A propósito del camino al socialismo

Socializar la banca y los medios de producción

 Marxistas y marxologos, no marxistas y menos marxologos, debemos coincidir en algo común la lucha antiimperialísta y algo más, el proceso que estamos viviendo en muchos casos no es lo mejor de nuestros sueños de viejos y nuevos luchadores; esos sueños con diferentes interpretaciones nos ofrecen este camino que un señor que no aparecía en la agenda de nadie, llegó y se quedó, nos lo apuntaló, nos guió y orientó; nos enseño que la sola retórica no es suficiente, da el ejemplo todos los días, en definitiva sin él no habría futuro me atrevo a asegurar. Quiénes somos para torcer el camino que el nos señale, no es apología es la realidad incontestable, no hay nadie absolutamente nadie que pueda acompañarlo sino el pueblo. 

Esto significa que en la mente del presidente está el proyecto de ese camino a andar, el ha dicho que no es marxista pero utiliza su método, la sindéresis de la ruta, algo muy importante ha aprendido a ser realmente pragmático, ha sabido leer lo que el pueblo piensa, en fin nuestra confianza estará acompañada de cada una de sus decisiones aunque se equivoque, porque la virtud de un revolucionario, corregir y avanzar sin ver para los lados.

Nos corresponde a nosotros, independientemente del como veamos el futuro de nuestro socialismo a construir, dar los aportes sensatos, científicos y de buena fe para colocarlos en el verdadero camino posible, para ello, cada paso debe ser inteligente, nunca olvidemos que este es un proceso que llegó por la vía electoral y por esa vía se puede perder, dependerá en grado sumo de nosotros mismos lo que vayamos labrando sin apuros, recordemos el enemigo está por todas partes y sabe aprovechar las debilidades y nuestras fallas parecieran a veces multiplicarse, nuestras omisiones permiten que ellas florezcan de alguna manera, no obstante lo más importante es la manera de moldear los sueños sin interrupciones ni 

exageraciones, la crítica constructiva y acertiva nos permite ver más allá, y aún más importante es la necesidad de tramitar esa crítica sin aspavientos, con humildad revolucionaria, eso corresponde a quienes tienen mando y llegada, lo que señaló el presidente y hoy lo repite Alan Woods, la revolución dentro de la revolución, hay que estudiarlo, quienes lo harán y en función de que elemento catalizador hacerlo. 
 

Hasta ahora no he tocado el contenido del título, dado que consideré necesario antes de fijar posición hacer un llamado a todos y todas, en especial a quienes pretenden dar lecciones de marxismo y de socialismo real para luego introducir elementos de reflexión ajenos a la realidad que transitamos. 

Consciente estoy de la tremendura que significa hablar de estas cosas, sobremanera cuando en el centro está el maximun ideológico por excelencia, el dogmatismo puede hacernos jugar una mala pasada y he allí el verdadero peligro de la incomprensión de lo que debe hacerse y no de lo que creemos o suponemos debe hacerse

Según el diccionario el concepto de socialismo está recogido de lo que se llamó  socialismo real, con todos sus efectos y decisiones, con las imperfecciones y aciertos, sobre los medios de producción y la propiedad privada se deriva el contenido digamos programático del concepto, es decir, que lo que no pasé por allí, no es socialismo. Nos preguntamos por esa vía está la verdad que se busca o debe imponerse, o debemos procurar inventar algo que nos permita flexibilizar ese contenido, que abra las puertas a una transición sin fin que permita la coexistencia con otros contenidos; estamos hablando del valor agregado que puede darse en el proceso de coexistencia, por tanto excluir creo no sería lo más apropiado para construir el camino al socialismo venezolano, inédito y creador. 

Podemos estar equivocados, lo que sí es cierto, es la necesidad de mirar más allá del concepto y atrevernos a valorar la realidad sujeta a las circunstancias de las cuales hablamos en los primeros párrafos, con respecto a la propiedad privada la circunspección debe ser parte de las decisiones, la conveniencia política electoral no puede perderse de vista y mucho menos ignorarla, la libertad de constituir empresas es la otra variable por llamarla de esta manera que nos impone un razonamiento mayor, no podemos hablar de eliminarla cuando  contratamos empresas externas para que nos ayuden a levantar la nueva Venezuela, inclusive la industria petrolera la mueve entre cooperativas y empresas de formación social, y empresas privadas, esto nos llama a preguntarnos: ¿ Está en los actuales momentos el Estado venezolano en condiciones reales de asumir estos compromisos de asunción de responsabilidades empresariales que nos permitan avanzar?, creemos que las finanzas públicas en el corto y mediano plazo no encontrarían la suficiente capacidad de absorción de responsabilidades empresariales, lo decimos no por antonomasia, sino sujetos a una realidad  a considerar, los vaivenes en el precio del petróleo no permiten planificar a futuro de más de un año, por tanto, asumir nuevos roles en el aparato del Estado, es incierto dados los parámetros a manejar.

