Se acerca septiembre: No podemos votar por diputados que aprueban leyes como éstas...

Venezuela a veces parece uno de los países más extraños del mundo: un muchacho de 18 años no podrá jugar un simulador de aviones F-16 o Sukhoi, ello gracias a una ley aprobada recientemente por el Parlamento que así lo prohíbe, alegando que dichos juegos son bélicos y violentos. Sin embargo, ese mismo joven puede sacarse un permiso y comprar armas de fuego reales de forma legal (Ver el texto de la Ley para la Prohibición de Videojuegos Bélicos y Juguetes Bélicos haciendo click aquí o aquí como PDF).


Ese muchacho no podrá jugar en su celular el pixelado jueguito "Space Invaders" (donde el jugador, usando un cañoncito, destruye naves espaciales alienígenas) debido a que es un "juego de guerra", pero sí puede ir al cine a ver películas como SAW 6, donde se decapita, desmembra, mutila y tortura a decenas de personas.

En nuestro país se nos insta a unirnos a la milicia bolivariana, algo más que necesario debido a que somos un país con todo tipo de riquezas que añora el Imperialismo. Pero se nos tiene prohibido, incluso a los mayores de edad, el usar Counter-Strike o cualquier juego de guerra, donde se podría practicar tácticas de combate de forma grupal, o estudiar la que usan nuestros posibles enemigos.

La ley prohíbe a un niño usar videojuegos violentos, lo cual está muy bien, pero ese niño sí puede ir a una plaza de toros a ver cómo personas de carne y hueso masacran a un animal de la forma más cobarde y sangrienta posible, mientras son aclamados por la multitud y tratados como héroes.

Es más, tenemos niños de 12 y 13 años que no pueden jugar Counter-Strike, pero sí son aclamados por asesinar toros de forma cruel y sangrienta:
Por un lado, el Parlamento se acobarda ante las asociaciones taurinas, pero por el otro se envalentona y asegura ser "revolucionario" cuando prohíbe la tenencia de ciertas razas de perros, como los pitbulls, animales que, según una nueva ley, deben "mantenerse permanentemente en condiciones de cautividad" y cuya tenencia estará prohibida a partir de 2014 (no se aclara si a partir de ese año todos los pitbulls serán sacrificados, encerrados en un zoológico o encerrados en un barco y enviados a altamar). Como si la culpa la tuvieran los animales, y no aquellos dueños que los entrenan para ser violentos o para pelear.

Ver la Ley para la Protección de la Fauna Doméstica libre y en cautiverio.

A veces pareciera que la Asamblea Nacional aprueba cierto tipo de leyes absurdas, contradictorias o que no se pueden cumplir, con el único objetivo de empeorar nuestra imagen desde el exterior. Todas las leyes mencionadas han generado titulares de primera plana en medios como El País de España, El Tiempo de Bogotá, el New York Times o incluso CNN. Periodistas malintencionados terminan achacando estas leyes disparatadas a nuestro Presidente, quien termina ganando fama de "loco" por culpa de algunos de nuestros diputados, ante personas que desconocen la realidad de nuestro país.

Quiero quedar dejar cosas en claro: estoy totalmente en contra de que un niño utilice viodejuegos violentos y de guerra, o que ande por las calles con fusiles y armas de juguete.


Los videojuegos súper-realistas de hoy día definitivamente pueden afectar la psiquis y la sensibilidad de un niño de 7 u 8 años que deba ver personas sangrando, siendo decapitadas o destruidas por armas de fuego virtuales, o que se le diga que, para poder ganar un juego o pasar al siguiente nivel, tiene que asaltar a unas personas y agarrarlas a palo hasta destrozarles el cráneo.

Pero también creo que la forma como se redactó la ley la hace terriblemente ambigua y restrictiva. Dicta que un videojuego bélico es aquel "que contengan informaciones o simbolicen imágenes que promuevan o inciten a la violencia o al uso de armas", lo que en efecto es tan ambiguo, que alguien podría interpretar que Space Invaders es un juego violento debido a que tiene un cañoncito con el cual se destruye las naves alienígenas. Los simuladores de aviones (que casi siempre incluyen modelos militares) también caen en esta definición.


La ley no establece escalas para los videojuegos, como sí se hace en otros países del mundo, pues parece que quienes la redactaron creen que sólo los niños los juegan. La realidad es que hay muchos juegos hechos específicamente para mayores de 16 ó 18 años, y que hay gente de 20, 30 y hasta 50 años que los juegan constantemente. Los juegos de paintball o airsoft también parecieran quedar prohibidos por la ley, a pesar de que quienes lo juegan casi siempre son mayores de edad, en campos claramente definidos para esa actividad.

Soy y sigo siendo un fuerte crítico de juegos hechos en Estados Unidos, como Mercenaries 2, que colocan a Venezuela como escenario de una invasión estadounidense y que son usados por la maquinaria militar norteamericana como forma de propaganda y de fomentar las invasiones en otros países.

