El capitalismo ha desarrollado históricamente una extraordinaria capacidad para apropiarse de paradigmas políticos o sociales, colocarlos a su servicio y vaciarlos de todo contenido fecundo. Libertad, Igualdad, Fraternidad, Nación, Pueblo, Sociedad Civil o Democracia forman parte de sus más cantados secuestros. Confrontados con la naturaleza de sus esencias, ninguno de estos socorridísimos signos paradigmáticos es posible dentro del sistema social y económico capitalista. Quedan entonces como símbolos para engañar incautos y poco más.
Queremos abordar hoy uno de sus más exaltados símbolos: la democracia. Veamos. La democracia no se reduce, por supuesto, a una forma de gobierno signado por torneos electorales cada cierto tiempo. La democracia, como el socialismo, es una forma de pensar y de ser que encuentra su expresión en la forma de relacionarse los hombres entre ellos en el ámbito de la producción, distribución y consumo de bienes necesarios para la vida. Es, entonces, una actitud ante la vida social, un entender las relaciones humanas en clave de igualdad, dignidad y justicia.
Igualdad ante la ley (isonomia) “La palabra isonomia fue importada en Inglaterra, procedente de Italia, al final del siglo XVI, con el significado de "igualdad de las leyes para toda clase de personas"(1), Poco tiempo después se utiliza libremente por los traductores de Tito Livio, en la forma anglicanizada de isonomy, para describir un estado de igualdad legal para todos y de responsabilidad de los magistrados. Continuó el uso de la palabra durante el siglo XVII, hasta que fue desplazada gradualmente por "igualdad ante la ley", "gobierno de la ley" e "imperio de la ley" No hay democracia en la medida en que esto no sea así. Si la ley sólo existe para imponerla a los pobres, a los desposeídos, a los desclasados económica y culturalmente, a los explotados, en beneficio de los ricos, entonces no hay democracia. Bastaría echar un vistazo a quienes llenan las cárceles en los países capitalistas para entender que –amén de sus posibles delitos- esos pobres están allí, presos, por causa de su pobreza, del mismo modo que no hay ricos en ellas, no porque los ricos no delinquen servicio –que ser rico y haber robado es una consecuencia natural- sino porque manipulan y colocan las leyes a su servicio, en consecuencia, en un sistema capitalista la isonomia –y por tanto la democracia- es imposible.
Una democracia exige también la participación igualitaria en los negocios públicos (isogoria) "la igualdad de todos los ciudadanos en cuánto a su derecho a hablar en la asamblea de gobierno” (2) La cosa pública no puede ser monopolio de una clase o de grupos reducidos, so pena de concentrar el poder político y económico en unos pocos, por cierto, la característica fundamental del sistema económico y social capitalista. ¿Quiénes y donde se deciden las políticas públicas en un sistema capitalista?, ¿serán acaso los obreros y campesinos quienes las dictan?, el día que los explotados hagan las leyes se habrá acabado el capitalismo.
La democracia, para ser algo más que un símbolo, para ser realmente legítima, exige también una igual participación de todos los ciudadanos y ciudadanas en el poder (isocracia) “La isocracia es el gobierno de los iguales, una forma de gobierno en el cual todos los ciudadanos poseen poderes políticos equivalentes. El término se deriva del griego "ισος" que significa "igual" y "kράτος", "poder", o "gobierno"(3) Cuando una clase social o económica monopoliza el poder político colocándolo a su servicio e impidiendo a los demás alcanzar el ejercicio de la autoridad no hay democracia en su sentido pleno. Capitalismo y democracia plantean una contradicción ontológicamente insoluble, en tanto que es perfectamente natural a una sociedad socialista basada en la propiedad social de los medios de producción, la igualdad y el amor.
Junto a la igualdad, hay otros valores esenciales que es necesario conocer, vivir y defender, en la construcción de una sociedad socialista: la justicia, la libertad, la fraternidad, la cooperación, la corresponsabilidad, el compromiso social y otros de no menor importancia. Sobre ellos haremos –en otros artículos- algunas reflexiones con el propósito de poner al descubierto el fraude histórico del capitalismo y profundizar en la conciencia de que sólo el socialismo es democrático. La humanidad no tiene otra alternativa, más allá de las consignas y la manipulación de símbolos del capitalismo, esa alternativa es la construcción del socialismo como camino al comunismo, forma final y espléndida del “paraíso perdido”
PATRIA Y SOCIALISMO…O MUERTE
¡¡¡VENCEREMOS!!!
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