Por allí se vienen escuchando, desde hace bastante tiempo, señalamientos y denuncias de todo tipo y calibre acerca de que la “mordida”, como la llaman los mexicanos, continúa siendo práctica común en los estamentos del Estado. Se habla del cobro de comisiones para el otorgamiento de contratos de obras y servicios a dedo, muchos de los cuales, se asegura, son fraccionados para evadir los procesos de licitación, así como que, en casos bien frecuentes, se recurre a la fórmula de las “emergencias” para asegurar no sólo jugosos sobreprecios, sino recursos presupuestarios que no habían sido previstos.
Como no es posible dudar de que ello esté ocurriendo, pues ese ha sido uno de los mayores males de este país a través de toda su historia, hacemos un llamado urgente a la Contraloría General para que, a propósito de la agenda de las tres “erres” que propuso el presidente Chávez hace dos años, disponga ya y sin mayor dilación, la revisión selectiva de las declaraciones juradas de patrimonio que, por ley, todo ciudadano designado para ocupar un cargo público debe formalizar por escrito ante el órgano contralor y ese proceso pudiera iniciarlo con las declaraciones de los más altos funcionarios del Estado de los últimos años años (quizás tres o cinco), por ejemplo.
Igualmente, se nos ocurre sugerir que el órgano contralor debe diseñar estrategias de vigilancia y control rigurosos y permanentes, en donde sea posible la incorporación del pueblo como coadyuvante activo de ese proceso, sea ya a través de las Juntas Comunales o de otra forma de organización que ya exista. ¡Quien más que los ojos el pueblo puede abonar y mucho para la efectividad de un plan de tal índole…!
La corrupción hay que enfrentarla ya, pero para ello no bastan los discursos y las buenas intenciones sino de una praxis bien planeada y persistente, apuntalada en un control que maneje nuevos códigos, si queremos derrotarla, única opción que tenemos quienes creemos en los cambios revolucionarios para construir una nueva Venezuela, como intentamos hacerlo bajo el liderazgo indiscutible del Comandante Hugo Chávez.
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