¡Cosa elemental chico!: oxigeno para la vida de los hombres, democracia para la existencia de las naciones y expansión constante para las fuerzas productivas. El que osa contraponerse a estas cuestiones elementales simplemente se atiene a sus consecuencias. Así fue a lo largo de la historia. Los que negaron oxigeno a los hombres (esclavismo) y democracia a las naciones (feudalismo) hoy yacen en el rincón de los recuerdos de la historia.
En esa medida fue admirable la audacia y la intrepidez de los legendarios vikingos eximios navegantes que con sus deslumbrantes viajes habían contribuido, de alguna manera, a la edificación del primer imperio capitalista en el mundo. Eran los siglos XVI y XVII. Esa época en que “la acumulación originaria del capital” se iba imponiendo a sangre y fuego en el mundo europeo desde las regiones avasalladas y llamadas con desprecio vejatorio como “mundo indio”. Pueda que la actual imponencia del puerto Rótterdam como primer puerto de Europa y el mundo nos recuerde esa situación. En efecto el imperio holandés, aunque con participación de las fuerzas británicas, pero de hecho, con gran fuerza holandesa, selló su hegemonía sobre el decadente imperio español con la firma del “Tratado de Westfalia” en 1648 (1). Por lo demás, fue uno de los primeros invasores de Norteamérica (los orígenes de wall street corren, más o menos, hasta esa época, siglo XVII). Lo que, entre otras cosas, demuestra, que el imperio holandés fue la antecesora de los imperios, británico y norteamericano, que luego emergieron en la palestra de la historia capitalista.
Así la historia es una especie de un gran banco de datos en cuya entraña está registrada hasta lo más mínimo del transcurrir del mundo, de entre ellas podemos seguir anotando, a las dos grandes revoluciones industriales: la primera entre finales del siglo XVIII y comienzos del siglo XIX y, la segunda, entre finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX. Fueron, sin duda, grandes saltos en el desarrollo de las fuerzas productivas y surgimiento de monumentales industrias, sobre todo la Segunda Revolución Industrial, que situaron en la cúspide a las burguesías que en esos momentos emergían como burguesías financieras y, así, en los hechos, la historia capitalista avanzó del pre-monopolismo al monopolismo propiamente dicho.
Entonces, los dominios se hicieron reales desde el imperio holandés, pasando por el dominio británico hasta la hegemonía norteamericana. En ellas confluyeron con alguna precisión sus monedas, primero el florín, luego la libra esterlina y finalmente el dólar, así, sucesivamente.
Sin embargo tras algunas fases de equilibrio entre el desarrollo de las fuerzas productivas y las relaciones de producción siempre advenían los periodos de lastre y freno de éstas últimas, en este caso, de las relaciones capitalistas de producción. El capitalismo ingresaba a un proceso de envejecimiento gradual. Su destino estaba echado.
Esta situación empezó a complicarse aún más a partir de los años 70 del siglo pasado. Se hizo irremisible el encumbramiento del capital financiero. Este empieza ha sobreponerse a la economía real. Los circuitos financieros empiezan a llenarse de capitales ficticios. Se inicia la dictadura del capital especulativo. Hoy, simplemente, los datos son escalofriantes: los productos financieros derivados (capital ficticio, especulativo y usurero) registrados por el banco de Basilia serían, nada más ni nada menos, que 20 veces el Producto Bruto Mundial. Una cifra absolutamente sorprendente. La economía norteamericana ha pasado de ser una economía basada en la industria a una economía basada en los servicios. Esa misma economía que en los años del 2005 necesitaba 2,500 millones de dólares diarios para hacer funcionar su sistema productivo, hoy necesita 4,000 millones de dólares diarios. Asimismo debemos indicar que en los mercados de divisas circulan diariamente unos dos billones de dólares puramente especulativas. Su deuda total (pública más privada) hasta el 2007 iba en el orden de los 53 billones de dólares, en la actualidad debe ser monumental.
