El Keynesianismo ha sido una estrategia burguesa apologizada por aquellos
empresarios de elevado giro financiero y energético. Estos le temen el
derrumbe del sistema capitalista ante la presencia de muchos medianos y
pequeños empresarios amenazados de ruina. La defensa del keynesianismo y
su implementación tuvo al empresario inglés John Maynard Keynes a la
cabeza. Digamos que él mismo fue su autor material e intelectual.
Oficial y paradójicamente, esta política económica intervencionista, o
antiliberal, por así decirlo, viene aplicándose con mucho éxito desde hace
más de 60 años. Su oportuno caldo de cultivo fue una Europa devastada al
término de la Segunda Guerra Mundial (siglo XX), y en paralelo, lo fue
la existencia de una sobreproducción real y potencial alcanzada por la
"próspera" industria norteamericana. Una guerra que fue consecuencia de
anteriores crisis económicas, en una suerte de causas y efectos
exponencialmente cíclicos que cual pirámide espiralada con fauces
agigantadas con cada vuelta que van engendrando las crisis precedentes.
También es un hecho notorio que desde hace sus buenas décadas la
literatura económica se ha enriquecido con los detalles de semejante
estrategia, habida cuenta de que mediante ella se ha "garantizado" la
supervivencia y retoma del mismo sistema burgués cada vez que este se ve
amenazado de extinción, pero que, cual maldición sisifiana suele
recomponerse a partir de sus propios deshechos.
Los políticos inescrupulosos llegados al poder con el financiamiento de la
misma oligarquía nacional, misma que funge de testaferros económicos
natos de la alta oligarquía internacional, han visto en el Gasto Keynesiano
un filón de corrupción que les ha garantizado el más nauseabundo
enriquecimiento legalista y democrático y "soberanamente" constitucional.
Hasta por las piedras es conocido que por cada dólar invertido
keynesianamente los corruptos terminan embolsillándose otro dólar o más
dólares con cargo al sudor presupuestario y tributario de los ciudadanos
trabajadores.
A continuación damos una apretada síntesis de lo que podríamos llamar:
Eficaz terapia para el Capitalismo en su fase transnacionalista:
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ocupación, el interés y el dinero" ((1936), en el que se expone la teoría
del "capitalismo regulado.
La esencia de la teoría keynesiana estriba en que el Estado burgués, con el
fin de conservar y consolidar el régimen capitalista, debe intervenir
activamente en la vida económica y asegurar elevadas ganancias a los
monopolios capitalistas más importantes. Para ello, a juicio de Keynes, hay
que fundar y ampliar empresas capitalistas a cuenta del presupuesto estatal,
hay que prestar ayuda financiera a los monopolios.
No es pequeño el papel que confiere Keynes al desarrollo de las industrias
de la guerra con el fin de aumentar el empleo de la población y disminuir el
crecimiento del paro forzoso1. Para llevar a cabo estas medidas, Keynes y
sus partidarios proponen elevar los impuestos que pagan los trabajadores,
intensificar más aun el trabajo de los obreros.
Desde el punto de vista de Keynes, las crisis económicas pueden superarse
regulando la circulación monetaria2. Para que se eleve la ocupación y se
amplíe la producción, propugnaba Keynes que el Estado asegurara el
incremento de la rentabilidad disminuyendo el salario real de los
trabajadores3, redujera el tipo de interés, recurriera a la inflación4,
mantuviera una política de militarización de la economía a costa de los
recursos estatales, aumentara los gastos con otros fines no productivos5.
Entendía Keynes que el Estado burgués puede reducir el paro forzoso si se
regula el consumo6, la inversión de capital en la producción y el nivel del
tipo de interés.
