Pueblo, Gobierno Revolucionario y la Radio Nacional de Venezuela vibrando en Revolución en el estado Portuguesa

El problema comunicacional para una Revolución que debe enfrentar todo el poder de una derecha mediática fríamente resuelta a terminar con la fe del pueblo en su gobierno sin obviar mentira alguna, trapacería inmoral o agresión a la mente de los ciudadanos, exige el trabajo permanente de descubrimiento, de puesta en clara evidencia de las mentiras de esos medios de la propaganda ultra reaccionaria. De eso nadie puede tener duda, hagan este trabajo la Hojilla, Los Papeles de Mandinga o quien sea, es un trabajo que hay que hacer. El problema es que con sólo arrancar trabajosamente la mala hierba no se obtiene cosecha, eso lo sabe bien cualquiera de nuestros campesinos. Hay que –además- preparar la tierra, hay que airearla, abrirla, acariciarla con amor y respeto, hay que humedecerla, hay que abrirla –como a una mujer, con el mismo amor y el mismo respeto- y depositar la semilla buena.

En una esclarecida parábola llamada “del sembrador”, el carpintero de Nazareth, nos hace un magnífico regalo que sería bueno tener en cuenta, superando escrúpulos pendejos. Un campesino sale a sembrar la semilla buena (el socialismo, la revolución, el humanismo, el amor del bueno) y va a la tierra (el pueblo), arroja la buena semilla y esta cae sobre tierra dura, no trabajada, no preparada, no amada intensamente, la semilla cae en tierra, no penetra en la tierra, sale el sol y la quema, vienen los pájaros y se la comen: se pierde la siembra. Sale de nuevo el campesino (el cuadro), afloja y ablanda la tierra pero no la limpia de piedras (las piedras del mal ejemplo, los antitestimonios de vida, la soberbia altanera del burócrata llamado a ser humilde y sencillo), la semilla cae en tierra, penetra un poco, empieza a nacer el fruto pero las piedras la asfixian y matan la semilla. Sale de nuevo el sembrador, el cuadro, el apóstol del socialismo, el misionero, y ablanda, prepara, humedece y limpia minuciosa y eficazmente la tierra, pone la semilla y esta penetra, adquiere vida, crece hasta hacerse planta fuerte y da fruto, al ciento y al mil por uno y se recoge la generosa cosecha. No basta –hermanos y hermanas- con el combate a la mala hierba, hay que sembrar con trabajo, con amor infinito y con mucho respeto por ese pueblo (tierra buena) y entonces tendremos los frutos generosos. Si sólo se combate la mala hierba y esto no viene acompañado del buen ejemplo, de la entrega, de la humildad, de la sencillez, de la solidaridad verdadera con ese pueblo (la tierra) maltratado, explotado, despreciado y humillado por siglos, habremos –miserable y dolorosamente- perdido la oportunidad última de ganarle la batalla a la muerte.

Además, debo añadir que no estoy teorizando, estos ojos míos han visto muchas pruebas, pero acaban de ver el resultado tan bonito que pareciera mágico que confirma esta teoría. Estuve en el Estado Portuguesa, gracias a las gestiones y la solidaridad verdadera de la directora del Sistema Radio Nacional de Venezuela, Helena Salcedo, de Manuel Lazo, de Leila, del gordo Meneses, de la gente de la Zona Educativa de Portuguesa, en fin… de tantas y tantos sin los cuales no habría sido posible esto.

Nada más pisar los límites del Estado Portuguesa, cuando los carteles verdes comienzan a darnos señas de pueblos llaneros y todo se vuelve llano inmenso con alfombras infinitas marrones hasta donde se pierde la vista, mares marrones de cosechas recién recogidas de maíz y de arroz, y el cartel: 130 kilómetros a Aguas Blancas, y luego, Acarigua, Araure, Ospino, Guanare… el aire se llena de una flor de revolución en marcha, una flor de fe compartida, una flor de energía, una flor de fuerza, una flor de alegría, una flor de salud, una flor de esperanza, una flor de felicidad, una flor de vida buena, todo esto se ve en aquellos rostros y aquellas manos cuarteadas de tanto apretar unos sueños que hoy se van haciendo concretos. La emoción del chofer que nos llevaba, un Jhonny (sin más) humilde, sencillo, que nos va hablando con emoción infinita, con ojos humedecidos, de lo que era “enantes”, de las miserias de los gobernadores y gobiernos adecos, del rancho, del hambre para él y su familia y la riqueza ostentosa para “los hijos de quien usted ya sabe”.