Ciertamente el lastre capitalista es escalofriante.
2.- ENTRABAMIENTO DE LAS FUERZAS PRODUCTIVAS.
Observemos como anda esta situación:
En primer lugar vemos que la fuerza de trabajo está sumamente deprimida. La sanguinaria ofensiva neoliberalista desatada a partir de los años 80 del siglo pasado, ha sido mortal para las masas trabajadoras del mundo entero, particularmente, para aquellas asentadas en las regiones más pobres del planeta (hay autores que cuando analizan a las dictaduras latinoamericanas las observan como grandes pandemias y verdaderas calamidades de la historia humana, iguales o peores, que los terribles campos de concentración Nazis, el sida y el hambre africano). Hoy con este desastre el asunto va carcomiendo incluso a los trabajadores de los países imperialistas.
Las estadísticas muestran el incremento del paro forzoso. Las masas de desempleados están cada vez más en crecimiento. Las condiciones laborales son realmente penosas. Los sindicatos y federaciones piden el cumplimiento de tales derechos. En este momento que corrijo estas notas varios países europeos se encuentran paralizados por paros y huelgas que efectúan su masa laboral. Hasta la OIT (Organización Internacional del Trabajo) clama por esta situación. Los fondos de jubilación de los trabajadores en numerosos países están privatizados y por lo tanto han estado colocados en las fauces de las bolsas de valores y hoy prácticamente están perdidos. En la meca del neoliberalismo, Chile, esto es simplemente desastroso.
Si esto ocurre con la fuerza de trabajo, los medios de producción (naturaleza e instrumentos de producción) han entrado en entredicho, porque mientras la naturaleza avanza a un proceso peligroso de colapso, los instrumentos de producción tienen algunos saltos aunque solo desde la perspectiva de la industria militar. Sin embargo veamos esto más calmadamente: Hay una agresividad muy dura contra los suelos, las aguas y la biodiversidad. El recalentamiento global es muy grave. La depredación de los recursos naturales es a todas luces muy desmedida. La voracidad imperialista en las regiones pobres del planeta es descomunal. Simplemente hay un profundo desastre ecológico. La humanidad empieza a ingresar a un periodo de desastre universal en este campo (2). A esto también contribuyen las negativas de los principales países imperialistas por no asumir su responsabilidad por lo menos en ponerse de acuerdo en la disminución de sus efectos. Por eso son repudiables las oposiciones al “Tratado de Kyoto. Así, el recalentamiento global se hace presente con los deshielos glaciares, sobre todo, en el ártico que ha desatado un gran conflicto (EEUU, Rusia, Noruega, Islandia y Canadá) por la posesión de los recursos naturales que guarda esta región en sus entrañas.
El cenit del petróleo es real. El problema energético es sencillamente muy grave. Desde hace tres años el consumo mundial del petróleo es de 85 millones de barriles diarios. El centro mundial del petróleo que corre del Golfo Pérsico al mar caspio y que alberga el 70% de las reservas mundiales simplemente arde en un conflicto de nunca terminar. Es una zona absolutamente geoestratégica para los principales países imperialistas que compiten por el control del mundo. China, que aparentemente se mantendría al margen de los conflictos internacionales, es uno de los grandes instigadores de la guerra, esto, por el petróleo que urgentemente necesita su economía para seguir expandiéndose (ejemplo sus pugnas con el imperialismo norteamericano en el Congo de África). En cierta medida, el control de pozos y gasoductos es una de las grandes causantes de la agresividad imperialista.
También la crisis alimentaria se torna cada vez muy grave. La producción de alimentos ha tenido un descenso significativo en el mundo a raíz del grave deterioro de la economía mundial y de la propensión de algunos países hacia los bio-combustibles. Aparte de la escasez hay una desmesurada alza en sus precios que ocasionan escalofriantes hambrunas en el mundo. Los precios del arroz están sumamente elevados. El descenso de la producción arrocera es notorio en Tailandia y Vietnam. Asimismo hay países que antes se autoabastecían ahora se han convertido en países importadores. Contribuyen a esto las políticas inhumanas y criminales establecidas por los países imperialistas, particularmente, por el imperialismo norteamericano. Los llamados TLC son una muestra patética de esta situación.
