Los pueblos siempre están llenos de grandeza, algunas veces ésta se diluye, se difumina en un mar de contradicciones y cotidianeidades que lo sacan de lo grande. Las clases dominantes se dieron cuenta desde temprano de ello y lo utilizan para someterlos, si vemos la historia ésta se repite como una noria y los estrategas de las clases dominantes intentan que la misma se repita, con los mismos escenarios, en donde ellos salgan ganadores, ¡llegó la hora de cambiar la misma!
El despertar de nuestros pueblos, y muy específicamente el nuestro, vino a desbaratar los planes imperiales; nos subestimaron, consideraron el estallido del caracazo como "una forma más" de expresión de lo que ellos llaman, "el malandraje", sin embargo, en los albores "del fin de la historia", cuando Fukuyama ni siquiera pensaría soñando rectificar su posición, en medio de esa borrachera del imperio, la lectura de lo ocurrido en 1989 con el caracazo, afortunadamente no fue el más idóneo para las clases dominantes, no obstante, lo subestimaron, no lo creyeron trascendente y ya ven, la historia se partió en dos, no obstante asesinaron con furia al pueblo, el fascismo saco los dientes y las ansias de sangre se expresaron con el instinto asesino del sistema capitalista, el cual en oportunidades aparenta ser dócil, pero en el fondo su esencia criminal está dispuesta a expresarse con saña en cada momento en que se siente en peligro, de allí lo delicado de nuestra situación actual. Es en estas circunstancias en donde se expresan situaciones como el caso del paramilitarismo, eso no es casualidad, ni un hecho aislado, es una forma de expresarse el fascismo y las oligarquías la utilizan como su brigada de choque. Traemos a colación este elemento entendiendo las características de lo que está ocurriendo desde Colombia para agredir a Venezuela y en el marco de lo que debe ser la exacta dimensión del momento que vivimos, sin duda, momento de grandeza.
El caracazo no fue ni la primera ni la última vez que este pueblo trascendió en un abrir y cerrar de ojos para torcer la historia, se repitió el doce y trece de abril de 2002, de otra forma, pero con la misma trascendencia, en Diciembre-Enero de ese mismo año 2002 y hoy está en umbral de tomar el cielo por asalto, ante la crispación del temor imperial y la manifestación de distintas modalidades de aplicación de la violencia. Siempre debemos recalcar que la violencia no la generan los pueblos, la violencia la genera el hambre, la miseria, la explotación del hombre por el hombre, la alienación, y todas estas cosas la produce el capitalismo, no la producen los pueblos.
Las revoluciones las hacen los pueblos pobres de la tierra guiados por un líder capaz de comprender sus sueños, sus esperanzas y sus anhelos; nuestro pueblo tuvo en Bolívar ese líder, ya sabemos como terminó éste, la novela EL GENERAL EN SU LABERINTO de García Márquez es más que elocuente; la oligarquía confundió al pueblo y los quinta columna prepararon el terreno para el zarpazo contra el pueblo; es acertadísimo el análisis de Antonio aponte en UN GRANO DE MAIZ y su artículo LOS MODOS ESPIRITUALES DE LA DOMINACION, en el mismo Aponte nos aguijonea a revisar esa historia no contada, nos incita a estudiar para comprender el tremendo reto que tenemos por delante como pueblo y esta es una de las tareas del mismo pueblo; con dicha comprensión iniciaremos la convicción del enorme reto histórico, el reto de trascender a niveles inimaginables como conglomerado social y con ello derrotar todo lo subalterno que nos ata a la nimiedad, a los lugares comunes, al "entretenimiento" rodeado de "miserias humanas" que atentan con la grandeza de los tiempos. Tenemos al líder, tenemos a Chávez, eso por si solo es un salto fenomenal; el pueblo en 2002 lo sacó de las fauces del monstruo, fue un acto heroico, hecho de obligatorio análisis en estos momentos para entender la necesidad de avanzar sin pausa; lo timoratos quedarán en el camino sepultados para siempre, los osados estarán en la vanguardia de la historia; tenemos al pueblo que siempre ha estado allí, a la espera de ese líder y de la guía adecuada, ese pueblo capaz de regar el territorio de la patria de sangre cuando sale a la calle para los fines más nobles, lo ha demostrado y lo seguirá haciendo.
Razón tiene la oligarquía al tratar de "desaparecer" a Chávez, lo lograron con Bolívar, con Zamora y con Fabricio, en cada uno de los casos se repite una constante, la traición, la manipulación y el aislamiento del líder del pueblo que está llamado a ser su coraza y su trinchera. Esta situación nos obliga a ser más audaces y decididos, solo así el pueblo entenderá que el líder no está solo, que cuenta con alguien más. Aponte nos invita igualmente a hacer análisis de ese fenómeno de la traición, del aislamiento al cual son sometidos los líderes genuinos del pueblo para entregárselo a sus propios verdugos, la respuesta no puede ser otra que la falta de decisión en los momentos claves, la falta de movimiento permanente, de organización, de fortaleza de la conciencia y esto no ocurre por vía de decreto, ocurre en los momentos que el pueblo se da cuenta de su potencia y sale dispuesto a acabar con las viejas estructuras que debilitan la marcha al socialismo, pero necesita orientación y libertad para expresar “sus poderes creadores”.
