La Constitución de la República Bolivariana de Venezuela establece en su Artículo 1 los fundamentos morales en los que se basa la Revolución Bolivariana. La libertad, la igualdad, la justicia y la paz internacional son valores consagrados en la misma, los cuales forman parte de la histórica coherencia revolucionaria del Libertador Simón Bolívar dirigida a fundar en su momento la libertad política y la democracia, la justicia económica, el igualitarismo social, la unidad jurídica y el progreso cultural, sintetizada de manera magistral por el propio Bolívar en su lucha contra el imperialismo de la época: “...la independencia en el más alto sentido de esta palabra, sustituida a cuantas dependencias antes nos encadenaban..”
Esta independencia política lograda por el Libertador en el siglo XIX viene seguida hoy en día por la revolución económica, socialista y anti-imperialista del siglo XXI liderada por Hugo Chávez, la cual exige a cada venezolano “de acuerdo a su capacidad” y que ofrece a cada quien “de acuerdo a su necesidad”.
Las exigencias de la revolución socialista en el siglo XXI requiere una nueva conciencia social que impulse la materialización del hombre nuevo que tanto pregonaba el Che Guevara, una persona que con su actitud diaria demuestre, desde las profundidades de su ser, todo el sacrificio y el esfuerzo constante que implica la construcción del socialismo. Se trata de evitar la vida facilista y cómoda, las tentaciones del consumismo capitalista-depredador, se trata de la ética socialista, la cual nada tiene que ver con los tramposos históricos, hoy en día con caretas de color rojo.
Solo con la ética socialista, presente y aplicada fundamentalmente por la dirigencia política y ejecutiva de la revolución, quienes deben constituirse en el ejemplo a seguir por el pueblo, solo así será posible enfrentar la nueva racionalidad económico-social que debe prevalecer en la instauración del sistema económico socialista, una racionalidad que permita generar ahorros imposibles de lograr en la práctica del sistema capitalista, mediante la eliminación de los gastos suntuarios, la reducción y optimización del aparato burocrático, la reducción de gastos innecesarios en publicidad y propaganda, el trabajo para el beneficio colectivo previsto en las misiones socialistas, los cuales evidentemente no bastan para alcanzar en principio un desarrollo económico auto-sustentable en el largo plazo, pero que permitirán cimentar las bases de la nueva República proyectada en la Constitución Bolivariana.
Para el logro de ese desarrollo económico auto-sostenido resulta indispensable complementar las medidas económicas anticrisis con acciones estratégicas que nos hagan menos dependientes de la exportación petrolera, tales como la adecuada utilización del ahorro interno de todos los agentes económicos (endeudamiento interno), el ahorro de bienes y recursos importados, el control de los medios de producción estratégicos, la modernización o reestructuración de la base industrial dependiente de las importaciones, la promoción preferente de sectores productivos pro-exportadores de bienes y servicios, la creación de incentivos a los productores vinculados al comercio exterior, la apertura al capital externo, la promoción de la integración regional, la creación del banco del sur, la creación de una moneda del sur que funcione al menos para el intercambio bilateral con los países no adversos a la Revolución Bolivariana y la indispensable alianza con los trabajadores, los campesinos y las comunidades. Son acciones necesarias aunque todavía no suficientes en el proceso de construcción del Socialismo del Siglo XXI.
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