Las tecnologías han influido fuertemente en la modernización de los instrumentos de producción (3). Ese proceso ha sobrevenido del impulso que ha tenido la microelectrónica en estas últimas décadas. Se hizo desde la perspectiva de los intereses de la burguesía y, sobre todo, en función de la guerra. En efecto, en estas últimas décadas la microelectrónica ha tenido un importante desarrollo. Su repercusión sencillamente es grandiosa en el mundo. Los adelantos tecnológicos han seguido una línea de ascensión que ha ido desde los instrumentos más precarios hasta las maquinarias más sofisticadas.
El procesamiento de datos a través de la ingeniería de sistemas es muy importante. Simplemente el futuro del mundo es la informática. Los aportes de la era digital sirven tanto a la producción como a la industria militar, pero, sobre todo, a esta última. Sus precisiones son extraordinarias. La Internet es de gran utilidad en las actuales condiciones de vida del mundo. Hay un conflicto muy duro entre Google y Microsoft. Además el Pentágono planea controlarla completamente.
De igual modo se intensifica la biotecnología. Alimenta de una manera muy peligrosa a la guerra bacteriológica. Los principales países imperialistas están afanados de una manera especial en la producción de una serie de armas químicas (gases venenosos), armas biológicas (gérmenes de enfermedades), además de algunas pandemias, que son desarrollados con gran ímpetu en sus plantas altamente sofisticadas. Por otra parte debemos saber que las armas químicas son utilizadas en terrenos escarpados y de difícil acceso a donde tal vez no puedan llegar con facilidad las armas convencionales. Se usó contra los pueblos del Kurdistan en 1999 y hoy mismo debe estar utilizándose en Afganistán contra sus pueblos y, probablemente, y con mucha saña, en otras regiones. Sólo la historia destapará en su oportunidad este inenarrable genocidio contra la humanidad. Por lo demás, de hecho, esta orientación se contrapone a la “Convención de Armas Bacteriológicas” firmada en 1972 por Inglaterra, EEUU y la Unión Soviética de ese momento.
La genética se hace cada vez más importante en la introducción de nuevas especies. Este asunto es realmente preocupante en el mundo, pues, induce a las burguesías financieras a una desmedida manipulación de embriones y genes. Sus consecuencias son absolutamente alarmantes mucho más de lo que nos imaginamos.
La industria militar es muy importante en la presente coyuntura histórica que vive el mundo. Es lo más avanzado en lo que a industria concierne. Las elites vinculadas a la esfera productiva tambien están comprometidas en el asunto de la guerra. De igual modo las universidades. Ello, no demuestra, sino, la unidad existente entre todos los sectores en la salvaguarda del sistema imperialista. No hay un adelanto que no este vinculado a este sector. Toda la sabiduría y conocimientos que manejan las elites imperialistas se destinan en primer lugar al asunto de la guerra. Por eso la industria militar es absolutamente prospera, incluso, en tiempos de crisis. Y, por las duras contradicciones interimperialistas, debemos advertir, que los datos que manejamos son solo aproximaciones. En los altos mandos y los arsenales militares quedan siempre los secretos militares. Aunque, obviamente, esto, no nos incapacita en observar sus posibles avances. Por ejemplo sus fuerzas terrestres, esto analizando el ejército norteamericano, están cada vez más modernizadas. Hay equipos muy sofisticados en cuanto se refiere a ofensivas. Ahí se inscribe el “SISTEMA GRAD” de fuego masivo, además, una infinidad de armas de última generación.