Con respecto al punto anterior, es bueno señalar que, no se trata de defender per se la actividad privada, solo decimos que en la actualidad y la realidad, nos están diciendo que la hoja de ruta debe andarse con tino, inteligencia y sobretodo con flexibilidad, el socialismo en su nueva definición no solo venezolana, sino latinoamericana y hasta mundial debe buscar nuevas reglas que permitan avanzar en lo económico apuntalando el Estado Social y de Derecho, de justicia y libertad en la búsqueda del hombre y mujer nuevos. 

Por otro lado, debemos apuntar a la creatividad institucional en cuanto al manejo del Estado, es imprescindible darle un vuelco completo a lo que se denomina el aparato gubernamental, lo que se ha dado por llamar el burocratismo es propio de la estructura orgánica de la organización, el problema no está allí, en nuestro concepto es trasladable a los hombres y mujeres que lo conforman, la manera de pensar y más importante aún, la visión que se tenga de su rendimiento y beneficios para la sociedad, en este sentido el Estado debe estar constituido por revolucionarios si en verdad corresponde a un planteamiento de ese orden, mucho más si queremos profundizar en la construcción de una sociedad socialista, lo que impone de veras un Estado bajo la égida socialista, dirigido por convencidos del camino del socialismo y cuya hoja de ruta sea originada por una política de Estado alejada de los vicios burgueses, un Estado para el poder popular y no un Estado para usufructuo burocrático en su peor concepto, engendro de una pléyade de acomodaticios funcionarios que obvian en su accionar y decisiones las líneas trazadas por el gobierno revolucionario. 

La conformación de una plataforma bancaria pública es la mejor receta para contrarrestar lo que llamaríamos el concepto de la banca privada, en el fondo es un asunto de competencia, tan igual al tema de la salud y la medicina privada, es decir, la salud en manos del Estado debe y tiene que ser eficiente y eficaz; en ambos casos debe haber una gerencia de corte socialista que interprete en su exacto valor y realidad la función pública. Ahora bien, hasta allí la situación pereciera fácil y determinante al fijar posición y decir nacionalizemos la banca, pues bien, la pregunta que nos haríamos es: atiende la banca privada solo a los ricos de este país, indudablemente que no, lo otro sería, está el Estado venezolano actual en condiciones reales de atender todo el flujo financiero y bancario, si aún nos quejamos que empresas como Cantv y la Electricidad de Caracas, están manejadas por gente que vienen de la empresa en manos privadas, existe la verdadera conciencia revolucionaria para echarnos ese carro de leña encima. 

Repetimos no se trata  de ver a la banca privada como amigos o enemigos, las circunstancias nos van indicando, por una parte que todo tiene su momento y por otro lado el análisis de las fortalezas y debilidades nos están indicando prudencia y flexibilidad, no se es más o menos socialista si no se nacionaliza la banca y más allá, la verdadera revolución la haremos posible cuando asumamos el estado de conciencia revolucionaria para hacerla, asi que no nos dejemos llevar por el inmediatismo sin ver para los lados.  

Con el tema de la propiedad de los medios de producción la situación es de mayor sensibilidad y alcances sociales, no podemos calificar a la ligera la expropiación de los medios de producción sin conocer la realidad venezolana en cuanto la conformación fabril y manufacturera, socialismo no puede significar en nuestro concepto un igual rasero para los propietarios de medios de producción, debemos calificar las diferencias entre pequeños y medianos propietarios de los grandes propietarios. 

Venezuela está repleta de pequeñas, medianas y artesanales empresas que tienen medios de producción y que de hecho constituyen en los actuales momentos base de apoyo a la revolución bolivariana, ignorarlo sería un suicidio político, es por ello, que plantear la expropiación o como se le llame de manera indiscriminada no es viable en las actuales circunstancias así sean empresas de carácter capitalista, creemos que sería un craso error de naturaleza hasta histórica. Es por ello, que esta revolución es y debe ser atípica en sus alcances y logros y no habrá manera de establecer parámetros iguales en esta materia.


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Rafael Febles Fajardo

Economista. Msc. Seguridad Social. U.C.V.. Militante revolucionario. Locutor. Articulista Correo del Orinoco. Poeta y escritor de la revolución bolivariana

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