La corrupción, la ineficacia y el burocratismo obedecen a una forma de concebir el ejercicio del poder, éste es alejado del pueblo, reformista, leguleyo y sin esencia revolucionaria transformadora; el sistema capitalista nos atrapa en sus mecanismos, en sus laberintos cuya salida nunca encontramos; siempre hay un pero, siempre hay un obstáculo, siempre hay un retardo, etcétera. Esto termina haciéndose costumbre y regla, regla maldita.
Problemas como la inseguridad, la energía, el desempleo, entre otros, se hacen comunes en la lógica capitalista, en la lógica socialista no deben existir; en el socialismo lo extraordinario se hace ordinario; el tema de la inseguridad es un monstruo de mil cabezas, el desempleo, el hambre, pero en una revolución no pueden ser invencibles, aceptarlo sería negarnos a nosotros mismos.
Tenemos la plena seguridad que estas lacras no se erradican en el capitalismo ni bajo su lógica, hacerlo, de hecho ya es revolucionario y socialista. Tampoco se puede negar los enormes esfuerzos y el monumental trabajo en el aspecto social, no obstante, si no se transforma el sistema esto no es más que un saludo a la bandera y una situación temporal que pronto es arrastrada al capitalismo nuevamente, a esto está ligando la oligarquía y el imperio. Ellos están ligando a que la revolución no se profundice, ellos ligan a que hagamos los cambios usando "las armas melladas del capitalismo" y en eso nos entretienen. Nos envuelven en los esquemas burgueses y allí consumimos el tiempo en aras de mantener "la paz y la concordia", esa es la tesis burguesa y de la pequeña burguesía timorata e incapaz de deslastrarse de lo viejo y trascender, el pueblo por el contrario en esencia es revolucionario, pero motivado por la manipulación y la alienación termina enredado en la madeja de "técnicos" y "expertos", jamás convencidos de hacer una revolución verdadera. De todas esas debilidades se aprovecha el enemigo, divide al pueblo para luego derrotarlo y golpearlo. Los oligarcas criollos hacen una marcha a la Asamblea Nacional, en su estrategia de provocación rompen con los acuerdos del sitio de espera por parte de la comisión de la AN y se acercan al parlamento para "entregar un documento", ese es el pretexto, la verdadera razón de ellos es provocar, el pueblo concentrado en los alrededores de la AN reacciona y lanzan objetos a los oligarcas, es entonces donde el esquema burgués nos entrampa y nos obliga a decir que esto no es correcto y a veces incluso a llamar a la calma, cuando los que generan esa provocación son los burgueses. No se trata de llamar a la anarquía, pero sabemos que cuando la revolución entra en esas etapas "de tranquilidad", de amor y paz, la derecha avanza y nosotros retrocedemos.
La derecha que siempre usa la violencia en distintas modalidades, inclusive con la ley burguesa llama a la calma, se alarma cuando el pueblo ruge y se pone al frente en la defensa de la revolución, se chorrean; solo basta observar a Ledezma y los gobernadores opositores chorreaos frente a la AN, algunos dirán que esto está malo, obviamente no es lo que se quiere, pero: ¿Quién genera la violencia?
Volviendo al tema del pueblo y su líder, lo que no ocurrió con Bolívar, producto de los acuerdos y las traiciones, es por ello que cuando se escucha a alguien hablando de acuerdo, inmediatamente llega un olor a podredumbre, olor a traición. Entre otras cosas porque la burguesía que si tiene conciencia de clase no cederá el poder político y económico sin confrontación, en sus distintas modalidades, pero confrontación al fin; ellos jamás entregarán el poder sin luchar para su clase. Es justamente allí en donde se requiere de un altísimo nivel de conciencia de nuestro pueblo, conciencia de clase para trascender, para defender a sus genuinos líderes socialistas y apartar a los infiltrados y traidores, si eso ocurre así, jamás se reeditará un Páez o un Santander, de lo contrario pende de un hilo la suerte del líder, porque la oligarquía hará todo lo posible por desbaratar la intención de que el pueblo eleve su conciencia y para ello cuenta con los traidores y las desviaciones de la línea correcta...Para decir con Fabricio, LA LINEA JUSTA ES, LUCHAR HASTA VENCER...Eso estamos obligados a tenerlo presente todo el tiempo y las masas desposeídas, la clase obrera, los pobres en general debemos tener conciencia de ello.
Seguros estamos que la oligarquía no desecha cualquier escenario para anular la necesaria grandeza del pueblo en su marcha hacia dar el salto cualitativo que requerimos, en este sentido los revolucionarios estamos obligados a mantener ese escenario permanente de movimiento y ebullición que caracteriza a las revoluciones, es permanente ese estado de revolución y de confrontación. Revolución sin confrontación no es revolución, podemos catalogar esto de axioma y difícilmente nos equivoquemos al respecto, son las contradicciones expresadas al máximo, aunque, no podemos descuidar a quienes aun tienen en mente las alianzas, los acuerdos y "la habilidad política" que internamente nos hace daño, estamos llenos de ellos, pero como dije al principio, cuando los pueblos trascienden, esos personajes van directos al basurero de la historia, sino, vean el camino de Ismael.
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