Hoy jueves 15 de enero a las 4 y 40 minutos de la tarde, el señor presidente Chávez se refería a las pérdidas electorales en Caracas, Carabobo y Táchira, indicando el escaso margen que permitió el SÍ VOLVERAN de las momias adecopeyanas al poder. Dijo que perdimos por escaso margen de 40.000 y hasta 100.000 votos (en Táchira fue por mucho menos) y que eso se debió a la abstención chavista que no quiso ir a sufragar a favor nuestro, de la revolución incipiente. Hasta ahí el análisis es perfecto, acertado y bien confeccionado. Usted debe saber, estimado presidente, que existen tres (3) tipos de abstencionistas en el país: El abstencionista pro chavista, el oposicionista y el ni-ni. En los tres casos hay coincidencias de origen y efecto. Considero al abstencionista ni-ni como un caso muy difícil de recuperar en un porcentaje importante. El oposicionista desilusionado con sus "líderes" es caso perdido en más del 99%; son muy pocos los que despiertan conciencia y revierten su opinión política.
Pero analicemos un poco el abstencionista pro chavista. Conocemos muchos ejemplos de miles de compatriotas que votaron por Chávez en 1998 y poco tiempo después se decepcionaron, según ellos, por diversas causas que no es el caso estudiar, sobre todo cuando pretenden que en año y medio Chávez hubiese resuelto todos los problemas del país. Eso ya no es utopía, es ignorancia extrema. La inmensa mayoría de esa gente está en la acera de enfrente de lado del pasado facista, terrorista, neoliberal, lacayo y egoísta.
En la reelección presidencial de 2006, ganamos con unos 7.300.000 y tantos votos. En las recientes elecciones regionales de alcaldes y diputados alcanzamos unos 5.600.000 votos. Por simple aritmética, "nos faltan" unos 1.7 millones de papeletas que no pasaron por las máquinas del CNE. ¿Dónde están esos votos? Están en las respuestas que diputados (regionales y de la AN), alcaldes, gobernadores, ministros, Fiscalía y poder Judicial no han podido dar al pueblo que reclama hechos concretos en servicios públicos, especialmente en el suministro de agua y recolección de basura. Están en la fallida política de fabricación de viviendas, de las cuales tenemos un déficit de casi 2 millones, sin contar los ranchos miserables que deben ser sustituidos por viviendas dignas. Están en la decepción por las mafias de Mercal, por la mala política del actual ministro de salud que no permite un salario digno a nuestros médicos, en el descuido con el personal que labora en la Misión Barrio Adentro. Están en los manejos burocratísimos del ministerio de educación que no consigue aprobar el contrato colectivo. Están en los abusos de la oposición facista que mata gente afecta al proceso y la mayoría de los casos quedan impunes. Están en los abusos delictivos que cometen los medios de comunicación y no se les sanciona de ninguna forma, o sea, hacen lo que les da la gana. Están en los bolsillos roídos del ciudadano común que es víctima de la dictadura privada, la cual aumenta los precios como quieren sin ninguna punición. Están en los millones de compatriotas víctimas de la inseguridad que nos arropa tenebrosamente y no se adopta una política de estado de emergencia. El ejército y la Guardia Nacional deben salir a la calle y no estar engordando en los cuarteles haciendo no se qué. Están en aquellos venezolanos que no son asistidos por los alcaldes inflados de poder que no caminan por las calles para saber lo que en realidad pasa en sus municipios. Están en la desidia burócrata de los diputados de la Asamblea Nacional que cobran altísimos salarios y no aprueban con celeridad leyes cruciales para el desarrollo social. ¿Un ejemplito? La ley de policía nacional. Están en la inflación grosera que la empresa privada nos impone y no hay gobierno que los detenga. ¿Un ejemplito? Los alimentos disfrazados con aditivos y/o empaques y los vehículos con sobreprecios de más del 50%. Están en la desilusión por no ver castigados a funcionarios del alto gobierno que cometen serios errores y continúan campantes en las calles luciendo sus despampanantes camionetas 4x4, o que fracasaron en sus gestiones como alcaldes o gobernadores y se les premia con un ministerio, etc.
Allí tiene, señor presidente, el grueso de las causas de la abstención que va creciendo en los diferentes procesos electorales. Ya no se devane más los sesos, querido presidente, baje un poco más para escuchar al soberano y tome cartas en el asunto, sobre todo con varios de sus amigos que desde Miraflores le tiran la burra pal monte. Escuche.
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