Apuntes para la elaboración de una estrategia revolucionaria, bolivariana y socialista en tiempos de traición.
A estas dos 'capas' dentro de la clase propietaria de los medios de producción se contrapone de manera antagónica la vasta mayoría de una población trabajadora cada vez más empobrecida, cada vez más sub- y desempleada, especialmente a partir de los años 80, con cero perspectivas de encontrar un trabajo duradero, ni mucho menos prosperar y vivir dignamente. Entre estas dos grandes clases antagónicas se encuentra una clase intermedia, que antes de la crisis de los 80 y gracias al modelo rentista se caracterizaba por un alto nivel de vida materialmente hablado, ya que 'espiritualmente' estaba sumergido en la imitación desenfrenada del consumismo y 'entretenismo' estilo norteamericano. Aún cuando hoy en día y bajo el gobierno del presidente Chávez esta clase media ha prosperado de nuevo y ha engrosado sus filas por los nuevos ricos', mantiene, en su mayoría, un rechazo 'cultural' contundente hacia las clases pobres y trabajadoras, a cuyo creciente protagonismo en la vida nacional lo percibe como una amenaza para su estatus social y como un insulto a su cosmovisión racista y elitesca de la sociedad venezolana.
Ahora bien, los que han conformado la base clasista del proyecto revolucionario y bolivariano del presidente Chávez, han sido en primer lugar los pobres, esto es, las clases humildes, trabajadoras y también campesinas. A ellos se les suman todos aquellos que desde las demás clases sociales apoyan por convicción anticapitalista, por motivos humanos y éticos y por motivos de indignación ante un modelo de sociedad objetivamente inviable, la gestión del Presidente y su llamado a inventar el 'socialismo del siglo XXI', termino que lamentablemente ha sido la fuente de una gran confusión acerca del modelo de sociedad que se quiere construir.
¿De dónde venimos?
Recordemos que la Revolución Bolivariana inicialmente planteó la refundación de la República mediante la convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente, con el firme propósito de desmantelar las viejas estructuras del poder representadas por el Pacto de Punto Fijo, pero sin intenciones de salirse del marco general del modo de producción capitalista reinante en Venezuela, América Latina y el mundo. Su fundamento ideológico fue el llamado 'árbol de las tres raíces1 que data de los años 80 y que se apoya en una raíz bolivariana, zamorana y robinsoniana, respectivamente. La raíz bolivariana se refiere a los conceptos de libertad, justicia e igualdad social y a la cosmovisión geopolítica de una América Latina integrada en una sola nación, tal y como lo soñó Simón Bolívar; la raíz zamorana se refiere a la noción de tierras y hombres libres y a la unidad cívico-militar propuesta por Ezequiel Zamora; y la raíz robinsoniana hace referencia al clamor por ser originales y auténticos en la construcción de nuestros propios modelos de sociedad, tal y como lo exigió Simón Rodríguez.
Así fue como en lo económico y social se trazó un plan de desarrollo nacional basado en los denominados 'cinco ejes del equilibrio', estos son, el económico, político, social, territorial e internacional, que le permitieran al país avanzar hacía su soberanía plena sobre un programa estratégico que lograra salirse del marco de la dependencia y de las prescripciones neoliberales de los organismos financieros internacionales como el Banco Mundial y el FMÍ. Los objetivos principales de este proyecto de desarrollo nacional fueron el fortalecimiento del Estado como factor regulador en materia económica, financiera y social, y con ello la redistribución del ingreso nacional a favor de las clases humildes en el marco de una democracia participativa y protagónica que procuraba 'darle poder a los pobres' para acabar con la pobreza. Además y en materia de las relaciones internacionales, se buscaba el fortalecimiento de la soberanía nacional en el marco de la construcción de un mundo pluripolar. En este sentido, la introducción de una serie de leyes habilitantes en materia energética, agraria, económica, financiera, política y social a inicios del año 2002 para impulsar la nueva sociedad, se inscribió al marco de un proyecto de carácter reformador con miras a erradicar la grave injusticia social existente en el país y así fortalecer la paz social que había eclipsado aquél trágico 27 de Febrero de 1989, que se había convertido en el gran catalizador del Movimiento Revolucionario Bolivariano 200 y que culminaría en la elección de Hugo Chávez a la presidencia de la República una década más tarde.
La reacción de la desplazada clase dominante puntofijista y de sus aliados internacionales frente a las 49 leyes habilitantes, como era de esperar, fue extremadamente violenta y se materializó en el golpe de Estado de 2002 y el paro-sabotaje petrolero de 2002-2003. Ante el fracaso de sus métodos descaradamente violentos, la oposición jugó al chantaje y al engaño para poder abrir el referendo revocatorio del año 2004, del que el Presidente salió victorioso. Así es como, impulsado por los latigazos de una oposición fascista que en nada aceptó el nuevo proyecto reformista de país, Chávez, a comienzos del 2005 y en ocasión de la conmemoración de otro aniversario más del 27 de Febrero, llega a la conclusión de que la anhelada justicia social no se deja realizar en el marco del capitalismo, al que ha llegado a considerar como un sistema esencialmente inhumano. Es por ello que lanza entonces la famosa consigna de 'inventar el socialismo del siglo XXI' y llama a abrir un gran debate nacional para conocer y recoger todas las ideas en torno a este tema en el marco más amplio posible.
En lo que respecta su propia visión o definición del 'socialismo del siglo XXT, a grandes rasgos, podemos afirmar que el presidente Chávez parte de un imperativo moral que nace de la indignación que cada ser humano - si es que todavía le queda algo de humano - debe sentir ante tanta injusticia social y miseria humana generada por el capitalismo. En este sentido el Presidente ha concluido que el 'nuevo socialismo del siglo XXI' debe constituirse de las enseñanzas del cristianismo originario, de las experiencias y modos de vivir de nuestros pueblos indígenas, así como del pensamiento de nuestros próceres libertadores tal y como reflejado en el 'árbol de las tres raíces'. En el plano político, el socialismo del siglo XXI debe manifestarse en ur democracia participativa y protagónica, expresión a s vez del verdadero poder popular, mientras que el plan económico debe fomentar el cooperativismo, la libi asociación de los productores, la propiedad colectiva la banca popular y los núcleos de desarrollo endógeno sin que se descarte, sin embargo, la continuidad d la propiedad privada de los medios de producción Lo que hay que destacar aquí, tal y como el mismo Chávez lo ha reiterado innumerables veces, es que aún cuando el Presidente no tiene una definición acabad; del 'socialismo del siglo XXI1, lo percibe en primer lugar como un 'socialismo bolivariano y latinoamericano' De igual manera, Chávez ha puesto énfasis en que el 'socialismo del siglo XXI' no es marxista, lo que no quiere decir que Chávez no tenga aproximaciones a socialismo científico, algunos de cuyos aportes teóricos ha reconocido públicamente.
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