Cuando se viene de pasar mucho tiempo sumergido en espacios duros, espacios llenos de pintas rabiosas contra Chávez y la Revolución en las paredes, espacios llenos de esa presencia mortuoria que impregnan todos los espacios donde la derecha criminal está presente, espacios como el Este caraqueño, Petare, Chacao, Valencia, Maracaibo, Mérida, San Cristóbal… espacios donde el revolucionario, el chavista se ve obligado –por su propia seguridad- a pasar agachado, a llevar su condición en forma clandestina y en silencio, mientras la derecha copa taxis con emisoras fascistas a todo trapo, semáforos, calles, y en fin ese ambiente tan enrarecido y duro, cuesta trabajo entrar en unos espacios, barrios, asentamientos campesinos, escuelas, estudiantes universitarios y en general todo, sin la menor sombra de grises escuálidos, todo es fiesta revolucionaria, sonrisas, pintas y más pintas con pensamientos del Ché, del panita Alí, de Chávez, de Fidel… y la pregunta de rigor <¿No hay escuálidos por aquí?>, <-ajá, y ¿por qué crees que no hay escuálidos?>, , vean ustedes, hermanas y hermanos, camaritas, que tremenda respuesta “lo que no está hecho sabemos que se está haciendo”.

Al fin, llegada al edificio de la Zona Educativa, de nuevo otra emocionante sorpresa, no aparecen huellas de ataques de la contra, ni tensiones, hay distensión amorosa, no hay grupos “internos”, unidad palpable por todos lados y una reiterada invocación a la gestión de los comandantes. Los comandantes son Chávez y Castro Soteldo, ¡ah! Jajaja, y unas católicas muy devotas que vienen a brindarle respaldo a su comandante Castro Soteldo, porque se ha enfrentado con la jerarquía que administra el Templo dedicado a la Virgen de Coromoto y hay en la puerta una placa que discrimina -¡cuando no!- al aborigen y al negro. ¿Qué tal?, nada de “con mis templos no te metas”, nada de eso, aquí es “Con Chávez todo, sin Chávez nada”

En Guanare comenzamos el día con el programa del “Socialismo de las Cosas más Sencillas” por el Canal Informativo de RNV. Otra buena noticia, se las arreglan con fervor revolucionario para intentar oír la programación de RNV. Increíble pero cierto. A pesar de los esfuerzos de Helena Salcedo para escuchar con alguna posibilidad la Radio Nacional de Venezuela, lo cierto es que hay que hacer un curso de manejo de la perillita que sintoniza y aún así… nada de nada salvo a salticos. Del programa no les hablo, desde muchos sitios de esta patria he estado recibiendo correos de gente nuestra que se emocionó con las palabras (y el ejemplo, se los aseguro) de –por ejemplo- una bella jovencita, Jaidi Ramos, Jefa de la división de Coordinadores del Sector Cultural; de Ramón Enrique Rodríguez, autoridad única y Jefe de la Zona Educativa del Estado, una suerte de amigo bueno de todas y de todos cuya bondad con todos y todas la ejerce sin tensiones –me hizo recordar mucho la guerra de las miserias humanas a la que someten en el Estado Mérida a esos otros hombres buenos, revolucionarios honestos como son Gilberto Perdomo y Enrique Plata (Zona y Gobernación)-.

De ahí, volando, al Centro de Convenciones para participar, junto a la más viva presencia del panita Alí, con su canta, su emoción y hasta su voz, del compañero de siempre del panita, encarnada en el cantor necesario Carlos Ruíz y su conversatorio canción, en el Foro “En Búsqueda del Socialismo Perdido”, profesores, estudiantes, voceros de los Consejos Comunales, de San Genaro de Boconoito y Guanare, llenando de un calor humano que superaba el otro calor que era del bueno. De ahí al medio día –ojalá pudieran verlo- con unos jóvenes revolucionarios, el Ché en la franela, el Ché en la boina y –sobretodo- el Ché en el corazón, hasta una emisora de Radio y Televisión comunitaria que gestionan con creatividad, pasión y eficacia ellos mismos: Radio y TV comunitaria “La Tuya”. Por cierto, se queda uno con la duda de si “La Tuya” tiene el doble propósito de enviar un mensaje de entrega al pueblo y un mensaje de nombramiento de progenitora a los escuálidos, pero divago. Sudor, lágrimas de emoción, alegría infinita entre testimonios y “Perdóneme Tío Juan” o “El Campesino Ruperto”, entre “el Canto de la Revolución” y “Que no caiga la esperanza”.

