Hay por ahí una perniciosa conseja nobeliana que está sugiriendo cómo aparentar un crecimiento del Valor Agregado donde no lo haya. Es la formula imperial y fondomonetarista con la que se quiere ocultar el rotundo fracaso de las ayudas financieras de la ONU a los países neocoloniales atrapados en la red capitalista de los grandes banqueros trasnacionalistas.
El autor de esa conseja parece ser el Nobel Stiglitz, un eficiente servidor de los industriales financieros que lo premiaron con ese fin. Los países receptores de empréstitos de esos entes financieros sufren medidas restrictivas para minimizar el consumo de los trabajadores, sugieren incrementar los impuestos y propician la ayuda keynesiana a patronos sin respaldo económico. Con semejante contradicción no es difícil vislumbrar la ineficacia de esas políticas financieras.
Con aquella conseja, en el cálculo del Valor Agregado (VA) se pretende incluir los servicios públicos, los trabajos de buhoneros artesanales y los de los artesanos que operen por su cuenta, las creaciones artísticas así como la producción conuquera o de insignificante peso mercantil, entre otras perlas no menos engañosas.
Ahora bien, por definición convencional el VA (salarios totales + alquileres + ganancias + impuestos) es lo que se conoce como Producto Interno Neto, es decir el PIB disminuido en el monto de los Insumos totales. Obsérvese que mediante esta definición el VA ya aparece falsamente incrementado debido a una reducción en el monto de los insumos , es decir en la cuantía de los pesados salarios, bono y demás sobresueldos que son drenados a los bolsillos del personal improductivo, es decir gerencial, administrativo y al de los mal llamados “ejecutivos” de alto rango.
En cambio, nosotros estamos introduciendo una novedad contable macroeconómica: Por Valor Agregado Neto (VAN) definiremos la diferencia numérica entre el conocido Valor Agregado menos el monto de las remuneraciones recibidas por el personal improductivo que arriba señalamos. Esta diferencia arroja un VA inferior al que
Esta novedosa concepción y ajuste del VA se justifica y concuerda con nuestras afirmaciones anteriores. En estas dijimos que los trabajadores indirectos no reintegran en valor alguno el monto de su paga ni mucho menos agregan plusvalor. Consecuencialmente, son parte integral del coste constante, del Capital Constante, en honor y respeto a la terminología marxiana.
Si esos trabajadores indirectos e improductivos dejan alguna ganancia al patrono, ésta necesariamente tendría como supuesta fuente el mercado ya que como parte del Capital constante iría con cargo al precio de venta.
Digamos que los salarios del personal indirecto encarecen el costo de producción por concepto de una mayor inversión de capital constante, entran con ello en los precios finales de mercado, y como obviamente reciben las mejores remuneraciones terminan haciéndole la vida más costosa a los consumidores.
Como si fuera poco, los trabajadores no productivos no se suman a las huelgas de los trabajadores productivos. Suelen ser semilleros de esquiroles y defensores incondicionales del sistema. De allí que mientras más parasitan más se aburguesen porque realmente representan esa porción de trabajadores que también viven del trabajo productivo de sus supervisados, no ya como coexplotadores pero sí a punta de un incremento en costo fijo imputado indebidamente al Valor Agregado de los trabajadores productivos y directos, incremento que obviamente se traslada al precio de venta al consumidor, todo lo cual traduce en un mayor coste de vida para todos
Corolario: Nada más lejos de nosotros que pretender ser más marxiano que Marx. No obstante, nuestros estudios y análisis nos imponen la introducción de importantes ajustes contables en materia de Composición del Capital.
Karl Marx en el Libro Primero de El Capital trae la siguiente
Composición del capital = Capital constante (valor de los medios de producción, o sea materiales y demás mercancías previamente fabricadas), y capital variable (la fuerza de trabajo actuante o monto de todos los salarios involucrados con la transformación del capital constante). Esta composición implica una imprecisión.
En adelante, un análisis socialista de la contabilidad burguesa debe moverse con los siguientes conceptos y algoritmos:
Capital Invertido = capital constante (A) + c. variable (B) + c. agregado (C)
Para A = medios de producción insumidos (depreciaciones varias + materias primas) + salarios al personal indirecto;
B = salarios del personal directo, y
C = monto del trabajo satisfecho por los asalariados y no remunerado conocido como plusvalor.