…Que yo sabré obedecerle”. Frases que sintetizan el primer mensaje del Presidente Hugo Chávez una vez conocido el boletín oficial del CNE.
Oportuno porque permite vislumbrar el arranque de la nueva etapa que inicia el Proceso Revolucionario. El compromiso de Chávez con el pueblo, jurado esa noche en el marco de la subordinación y obediencia: “¡Soldado soy, Uds. son mi Jefe! ¡Soldado soy del pueblo!”, nos coloca en el punto de partida para re-acelerar la transferencia de la toma de decisiones a las comunidades organizadas y al ineludible cambio de estructura reflejado concretamente en la suplantación del Estado reformista de la IV República.
Como parte del pueblo y observador de los fenómenos sociales, estimo que lo expresado por el Presidente calza con precisión en el concepto de Traslación Revolucionaria, cuya materialización se plantea en 5 líneas de acción estratégicas: (i) formalizar la capacitación y formación político-ideológica de toda la militancia del Proceso; (ii) sustituir el Estado Reformista por las nuevas instancias del poder popular; (iii) establecer por la vía de la práctica revolucionaria las nuevas relaciones de producción transformando estructuralmente los factores capital y trabajo; (iv) la conversión plena del partido de gobierno en instrumento del pueblo; (v) reforzar la estructura y la concepción revolucionaria del nuevo pensamiento de la defensa integral colectiva.
Calza también la Traslación Revolucionaria con el relanzamiento de las tres R. Es pertinente revisar por qué no ha operado la transferencia de la toma de decisiones a las comunidades organizadas y por qué las estructuras del mando regional y local no estimulan la concepción socialista en la cotidianidad de las entidades sociales. Es necesario para la realidad de la Revolución descongelar la vigencia permanente del poder constituyente, como expresión primaria del socialismo, tránsito obligado en la concreción del cambio de estructura.
Es propio de la Traslación Revolucionaria la lucha permanente contra la resistencia que produce la burocracia contra-revolucionaria dentro del Estado. No veo que exista diferencia alguna entre la Colomina entrevistando a Baltazar Porras y los elementos enquistados en las estructuras del Estado que alteran, sabotean, retardan, persiguen e intentan aniquilar a la Revolución. Creo, por citar un solo ejemplo, que los apagones frecuentes que se dan a nivel nacional más allá de la excusa de la ausencia de inversión para la producción de energía durante los años de la IV República sea la causa real de ese hecho. Más me convence que es consecuencia de la contra-revolución interna. Cito lo que experimenté en Cadafe el miércoles 11/02 al asistir a un evento ideológico convocado por el comité del SI de la empresa y la gerencia no autorizó al personal de trabajadores a bajar al auditorio a escuchar el análisis que iba a desarrollar sobre la enmienda.
La Traslación Revolucionaria es la transferencia del poder a las comunidades organizadas de una manera viable y consciente. Es además arrancar de raíz todo componente orgánico heredado de la IV República y transformarlo en elemento de política pública manejable por la base social organizada, capacitada e ideológicamente identificada.
Ya es el momento. Por eso cobra fuerza lo que destacó el Presidente esa noche: ”¡Aquí estoy parado firme! Mándeme el pueblo! ¡Que yo sabré obedecerle!”. Eso es el estímulo a la solidificación del poder popular.
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