Keynes y sus partidarios se han manifestado como apologistas del capitalismo
monopolista de Estado7. Al mismo tiempo propugnan que el Estado burgués
utilice a los desocupados en obras públicas que han de contribuir a que se
incorpore fuerza de trabajo adiciona y a que aumente la demanda de artículos
de consumo. Bajo el capitalismo los consumidores fundamentales son las masas
trabajadoras, y sólo es posible aumentar en gran escala la demanda de bienes
de consumo elevando el bienestar de las amplias masas populares, cosa que
el keynesianismo no prevé. Carecen de bases científicas las tentativas de
los keynesianistas en el sentido de explicar por motivos psicológicos8,
las crisis de superproducción, las fluctuaciones de los precios en el
mercado, etc., así como asignar al tipo de interés un papel extraordinario
en la economía del mundo capitalista.
Las concepciones económicas de Keynes figuran en la base de la teoría de la
"economía dirigida", teoría difundida en el mundo capitalista, y que han
incorporado también a su arsenal los socialistas de derecha y los
revisionistas8. >> Tomado de: Multiautoría, "Diccionario Marxista de
Economía", Ediciones de Cultura Popular, México, 1979.
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1) Paro forzoso: Cuota inevitable de desempleados derivada de una oferta de
trabajo convencionalmente mayor que su demanda.
2) Regulación monetaria: Control de cambio de divisas a fin de que sean
filtradas con preponderancia hacia la alta oligarquía en su condición de
mejor postor. Los mercados "negros" surgen y se alimentan con cada CC.
Obsérvese que estos mercados carecen de control y curiosamente sus agentes
no son perseguidos por el Estado.
3) Disminución del salario real: El poder de compra del salario está en
función de los precios de la oferta, y estos lo están en función del
poder adquisitivo de la moneda nacional respecto de las divisas mundiales y
capitalistamente fuertes, dólares, libras, euros y afines. Esto despeja
cualquier duda acerca de la antipopular y proburguesa defensa a ultranza que
suele anidarse en la mentalidad infantil de muchos defensores de las
"devaluaciones del bolívar" (caso venezolano).
Imperialistamente, keynesianamente, "entre gallos y..." en los pacatos y
aristocráticos hoteles Bretton Woods se decidió adoptar el dólar como
referencia básica calculatoria para el valor de todas las demás monedas del
mundo capitalista.
Tan pronto fue endiosada la moneda fiduciaria y sacado del juego el "patrón
oro", la paridad monetaria nacional de los países carentes de autonomía
económica fueron enraílados a la cola de un dólar cada vez más empobrecido
e inorgánico.
Por cierto, la cuantiosa y nominal ayuda monetaria que hoy hace el gobierno
de USA a la banca principal es en moneda megadevaluada, y de allí su
abultado monto nominal.
4) La inflación. Se trata de un mecanismo crónico, recurrente, y derivado
del carácter inorgánico del dólar y demás monedas atadas a su
convertibilidad.
5) Gastos no productivos. La impune y descontrolada malversación de fondos
es un buen ejemplo de ellos. El empleo burocrático proselitista es otro b.
ejemplo.
6) Regulación de consumo: Se refiere a su orientación unidireccional, según
decisiones del Estado, para favorecer empresas de dudosa rentabilidad, hoy
llamadas e. intoxicadas. La bancarización del salario y demás pagos
burocráticos a través de la banca privada es un ejemplo.
7) Capitalismo monopolista de Estado: Las nacionalizaciones revestidas de
socializaciones dan cuenta de esta modalidad de intervencionismo estatal. Y
8) Un keynesianismo inductor de la "economía (capitalista) dirigida":
Obsérvese el copioso acervo de términos marxistas y leninistas que usual y
aspaventosamente adorna el discurso de los reformistas y derechistas
conductores de esos socialismos de laboratorio. Buscan con ellos ayudar a la
supervivencia rentable de un sistema ya predestinado a morir, pero
susceptible de "terapias intensivas" o de intubaciones varias.
Las manifestaciones populares parisinas de ayer, 19/03/2009, nos mostraron
una masa de trabajadores que solicitaron el cese de la política keynesiana,
buena para alimentar el capital dinerario de los empresarios venidos a
menos, y su reversión en ayudas directas a la masas de los consumidores
potenciales representados por los trabajadores empleados y desempleados y
sin reservas monetarias suficientes para enfrentar las calamidades
económicas que se avecinan.