El cuerpo de Stafanía es un “poema”. A fuerza de cirugías, la moda. Rafael Cadenas también acudió al bisturí para mejorar su lengua. En “Derrota” él se defiende como puede: «Yo que no he tenido un oficio (mentira, tu oficio ha sido esconderte cuando no debiste hacerlo), que ante todo competidor me he sentido débil (mentira, has competido bien como los galgos macilentos y seguros de sus pasos), que perdí los mejores títulos para la vida (estás llenos de ellos, España, la mayor paridora de títulos, te reserva otros), que apenas llego a un sitio ya quiero irme (creyendo que mudarme es una solución) (mentira, tú siempre has permanecido en el mismo lugar, a gusto y tranquilo), que he sido negado anticipadamente y escarnecido por los más aptos (todos los aptos de la Virgen María te tienen en la gloria con tu último sueño), que me arrimo a la paredes para no caer del todo (vas con bases sólidas y con un cojín de truenos a todas partes donde te metes), que soy objeto de risa para mí mismo (torpe, la risa sagrada de las calaveras), que creí que mi padre era eterno (claro: Miguel Henrique Otero, por eso te premian , santo)...»
Todo en Rafael Cadenas ha sido pose y medianía. Menos mal que llegó a viejo para que fuese conocido en profundidad. Ahora se duerme en los cafés, burgués y enchancletado. Pasea en yate, le mete a la tertulia en los bares palaciegos de sus premiadores. Lo han galardonado por su buena panza (estrafalaria curvatura de la felicidad). Siempre, de muchacho, tuvo excelente conducta, niño prodigio de 20 puntos, en todo. Pendejo. Por aquella conducta estos arrojos: de los más firmes firmantes de cuanto panfleto se haga contra el gobierno del Presidente Hugo Chávez; siempre arrodillado a su padre Miguel Henrique Otero. Hoy apareces como otra miss en la portada de El Nacional, haciéndose el triste, el lánguido y el sutil poeta que una vez escribió “Derrota”. Ni derrotado ni poeta. Triunfador y burdo, como cualquier Pablo Medina del Movimiento 2-D.
Hoy el sofisticado ganador del Premio FIL de Literatura en Lenguas Romances 2009, que le será entregado el próximo 28 de noviembre, durante la jornada inaugural de la 23 Feria Internacional del Libro de Guadalajara. Premiado por la derecha católica española, mejicana, venezolana, colombiana y norteamericana: María Luisa Blanco (de la derecha española y del jurado Príncipe de Asturias); Ana María González Luna (reina del periodismo por su militancia católica, del Opus Dei mejicano), Gustavo Guerrero, el cerdito que salió a partir lanzas contra el Premio Rómulo Gallego cuando se lo otorgaron a Isaac Rosa. El venezolano Gustavo Guerrero escribió un artículo “Réquiem para un premio”, publicado en la bazofia de “El País”. Dice Guerrero, mirándose en el espejo de su burda función, que en la elección del jurado del Rómulo Gallegos había “obediencia” ideológica de sus miembros. Guerrero se preguntaba por tal afiliación como un elemento que convertiría en sospechoso el fallo. Reconoce la calidad de la novela de Isaac Rosa pero se pregunta por su postura política.
Hoy, cuando a Rafael Cadenas todavía lo recuerdan por “Derrota”, él se inquieta: quisiera eliminarlo de su repertorio. Dice que no le gusta porque “está lleno de quejas y desde hace años dejé de quejarme; porque tiene cierto vínculo con la absurda y dolorosa lucha armada contra un gobierno democrático, lo que contribuyó a traer la autocracia militarista que se ha enseñoreado en el país. Hoy no siento, pues, que "Derrota" me exprese. Congratulaciones, cursi.
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