Hemos recibido hoy la dolorosa noticia de la muerte de la activista y escritora cubana Celia Hart y su hermano en un accidente de tránsito. Esta es una pérdida irreparable para los que luchamos por una sociedad sin explotación, una pérdida para el pueblo de Cuba, el de Venezuela, y en general para los pobres y los explotados de América.
Aunque no coincidimos del todo con sus posiciones frente a algunos de los hechos que se han sucedido en la vorágine de los procesos revolucionarios abiertos en los últimos años, valoramos en Celia Hart a una entusiasta revolucionaria, de una fructífera vida intelectual y un activismo honesto y comprometido. Aún cuando debatió con nuestra organización por el llamado a votar nulo que hicimos frente a la reforma constitucional, Celia no dudó en respaldar al dirigente Orlando Chirino cuando fue ilegal e injustamente despedido de PDVSA como represalia precisamente por esa misma posición frente a la reforma. Esa fue una de tantas demostraciones de su espíritu crítico y democrático.
En muchas ocasiones la voz de Celia Hart fue de las pocas en la izquierda que tuvo la valentía y la lucidez para llamar a las cosas por su nombre; lo fue cuando advirtió sobre las claudicaciones del danielismo en Nicaragua, cuando protestó el llamado a la rendición incondicional de las FARC por parte de Chávez, e incluso en su última entrevista, cuando expresaba a su manera una preocupación común a todos los socialistas revolucionarios, como lo es la amenaza creciente de que Cuba se enrumbe por obra de su gobierno hacia el modelo capitalista chino.
En su visión política estuvo presente la reivindicación del legado de Trotsky, el gran revolucionario que participó en la conducción de la primera revolución socialista que se hizo del poder y constituyó un Estado obrero, y también el socialista que luego enfrentó hasta las últimas consecuencias a la burocracia asesina y reformista del estalinismo.
No sólo hemos perdido a una intelectual combativa y crítica, sino también a la mujer generosa de entrañable amistad, cuyo recuerdo humano seguirá evocando el aprecio y el cariño de muchos.
Estamos convencidos de que el destino socialista en el que creyó apasionadamente Celia Hart lo construiremos, más temprano que tarde, los trabajadores de la gran patria latinoamericana. Ese será el homenaje justo a todos los que como ella han vivido por la revolución.