Sus fuerzas aéreas están dotadas de poderosos bombarderos del tipo B-52 y B-2 que transportan misiles balísticos intercontinentales. Tambien las nodrizas aéreas del tipo KC-135. Sus cazas del modelo F-16 (4). Los aviones a control remoto. Nuevos aviones supersónicos como el bombardero estratégico B-52H dotado de bombas teledirigidas a base de láser (5). Además, no hace poco la empresa de armamentos Lockheed Martín en sociedad con la transnacional Boeing han firmado contrato con el Estado norteamericano para fabricar el avión de combate JOINT STRIKE FIGHTER.
Sus fuerzas navales están integradas por nuevos submarinos autosuficientes de por vida, hay embarcaciones anfibias de gran poder destructivo. Portaaviones acondicionados con energía nuclear. Embarcaciones de gran calado. Poderosas flotas navales que surcan los mares del mundo sin limitaciones de ninguna clase.
Armamentos nucleares muy poderosos que sobrepasan los 500 kilotones y probablemente de más poder destructivo. Todo tipo de explosivos (de fragmentación o revientabunkeres, etc., etc., etc.). Hay 27,000 ojivas nucleares en el mundo, divididos entre, bombas de hidrogeno, uranio, plutonio y de neutrones (“bombas inteligentes”). Las 5 grandes potencias nucleares son: EEUU, Rusia, China, Francia e Inglaterra. La carrera nuclear fue iniciada por los EEUU con las explosiones en Hiroshima (6 de agosto de 1945) y Nagasakí (unos días después) al final de la Segunda Guerra Mundial. La agresividad imperialista, es tal, que no se escatima esfuerzos en desarrollar las más mortíferas armas de destrucción masiva, mientras hacen una verdadera alharaca con los casos de Irán y Corea del Norte. Hoy, por ejemplo, ya se tienen noticias del uso de estas armas en Irak por parte de los EEUU. (6). Sin olvidar que Israel en julio del 2006 arrojó 4 millones de bombas de racimo sobre Líbano y, aún así, el movimiento insurgente Hezbolla se hizo con la victoria.
Sus armamentos espaciales, sobre todo, orientados al espionaje son trascendentales. Los satélites tienen esa misma función. De igual modo los transbordadores, las estaciones orbitales y los sistemas de navegación (GPS norteamericana y GLONASS Ruso). Pero, en sí, EEUU desarrolla una persistente carrera espacial. Se niega a firmar el tratado para limitar la investigación sobre armamento espacial y para prohibir el despliegue de esos sistemas en el espacio. De igual se niega a ratificar el “Tratado de Prohibición de Ensayos Nucleares”
De lo anterior se concluye que la razón última de las burguesías financieras es la guerra. Se sabe, por ejemplo, que la invasión iraquí estaría costando, más o menos, 5 billones de dólares. Sin olvidar que esa monstruosa maquinaria de guerra, al estar en quiebra la economía norteamericana, esta financiada desde el exterior.
Sin embargo aunque es grandiosa la industria de la guerra, no podemos pasar por alto, el hecho de que en la presente coyuntura histórica que se vive, exista una seria crisis militar, observados, sobre todo, en los descalabros que vienen anotándose tanto en Irak como en Afganistán.
En sí, esto está incurso, en el asunto de las contradicciones interimperialistas que avivan muy grandemente esta carrera armamentista desatada con furor por cada una de las burguesías financieras que compiten por el control del mundo.
3.- LA ACTUAL REBELIÓN DE LAS FUERZAS PRODUCTIVAS.
En un contexto, así, sencillamente, es imposible hablar de una revolución industrial en el mundo. Las burguesías financieras están incapacitadas para cumplir semejante tarea. Pero una cosa es cierta: en el mundo de todas maneras se va producir una tercera revolución industrial. Ese es un hecho que no podemos soslayarla. Algunos hablan incluso de los grandes avances informáticos (Internet) como una revolución industrial. Sin embargo es necesario entender que una revolución industrial significa grandes transformaciones, entre ellas, el surgimiento de nuevas capas dominantes, así por ejemplo, la Primera Revolución Industrial significo la ascensión de la burguesía industrial y bancaria y, la Segunda, llevo a la ascensión de la burguesía financiera. Cuestiones que no están observadas en la presente coyuntura. La Tercera Revolución Industrial sobrevendrá en el mundo cuando ocurran cambios radicales, es decir, cuando advenga la revolución socialista y se imponga en el mundo el proletariado como clase dirigente.
