A ciento catorce años de la muerte en combate del líder político y Apóstol de la independencia de Cuba, José Martí Pérez, en toda la América Latina y el Caribe, hoy más que nunca, se siente su presencia, se percibe su fuerza moral, se aprecia su visión estratégica, se valora su capacidad de liderazgo, se recuerdan sus palabras de aliento humano, nunca se olvidan sus sentencias antiimperialistas y siempre se recuerda su ética social. A nuestra mente acuden y se agolpan, ante muchos hechos de la vida social y política diaria, sus imágenes, sus símiles y sus metáforas, siempre muy pedagógicas y formadoras de ideología, porque Martí ha sido el gran maestro de revolucionarios y de constructores del socialismo, en pleno inicio del tercer milenio de nuestra era y donde parece que se está dando nacimiento a la verdadera historia de la humanidad con el abrazo que gran parte de ella le viene dando al socialismo. No todos los pueblos han tenido la dicha de conocer profundamente el pensamiento y la obra de sus próceres, como la está teniendo Venezuela y como la tuvo Cuba desde 1959. La dicha avanza por América, sin dudas, gracias a los nexos o enlaces generacionales, quienes como Fidel, Chávez, Evo, Daniel, Correa, se dedican a rescatar la historia.
El nexo o enlace generacional con José Martí, las generaciones actuales deben reconocerlo en el Comandante Fidel, quien desde el centenario del nacimiento de José Martí, el Apóstol de Cuba, a pocos meses del sangriento golpe de Estado batistiano de 1952 y frente a sus verdugos, puso en alto – en aquel juicio del Moncada- las enseñanzas del Apóstol, cuando parecía que “volvería a morir” a causa de esa oligarquía proimperial interesada en borrar la historia de los pueblos y de sus líderes.
Fue José Martí, ese gran poeta y escritor, intelectual en la década de los ochenta del siglo XIX, quien pudo unir a varias generaciones de combatientes por la independencia con la fuerza trabajadora y obrera, inmigrantes y no inmigrantes, para reiniciar en febrero de 1895 la última etapa de la guerra contra España para liberar a Cuba. Los experimentados generales, luego de apreciarle su inteligencia al conformar el Partido Revolucionario Cubano y alcanzar grandes éxitos en la preparación para la guerra de liberación, le reconocieron sus capacidades de liderazgo y lo nombraron General en Jefe, y como tal, asumió su papel, sin haberlo entrenado nunca ni tenido tiempo tampoco para prepararse, y cayó abatido un día como hoy, el 19 de mayo de ese año en uno de los primeros combates contra las tropas españolas, “de cara al sol”, como lo auguró en sus Versos Sencillos.
En las raíces ideológicas y políticas del pensamiento y paradigma martiano, desempeñó un papel formativo la gesta y el pensamiento de Simón Bolívar. Ambas provocaron siempre en Martí las más bellas de sus evocaciones patrióticas para dar fuerza creativa a lo que el llamó “Nuestra América”. Para Martí, Bolívar era el Padre, el gran Maestro, el progenitor mayor de nuestras naciones. Y fue Venezuela la madre patria de Bolívar. De aquí su compromiso histórico con Venezuela. Significó tanto para Martí que fue hablando del impacto del pueblo venezolano en él lo que le llevó a exclamar una de sus grandes y famosas máximas: “Hacer es la mejor manera de decir” (1). Martí fue un enlace generacional entre Bolívar y las generaciones cubanas que subieron a la Sierra Maestra y vencieron en Playa Girón.
Fue justificando su edición de la Revista Venezolana por lo que Martí –estando en Venezuela- escribió y abogó por la unidad entre las generaciones. “Son las letras –reconocía Martí- como madres generosas sobre cuyas rodillas se apaciguan las fugaces querellas de sus hijos”. Martí quiso hacer en Venezuela lo que Bolívar dejo sin hacer, comenzando por unir y reunir, y por ello decía siempre: “la generosidad congrega a las gentes, la aspereza las aparta”.
Fueron de estas ideas martianas de donde Fidel se nutrió para su mejor estrategia de formación ideológica en Cuba. “A nuestro pueblo le decimos: lee, no cree” ha recordado en muchas ocasiones Fidel en su larga vida de líder de pueblos. Pero en ese pensamiento martiano también están las raíces ideológicas de Bolívar quien reconocía en la “moral y las luces” las principales virtudes de las nuevas repúblicas independientes.
Hoy, todo ello, la Revolución Bolivariana –síntesis de otras revoluciones sociales- lo ha convertido en política de estado pues como proceso de transformaciones profundas, es fruto del efecto de muchos enlaces generacionales, algunos de ellos coexistiendo en el tiempo, gracias, sobre todo, a la extensión de la esperanza de vida que las revoluciones han llevado a sus pueblos. Abuelos y abuelas que siendo jóvenes salieron a las calles a solidarizarse con la Revolución Cubana, o para enfrentarse a la represión adeco o copeyana, y escuchaban en las noches a Radio Habana Cuba, constituyen hoy piezas claves, en muchas familias, sobre todo para que sus jóvenes nietos comprendan cabalmente el significado de lo que hoy impulsa y realiza el líder bolivariano y martiano Comandante Chávez junto a todo el pueblo, entre ello, la alianza solidaria venezolano-cubana para impulsar el ALBA y neutralizar al imperio.
Es precisamente Chávez un destacado e importante nexo generacional para darle continuidad a la revolución social en Nuestra América, pues con esa maestría que lo caracteriza ha dirigido, garantizado y acompañado al pueblo en infinidades de obras hechas para todos, entre ellas, hacer renacer y proyectar mundialmente a Bolívar y a muchos padres de la independencia, y viene rescatando para las nuevas generaciones, el legado de todos aquellos hombres y mujeres que como José Martí, cayeron defendiendo a la Patria y cumpliendo su juramento de “libertad o muerte” o de “patria o muerte”, no como violencia para otros, sino como decisión personal de valentía, de amor al prójimo y de dignidad humana. ¡Quien esta dispuesto a morir por la Patria, precisamente está defendiendo la vida de todos!. Martí lo demostró un día como hoy.
La obra, el ejemplo y el pensamiento de José Martí ha conformado todo un paradigma que viaja por el tiempo, y entre las generaciones, por calles y montañas, por universidades y por escuelas, y por ello perdura en la vida. Ahora, llega a las estrellas, gracias al Satélite Simón Bolívar. Así es la vida de grata. Así es la vida que soñó Martí, el apasionado admirador, defensor y seguidor de Simón Bolívar.
¡Honor a la obra y al pensamiento de José Martí! ¡Gloria al gran bolivariano!
¡Vivan los Fundadores de Nuestra América!
(*) wongmaestre@gmail.com