Pero en ningún momento hemos creído que esto se soluciona con prohibición: todo lo contrario, el prohibir algo estimula en la gente el querer obtenerlo, como lo demuestran históricamente los intentos de prohibir el alcohol o los cigarrillos.

¿Será que pasará lo mismo con los videojuegos violentos, dado que el 99% de ellos son obtenidos bajándose de Internet a través de sitios web de copias ilegales, o a través de comerciantes informales y buhoneros que también venden copias ilegales de programas de computadoras?


El querer prohibir los videojuegos violentos sería absurdo por sí sólo, a menos que también se prohibieran las películas violentas en el cine, la televisión normal y la TV por cable; y que, de alguna forma, también nos la ingeniemos para acabar con la violencia en las barriadas y en nuestros campos. Además, tendríamos que prohibir abobinaciones que nos convierten en seres humanos consumistas, como lo es la publicidad, así como prohibir las formas mediáticas que irrespetan a las mujeres y las convierten en objetos sexuales, tales como ciertos tipo de reggaetón y hasta la pornografía. ¿Están dispuestos los diputados a asumir el costo político de prohibir todo esto?

¿Es la solución prohibir?

No señores. La solución es crear conciencia, para lo cual tenemos que usar los medios de comunicación, públicos y privados, para hacer campañas en contra de aquello que perjudica a nuestros niños, niñas y adolescentes. Tenemos que generar "contra-publicidad" que combata al consumismo, la violencia, el machismo, el belicismo, y que divulgue nuestra cultura y los valores socialistas, usando formas y estéticas atractivas y que llamen la atención. Si los medios privados inyectan a nuestros niños 2 horas diarias de publicidad, tenemos que crear legislaciones que por un lado limiten esa publicidad, y por el otro nos permitan colocar gratuitamente igual cantidad de mensajes de "contra-publicidad" hecha por nosotros, en medios privados y públicos, con los valores y mensajes que queremos inyectar a la juventud.

¡Si la burguesía nos inyecta 3 horas de publicidad al día en Venevisión, ¡nosotros tenemos que darle la misma cantidad de contra-publicidad, en ese mismo canal! Ellos nos obligan a ver su publicidad en todo tipo de objetos: vallas publicitarias, camionetas por puesto, el Metro, partidos de fútbol y beisbol, páginas web, material POP y hasta en los urinarios. ¡Démosle una cucharada de su propia receta!

El artículo 11 de la ley de videojuegos intenta ir en esa dirección, pidiéndole a los medios que hagan "programas de información sobre la peligrosidad y los videojuegos bélicos y juguetes bélicos". Pero el artículo es ambiguo, no plantea obligaciones, tiempos mínimos ni sanciones, y pide a nuestros enemigos políticos (los medios privados) que ellos hagan los mensajes contra los videojuegos violentos, con apenas una "supervisión" nuestra. ¿Le pediría usted a Gustavo Cisneros que haga publicidad a favor del socialismo?

Los ciudadanos se están acostumbrando a que las leyes sean letra muerta que no se cumple. Uno lo ve rutinariamente en el centro de Caracas, cuando motorizados y peatones se comen la luz frente a los fiscales de tránsito, sin que estos hagan nada al respecto. Incluso vi hace unos días a un motorizado circulando con su hijo de 7 años, ambos sin casco, comiéndose la luz a toda velocidad frente a un fiscal que estaba "muy ocupado" mandando un mensaje de texto.

Realmente necesitamos caras nuevas en la Asamblea Nacional, una renovación que entienda que el Parlamento no es el lugar adonde vamos a hacer conciliaciones con la Oligarquía, sino el sitio donde se arman instrumentos legales y reales para comenzar a crear el socialismo.


Creo que somos muchos los que queremos que los candidatos revolucionarios para las elecciones de 2010 sean nuevas caras, con propuestas claras, resueltas a crear leyes para profundizar el socialismo, los derechos de los trabajadores, el ir paulatinamente quitándole privilegios a la burguesía, irles limitando las ganancias, acabar con la especulación, mejorar el sistema de Salud, aprobar leyes efectivas en contra de la delincuencia (que algunos achacan a los videojuegos, como si los malandros se la pasaran jugando Counter-Strike; ¿qué hay de las esperadas reformas al Código Orgánico Procesal Penal y al Código Penal?). Además, hay que estudiar y aprobar leyes y decretos que están en mora desde que se aprobó la Constitución de 1999.

No queremos leyes que intentan "conciliar" con las oligarquías, como aquella que hace vida en las asociaciones taurinas. Tampoco queremos leyes mal hechas, que terminan convirtiéndose en letra muerta que, sin embargo, es usada por nuestros enemigos para acusarnos de locos o estúpidos.

De elegir una generación de relevo y cambiar las caras es que depende nuestra victoria en septiembre de 2010. 


http://lubrio.blogspot.com/2010/01/por-que-nuestros-diputados-aprueban.html



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Luigino Bracci Roa

Estrecho colaborador y antiguo miembro del equipo editor de Aporrea. Bracci es un celoso defensor del Software Libre y de la libertad de expresión.

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