Nuevos retos, nuevas realidades, nuevas escaramuzas del enemigo externo e interno, se despliegan ante la reorganización del PSUV. Se trata de superar los “entuertos”, errores y desviaciones que acompañaron a la organización desde su fundación. En este sentido hay aspectos que no podemos perder de vista a la hora de hacer este análisis. El PSUV nace como partido político “para ejercer el poder” Y “construir el socialismo” en unas circunstancias históricas en las que día a día hay que enfrentar al enemigo de clase, jugar el juego que él impone, mientras tratamos de avanzar a niveles superiores de participación popular, de construcción del Poder Comunal que le den organicidad al socialismo del Siglo XXI y poder sustituir definitivamente las condiciones de la dominación hegemónica burguesa y el modelo de la alienante democracia liberal burguesa con el que se enmascara dicha dominación.
Es mucho lo que hemos avanzando en cuanto a la conciencia popular socialista desde 1.999 hasta hoy, pero, es mucho lo que falta por hacer. Después del triunfo del “SI”, el PSUV se ha planteado la tarea de recomponer la estructura de sus bases y superar la desorganización y parálisis de los batallones “dinosauricos”, cuyo tamaño los hacia poco operativos e inefectivos para el trabajo político. Hoy se trata de un nuevo agrupamiento” Ya no serán 300 ó 100, sino “patrullas” de 20 hasta 30 militantes, con reuniones periódicas cada 15 días, con asistencia obligatoria, con quórum de la mitad más uno de los y las militantes, agrupados según la parroquia, sector o lugar donde se vive. Hasta aquí todo bien, es bueno lograr unidades de acción como las patrullas con un máximo de operatividad y un mínimo de desgaste, pero además de buscar de la estructura celular fundamental para el manejo de las tácticas y estrategias de la acción política, se torna urgente la rectificación en cuanto a la “toma de las decisión en el seno del partido, donde se debe abandonar definitivamente el sistema vertical que no deja opción para que fluya la discusión partidaria, el intercambio de ideas, conforme al libre debate de opiniones, predicando en los hechos la participación protagónica.
La “dirigencia” debe proponer las “líneas gruesas” de las políticas del partido y promover la participación de las bases en las discusiones y decisiones finales. Nunca más debe aparecer en el PSUV el “disfraz” de las elecciones de “segundo grado” utilizadas para elegir las autoridades del partido solo con el voto de “comisionados”, “voceros” y “delegados” en un franco escamoteo a la participación general de las bases del partido, algo que provocó una gran desmotivación en el seno de los batallones.
Luego viene la solución urgente al problema de la disciplina interna. No habrá seguridad de continuidad del proceso si cada militante de la revolución no “internaliza”, no convierte en “forma de Ser” los principios de la moral socialista, la disciplina revolucionaria, dejando atrás los vicios de la anarquía y la indisciplina pequeño burguesa.
La Disciplina Consciente y la adhesión al socialismo son instancias inseparables. Lo que distingue al militante revolucionario es precisamente la disciplina revolucionaria, la disciplina socialista, el resultado de esta disciplina es el hábito del "trabajo creativo".
Sólo de la organización colectiva, dirigida a metas, ligadas a fines sociales, pueden desprenderse los criterios disciplinarios inseparables de las "responsabilidades"...El revolucionario no se quedará sólo con la satisfacción de cumplir con su deber individual en un marco colectivo; como ocurre con los ámbitos disciplinados en abstracto, donde la obediencia es un fin en si misma; sino que sólo podrá encontrar su realización personal en la obtención de la meta por parte del colectivo; y, gracias a la conciencia política, en el aporte a la edificación social.
El PSUV reclama una lealtad y una disciplina diferentes y opuesta a las que reclaman los partidos de la burguesía, que necesitan una militancia acrítica, desinformada y aborregada, el Partido Socialista requiere la participación “consciente” y permanente de los camaradas en las actividades que les son propias. El PSUV es el medio para radicales cambios, no se cambia de Estado con la facilidad con que se cambia de gobierno.*or eso nuestro *residente nos llama “mantenernos conscientes del momento histórico que vivimos”
Un retorno a las instituciones del pasado significa la muerte colectiva, el desencadenamiento de un sanguinario e ilimitado terror. El retorno al poder de las oscuras fuerzas de la dominación pro imperialista podría significar la eliminación física de las tres cuartas partes de la militancia revolucionaria y de miles de nuestros compatriotas, solo para asegurarse no volver correr el riesgo de la revolución en el poder y volver disfrutar de condiciones privilegiadas en de la vida cómoda y parasitaria a que está habituada.
Solo la disciplina consciente y militante puede garantizar la permanencia del gobierno revolucionario en el poder La democracia revolucionaria implica rigurosa disciplina, organización y estricta observancia de las lineamientos y principios éticos en todas las instancias del partido. La minoría debe sujetarse sin reservas a. la voluntad de la mayoría y acatar las líneas maestras de la dirección del partido y actuar por los canales regulares.
La “critica sana” es superior a la “queja”, la “autocritica” es superior a la crítica, el trabajo consciente es superior a todo.
La disciplina, consciente, debe conjugarse con la democracia. Esta, sin disciplina, lleva a la anarquía y si la disciplina bajo coacción convertiría la democracia en tiranía. “La disciplina es obligatoria para todos. Al propio tiempo, su observancia no significa el cumplimiento mecánico y ciego de las disposiciones y normas; presupone la iniciativa de los militantes y una actitud consciente y creadora respecto a la tarea planteada.
Los hombres y las mujeres de la revolución deben ser leales, honestos, críticos y sobre todo autocríticos, deben desechar la “cultura de la queja”, la descalificación al camarada, los corrillos y salirle al paso a los detractores del trabajo del partido y a los elementos divisionistas que crean desanimo, desesperanza e inmovilización de la militancia.
Solo el amor sincero a nuestra organización política, el respeto y la consideración a nuestros camaradas pueden garantizar que “El Partido Socialista Unido De Venezuela” cumpla con el rol histórico de construir el socialismo en Venezuela y de ser la atalaya esperanzadora para los pueblos explotados y desposeídos del mundo.
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