento cristiano adscrito a la teología de la liberación. El socialismo como fórmula única para la salvación de lo humano en la humanidad y de lo filial con la naturaleza es la bandera de este movimiento revolucionario que hoy conmueve al continente.

Una enorme responsabilidad cae sobre los hombros de quienes hoy en Venezuela –mañana en todo el continente- deben superar las tentaciones del individualismo, de la ambición, del egoísmo o la avaricia aún presentes con todo su poder en buena parte de quienes han sido elevados por el pueblo al puesto de liderazgo. No se enciende una luz para esconderla debajo de una mesa sino que se pone en lo más alto para que nos ilumine a todos y sea faro que guía a quienes buscan la luz de la esperanza. Dar luz para los pueblos es, por tanto, la misión de quienes porten el testigo aunque les cueste la vida.

Urge, entonces, la conformación de una vanguardia revolucionaria comprometida hasta la vida misma en llevar el apostolado socialista a todos los rincones de Venezuela y Nuestra América. Una vanguardia revolucionaria dispuesta con alegría a ofrendar la vida por la vida. Una vanguardia comprometida, coherente hasta el mínimo detalle en sus sueños, su pensamiento, su vida y sus obras. Jesús de Nazareth con su Evangelio y apenas unos pocos apóstoles subvirtió el inmenso y milenario imperio romano; los socialistas revolucionarios de este Siglo XXI están obligados a subvertir el continente o morir en el empeño.


¡CONCIENCIA Y COHERENCIA RADICAL!
Nuestras primeras necesidades.
¡VENCEREMOS!

martinguedez@gmail.com


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Martín Guédez


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