De ahí a algo que todos los revolucionarios y revolucionarias deberían vivir como si de ir a una Clínica para la fe revolucionaria se tratara. Un viaje desde las 4 de la tarde a un barrio, humilde no, humildísimo, habitado por gente que levantó sus ranchos con “latas vacías de Mobil Esso y que por techo les puso, un cartel de la Ford Motor Company -¡qué fácil tener un Mustang!-, un barrio donde “niños color de mi tierra, con sus mismas cicatrices, millonarios en lombrices” lo llenan todo, con sus carreras, sus juegos, su alegría contagiosa, y un salón con techo de cinc, “la casa comunal” y la escuela de los niños, y una máquina de hacer bloques, e implementos de construcción, lleno a rebozar, de esas mujeres nuestras, tan nuestras, madres jóvenes “mapa” así se dicen entre ellos, ¿y eso?, ¡Tan grandes, tan nuestras, tan hermosas, ¿verdad?

Y un conversatorio, y cosas para no olvidar nunca y morirnos de vergüenza cuando nos quejemos de las dificultades, una madre, con cáncer, una madre que dirige el Banco Comunal, una madre que le canta con lágrimas a la esperanza, a la revolución, porque aquel barrio de “techos de cartón” –venga y vea, profe- poco a poco va viendo como florecen casitas dignas, casitas bellas, casitas que en ese mismo momento, los hombres y algunas mujeres de la comuna, que no estaban “en la fiesta”, van construyendo, con sus manos, con sus bloques, con su arena lavada, todo hecho por ellas y ellos mismos. Y un desarrollo agroproductivo endógeno que llevan adelante los niños y niñas de la escuela juntos a sus maestros y maestras, porque “como dice el Comandante y dice Simón Rodríguez, hay que estudiar y trabajar, hay que asegurar la papa”

Bueno, ¿cómo va la emoción en ustedes que nos están leyendo?, ¿no es hermoso?, ¿no nos llena el corazón de esperanza? Hicimos un programa que deberá transmitirse el Martes 29, a las 7:00 am, por el Canal Clásico y que tuvimos que grabar porque –como ya saben- no teníamos “retorno” para grabarlo directo a Caracas, no se oye RNV pues, ¡hay Helena, tanta lucha carajo, tanta angustia mujer! ¡Cómo es que se llama la empresa esa?, bueno, sigamos. En el programa una estrella: el pueblo, ese pueblo… y con nosotros, sus servidores, Juan Mujica, el Coordinador Educativo del PAE (el que se encarga de llevarles la papa diaria a los niños y niñas de parte de una Revolución que es de ellos y ellas, para completar el esfuerzo endógeno con una comida de calidad para nuestros niños y niñas), el prof. Nelson Escobar, Secretario General de Gobierno (increíblemente, supuse que le caerían a peticiones y solicitudes incumplidas, pero no, cada intervención de la comunidad giró alrededor de, “continúe, prosiga, adelante”, ejemplarizante ¿no creen?. ¿Qué tendrán el gobierno y el PSUV en Portuguesa que los escuálidos no pueden con ellos?

De ahí a la Casa del Partido, ya de noche, y una Asamblea de Trabajadores de la Educación. Grabamos un programa que espero –dados los cambios registrados en la programación de YVKE Mundial- lo transmitan en el espacio “Lo que queremos los periodistas”, programa del Movimiento del Periodismo Necesario al que con orgullo pertenezco, pero programa que ha sido cambiado de hora y mutilado en su extensión, al punto que en lo personal no podré continuar teniendo el privilegio de atenderlo. Sería una pena si el programa no encontrara “hueco” entre tan programación nueva de tanta “calidad”, pero en fin, no hablemos de eso porque si “salió” Ramón Echevarría y su combativo “Polémicas”, ¡que quedará para los hijos de vecina como yo!

El día viernes, maleta y pa’Acarigua. Análisis de la LOE y mucha canta conversaíta en el auditorio del Líceo José Antonio Páez. ¡Magnífico!, pleno el auditorio y plenas las instalaciones de pueblo bonito, Jefes y Jefas de Municipios Docentes, Directores y Directoras, estudiantes, sopotocientos voceros y voceras de los Consejos Comunales y una emoción revolucionaria desbordante. No digo más, sólo nuestro agradecimiento para Carmen Gamarra y María Rodríguez de los Municipios Páez y Araure, a Juan Mújica, el organizador del evento, a las profas Dulce Briceño, de Formación Docente, a Jaidi Ramos de Cultura y, desde luego, a Ramón Enrique el Jefe.

¿El remate? Una papa casera, la propia papa para que nos envidien…jajajaja… caraotas, arroz, pollo esmechaito, tajaditas y jugo de Guanábana recién exprimidito. ¿Qué tal? ¡Viva la Revolución Bolivariana!, ¡Viva el socialismo, camino a la gloria final del comunismo!, ¡viva Venezuela!, ¡viva Nuestra América! Vamos a comunicar estas cosas, vamos a contagiar de las miles de cosas buenas que está haciendo este gobierno revolucionario, vamos a transmitir este fervor revolucionario, siempre será más eficaz encender una luz que maldecir las tinieblas. ¡A ver si aprendemos!


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Martín Guédez


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