Las ideas de Lenin acerca de la concientización de las masas
¿Qué es lo que falta por lo general en los movimientos de masas de los trabajadores para que asuman un carácter verdaderamente revolucionario, anti-capitalista, marxista? En función de aclarar esta interrogante y volviendo a las ideas de Lenin, este, al igual que Rosa Luxemburgo, investigó muy cuidadosamente la relación entre la espontaneidad de las masas trabajadoras y la política económica, por un lado, y por el otro la relación entre la espontaneidad de las masas y la teoría y praxis revolucionaria bajo condiciones de una aguda represión en los países no metropolitanos económicamente débiles, por ejemplo, en el Imperio Ruso. Derivado de las condiciones específicas de su época llegó a la conclusión lógico-dialéctica que los movimientos espontáneos de masas de la mayoría de las clases trabajadoras oprimidas no asumirían un carácter marxista revolucionario sino más bien tenderían hacia una política de conciencia sindical (democrático-burguesa).
Según Lenin, el mero activismo espontáneo de los trabajadores, sin embargo, puede llevar muy fácilmente al estancamiento mental y a la debilitación psicológica debido a un constante bombardeo con la añeja ideología, religión, cultura y moralidad por parte de la clase dominante. Como ya sabemos, hoy día todas estas armas sofisticadas de destrucción masiva, del holocausto mental, cuentan con una estructura más variada y sus propios creadores cuentan a su disposición gigantescos medios y recursos, medios de comunicación internacionales, educación lógico-formal, relaciones amo-esclavo, para perpetuar los intereses de la clase dominante. Al contrario que los obreros y sus organizaciones, los capitalistas cuentan con arsenales inconmensurables de guerra psicológica, más medios para la diseminación de propaganda contrarrevolucionaria, mecanismos represivos, intrigas, engaños descarados y grandes mentiras.
Lenin postuló que la tendencia hacia la conciencia sindical, en vez de una conciencia de clase, hacia la 'liberación' dentro del marco capitalista, dentro del proceso de trabajo explotador, debe combatirse de dos maneras interconectadas, de manera de permitir que los movimientos obreros espontáneos y el socialismo científico y filosófico se fundan en un solo movimiento combativo proletario-revolucionario.
El lo enfatizó así: primero, replantear la teoría revolucionaria en su justa proporción y sometiéndola a una revisión práxica constante, y segundo, intensificar la información y agitación científica revolucionaria entre las masas explotadas y dominadas no sólo con el objeto de desvelar y denunciar las condiciones económicas de vida, sino también lograr una educación política total de las masas.
En este sentido, podemos afirmar que la revolución bolivariana, por medio de sus misiones educativas y de capacitación, ha logrado un tremendo paso hacia adelante en esta dirección, en contra del férreo control de la educación por parte de la reacción. La relevancia de las ideas de Lenin para nosotros hoy en Venezuela radica en lo siguiente:
a) Los movimientos espontáneos de masas de los oprimidos (huelgas, sublevaciones, rebeliones, protestas populares etc.) No pueden igualarse mecánicamente con una conciencia revolucionaria o con una conciencia de clase trabajadora.
b) Los actos espontáneos de las masas, resultado de una coyuntura específica, corren peligro y efectivamente han sido secuestrados por el reformismo y la misma ideología y práctica burguesa, ya que no se permite a las masas a avanzar y aprender y formular su propia estrategia y táctica para una praxis y teoría revolucionaria, sino se imponen 'desde arriba' unos programas pre-formulados que apuntan siempre hacia un consenso de clases y que proclaman el respeto a la propiedad privada de los grandes medios de producción sociales. Este tipo de secuestro reformista sólo puede combatirse, según Lenin, con la unidad de la educación y lucha teórica, económica y política establecida conscientemente en el marco de la lucha de clases.
El peligro de que la praxis se divorcie de la teoría
La teoría revolucionaria debe comprobarse aquí en una nueva situación que difiere considerablemente de las condiciones europeas o asiáticas, lo cual quiere decir que primero debe concentrarse en un análisis de la realidad venezolana y latinoamericana para que no degenere en mero dogmatismo y se vuelva una caricatura del socialismo que no es ni puede ser otro que la negación científica del capitalismo, lo cual abriría la posibilidad emancipatoria de un 'éxodo' de este 'valle de lágrimas' u orden mundial.
Durante el siglo XX muchos marxistas en Venezuela, Cuba y América Latina tuvieron grandes dificultades al tratar de traducir sus análisis contemporáneos en una efectiva ilustración y agitación de las masas y al desarrollar métodos, tácticas y estrategias adecuadas para la emancipación global. En el pasado, el problema consistía en que la teoría revolucionaria tuvo que mantener su independencia y fortalecerse contra las influencias ideológicas que surgían de las alianzas tácticas con otras clases sociales, especialmente con el campo democrático-liberal. En el presente, el problema consiste en que la teoría revolucionaria, sin dejar de ser anti-capitalista por supuesto, tiene que bañarse con las condiciones especiales en las que nace y prospera la revolución bolivariana, latinoamericana, y agarrar la fantasía y los sueños de las masas en nuestras latitudes, despertando y fomentando a su creatividad para encaminar la revolución hacia un verdadero y consecuente anti-capitalismo.
Al respecto, en nada sirven las órdenes permanentes que emanan 'desde arriba', los decretos, programas y estrategias trazadas 'desde arriba' que tienen más bien un efecto contrario al reprimir la espontaneidad y una sana capacidad de reflexión crítica sin censura.
Inter alia, el impacto combinado de estos factores ha desacelerado, hasta ahora, una efectiva praxis y teoría socialista de los trabajadores venezolanos, la condición sine qua non para la urgente formación de un verdadero partido socialista de vanguardia que tiene la tarea histórica de llevar a la revolución bolivariana más allá del reformismo democrático-burgués, hacia la victoria socialista emancipatoria global.
Si se sigue impidiendo el fermento, la reflexión crítica y la creatividad desde las bases y si se siguen prescribiendo las cosas desde arriba, el movimiento revolucionario en Venezuela corre el peligro de no sólo dividirse en dos sino en muchas partes, y así dejar el camino preparado para una fácil victoria contrarrevolucionaria o para una devastadora guerra civil, según el viejo lema imperialista: divide et impera.
La teoría marxista no es dogma y basándonos en principios científicos y filosóficos, en la era de la globalización, debemos desarrollar nuevos aspectos para hacer frente a una nueva realidad. Esto nada tiene que ver con 'innovar' el marxismo, ni tampoco tirarlo al 'basurero de la historia', ni con 'reformarlo' en un sentido revisionista como para recoger al azar cualquier ideología anticuada para darle un nuevo impulso al capitalismo. De lo que se trata es que simplemente tenemos que estar a la altura de los múltiples retos que nos impone el capitalismo globalizado en su fase de colapso y destrucción violenta.