Entonces esto demuestra que las burguesías financieras son absolutamente reaccionarias. No hay término medio al respecto. Son clases rentistas, especuladoras, usureras y parasitarias, pero, fuertemente prendidas de los medios de producción. Sus poderes, en el mundo, son inmensos y sus afanes por eternizar la propiedad en torno suyos, son realmente impresionantes. Sus ambiciones son descomunales y, en esas condiciones, esperar de ellas un mínimo desprendimiento para un mínimo desarrollo industrial en los países tercermundistas sería como esperar un milagro inexistente.
En efecto a las principales burguesías financieras no les conviene el desarrollo o algún progreso social en otras regiones que no sean las suyas y, más aún, que no estén controladas y dirigidas por ellas mismas. Esa es la razón por la que las burguesías financieras se conviertan en obstáculos y rémoras a un mayor desarrollo de las fuerzas productivas y por ende a un mayor desarrollo industrial en el mundo. Los países tercermundistas están expuestos a una depredación muy dura de sus riquezas naturales. Simplemente han sido convertidos en países exportadores de materias primas. Vedados por siempre a la industrialización. Atadas a una red de imposiciones que han ido desde abiertas agresiones (invasiones como en el caso de Irak y Afganistán) hasta disimuladas, como las que se practican en la OMC (Organización Mundial del Comercio), incluidos, además, en los TLC. Realmente es monstruosa esta situación. Los pueblos de estas regiones pobres están cansados de tanta injusticia y postergación.
La contradicción entre la producción social y la apropiación individual esta hoy muy encendida. Las grietas de las desigualdades son cada vez más pronunciadas. La vida en los países tercermundistas es francamente muy penosa. No se ajusta a las mínimas reglas de sobrevivencia del ser humano. Son infrahumanas y de guetos. Esto explica, en cierta forma, las gigantescas olas migratorias ocurridas en estas últimas décadas en el mundo, sobre todo, orientado desde estas regiones a los países industrializados. Existe un éxodo masivo hacia esos centros mundiales. Esto es algo parecido a lo ocurrido en los albores del sistema capitalista, es decir, cuando en ese periodo de observaba un éxodo masivo de campesinos hacia las ciudades. Los procesos migratorios se han recalentado en exceso en estos últimos tiempos. Y, cuando eso ocurre, es decir, cuando las burguesías financieras son incapaces de solucionar este asunto, entonces, sin lugar a dudas, estamos frente a un sistema decadente. Por lo tanto las consecuencias mayores de la crisis imperialista la vienen asumiendo desde hace bastante tiempo los pueblos de estos países, aunque también esto ya empiezan a agrietarse en los países imperialistas (EEUU, Europa Occidental y Japón, etc.). La agudización de la lucha de clases es realmente cierta que aviva el despertar de los pueblos.
La burguesía es incapaz de solucionar estos males que aquejan a la humanidad. Su meta es sólo saciar sus mezquinos intereses. No tiene otra opción. Está aferrado a la explotación suicida del petróleo. Sus políticas internacionales están orientadas hacia esa dirección. No cabe en sus planes la producción en función de las necesidades humanas. No piensa, dos veces, en arrojar alimentos a la basura, si estas no le producen beneficios. La burguesía sólo busca la confrontación armada para sostenerse en la palestra internacional como grupo de gran poder mundial. Los imperialistas subsisten sobre la base de la dura y cruel sobreexplotación de los pueblos del mundo entero.
