Un adiós a Celia

A Celia la conocí a través de sus escritos publicados en Aporrea. Leyéndola supe que era hija de Haydeé Santamaría y de Armando Hart, y que para honra de su extraordinaria familia, era una mujer sensible e inteligente. Admiré, en estos últimos meses la agudeza de sus análisis de la realidad venezolana y latinoamericana, y comprendí y compartí sus incertidumbres ante el panorama político y la actuación de ciertos líderes de nuestro tiempo.

Su muerte súbita no sólo me llena de tristeza y pesar. Soñaba con un viaje próximo a Cuba, en el cual quizás pudiera acercarme a ella, estrechar su mano y aliviar con algunas palabras el tormento de querer ser útil en tiempos en donde la honestidad, la verdad y el deseo de justicia parecen perderse en una neblina densa que nos hace sentirnos solitarios. Su tristeza de estos últimos meses llegó a meterse tan dentro de mi espíritu, que muchas veces estuve tentada a escribir un artículo con la esperanza de que ella lo leyese.

Ahora empleo la palabra, no para acercarme a ella, que ya no está; sino para decirle adiós.

Adiós, Celia, mujer profunda y de alma libre. Te sobrevivirán hijos seguramente hermosos que harán posible que nunca te vayas definitivamente, y que lucharán junto a ese pueblo digno y valiente, para que en nuestra América renazcan las semillas que sembraron tus ancestros y que tú también reverenciaste.

Estoy segura de que también desde allí nos hablarás, porque tu palabra se derrama ágil, inquieta, acuciante... por el alma de cualquier mujer latinoamericana que ame las luchas del hombre por sacar de sí lo mejor, y hacer de este mundo un lugar más amable y solidario.

Gracias a Aporrea por regalarnos siempre un poquito de Celia.

martieducador@hotmail.com


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Gladys Emilia Guevara Cabello


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