Pero el asunto no es de la buena voluntad o alguna dosis de dadivosidad tanto de la burguesía como de sus acólitos, sino, este es un problema del sistema. Es el sistema capitalista la que esta enferma y avanza a su descomposición. Esta construida sobre una estructura, que llegado a esta etapa, se ha convertido en un claro obstáculo al progreso y el bienestar de los pueblos. La burguesía financiera está aferrada muy duramente al poder y a la defensa de sus intereses por lo que no escatima esfuerzos por oponerse a un desarrollo industrial que conlleve prosperidad en el resto de los países. La burguesía financiera esta sumida en una confrontación suicida por el control del poder y en esa medida su orientación es a la industria militar que le permite desarrollar una carrera armamentista que ya linda con la locura. Obstaculiza todo avance industrial en beneficio de sus propias ambiciones. No hay posibilidad contraria a toda esta situación. El asunto es un problema político e ideológico que se va solucionar con la transformación revolucionaria.
Algunos empiezan a perder visión en cuanto se refiere a la orientación del mundo. Confunden el norte socialista de la humanidad y se preguntan ¿Y, después del capitalismo qué…? Es bueno que ellos entiendan lo injusto que son las relaciones capitalistas de producción actuales, que sepan que el mundo, incluso en su versión evolutiva, avanza irremisiblemente a unas relaciones sociales de producción en contraste de las privadas que tanto daño han hecho a la humanidad. La contradicción entre la producción social y la apropiación privada de esa producción social es sencillamente insostenible. ¿Qué otra relación de producción, que no sea la socialista, puede suplirle a la actual establecida por las voraces burguesías financieras?
Ya en la prensa internacional empiezan a circular algunas notas que dan cuenta de las abismales desigualdades generadas por el sistema capitalista, sobre todo, aquello que refiere a los índices negativos en el crecimiento económico y debilitamiento de las estructuras productivas causantes del desastre económico que hoy se vive en el mundo, con sus secuelas de los despidos masivos y, consecuentemente, el aumento de la desocupación, los salarios de hambre y la pauperización de los pueblos, particularmente, del tercer mundo que algunos llaman, incluso, contradicción entre el norte y el sur, que, evidentemente, muestran lo injusto que son las relaciones capitalistas de producción.
Y, en estas condiciones, el libre desarrollo de las fuerzas productivas se ha visto atascada por estas caducas relaciones capitalistas de producción. No pueden continuar así por mucho tiempo. Entonces, necesitaban oxigenarse y, por eso, a decir de Engels, se han visto obligados ha rebelarse, conduciendo, así, a una crisis de la magnitud que hoy se muestra en el mundo. Sencillamente el mito de la gran economía norteamericana se ha venido abajo. Y, no sólo eso, sino, además, ha entrado en entredicho su propia hegemonía. Los EEUU están en un verdadero descalabro económico (recesión) y político (fenómeno Obama). Toda la fanfarria imperialista acerca de la magnitud del evento de este 15 de noviembre de este año, en el sentido de crear un nuevo Bretton Woods, simplemente, no tiene sentido. Los EEUU no están en capacidad de imponer nada. Cualquier medida que van a implementar va estar desarrollada sólo desde la orbita unilateral e impuesta por su debilidad estratégica.
Las estadísticas que han venido manejando desde hace muchos años han estado manipuladas. En realidad no reflejaban los verdaderos valores e índices que presentaba la economía real. Así fue siempre. Es uno de sus instrumentos de opresión que utiliza la burguesía financiera contra los pueblos. Algunos para escamotear la recesión hablan de varias crisis. Y, la gran mayoría, separan a los especuladles financieros de los Estados imperialistas. Se niegan a aceptar que los especuladores son la crema y nata de los Estados imperialistas. De ninguna manera son sectores ajenos a sus Estados. Eso debe tenerse en cuenta al observar la presente debacle de la economía norteamericana y, en general, la crisis económica que hoy azota el mundo. Otros para minimizar la magnitud de la crisis sólo hacen mención de un billón de dólares esfumados en la presente vorágine de crisis, pero, hay cifras escalofriantes que mencionan entre los 22 y 25 billones de dólares afectados, lo que indica que las sumas destinadas al salvataje son sencillamente ridículas y, el asunto no esta terminado, nos siguen llegando noticias desde las mismas agencias occidentales (por no decir imperialistas) (BBC mundo) que en estas mismas fechas (9 de Noviembre del 2008) se vienen desintegrando las grandes transnacionales automotrices puntales de wall street (General Motors y Ford), por grandes perdidas que vienen sufriendo.
El triunfo de Barack Obama a la presidencia de los EEUU, que para algunos ilusos supuestamente habría sido una concesión al progresismo en el mundo, no tiene sentido. Definitivamente. Más aún marca un nuevo giro en la política norteamericana. EEUU ingresa a un periodo de mayor agresividad. No podía esperarse otra cosa tras la debacle de su economía. El peligro de grandes conflictos esta abierta y es muy latente en estos momentos. Sus fuerzas militares asumen una gran responsabilidad en esta coyuntura. No tiene otra opción. Eso esta descontado de antemano. La ofensiva va estar desplegada, indudablemente, en todos los frentes. En lo económico va seguir aferrándose a la imposición del libre mercado, así sin tapujos, esa es la burguesía financiera que tenemos a la vista, sin escrúpulos de nada. No es nada para ella su escandaloso salvataje. Tampoco el claro desenmascaramiento del papel del Estado, de claro tinte clasista. Va seguir arrastrando a la UE a su antojo. Va seguir socavando a los países asiáticos. La sangría de capitales de estas regiones (ex tigres asiáticos, así como de Arabia Saudita) va seguir corriendo por chorros, tratando de alimentarse, como un vampiro chupasangre, para sobrevivir. De igual modo va seguir succionando capitales de otros países para seguir haciendo funcionar su mercado interno sin importarle en lo más mínimo la situación posterior en lo que van ha terminar estos países. Probablemente reactive su poder antes de que las tormentas revolucionarias lo derriben definitivamente. Pues, es una cuestión de principio y una cuestión elemental, que así como no existe “generación espontánea”, de igual modo el imperialismo no va irse al traste por si solo. El imperialismo va necesitar, de todas maneras, que las fuerzas revolucionarias del mundo, organizadas y dirigidas por sus respectivas vanguardias, las pulvericen. Mientras tanto sus ciclos de expansión se irán tornando cada vez más cortos y sus ciclos de crisis y contracción se harán cada vez más largas y profundas. No hay otra visión contraria a esta situación. Y, eso es así, definitivamente.
Pero en lo inmediato hay tres opciones en el mundo: la del imperialismo norteamericano, el mantenimiento del mundo unipolar. La de las fuerzas emergentes, el mundo multipolar. Y, la de los pueblos y naciones, el cambio social y la transformación revolucionaria.
NOTAS:
1.- Artículo: “Evolución y crisis de la unión europea”, autor: Iñaki Gil de San Vicente, publicado el 22 de septiembre de 2008, en: www.rebelión.org
2.- Artículo: “La crisis de la que poco se habla”, autor: Rita Calvario, publicado el o3 de noviembre de 2008, en: Esquerdad.net y en: www.rebelión.org
3.- El materialismo Histórico. F.V. Konstantinov. Editorial Grijalbo. S.A. 1956. Impreso en México. (Capitulo III).
4.- Artículo: “Armas, paramilitarismo y agresividad imperialista”, autor: Enrique Muñoz Gamarra, publicado el 22 de marzo de 2008 en: www.voltairenet.org
5.- Noticia aparecida en: Rodong Sinmun, el 20 de octubre del 2008 (ATCC) y publicada en Internet en: Agencia de noticias Korean Central (KCNA).
6.- Artículo: “La acusación de un veterano del ejército. EEUU lanzó una bomba nuclear en Iraq”, autor: Mauricio Torrealta, en RaiNews24, publicado el 09 de Octubre de 2008 en: www.rebelión.org
*Sociólogo, analista político e investigador peruano. Especialista en asuntos internacionales. Hoy trabaja en forma independiente.