(El Nobelado Stiglitz luce Neomarginalista)

El PTB Inorgánico

<<Las obligaciones vencidas en un periodo determinado representan el precio total de las mercancías vendidas (PTB, decimos ahora). La cantidad de dinero necesaria para la realización de esa suma depende ante todo de  la velocidad del curso de los medios de pago.

 La función del dinero como medio  de pago implica una contradicción sin término medio. Mientras los pagos se compensan, (el dinero) sólo funciona de manera ideal, como dinero contable  y medida de los valores. Cuando los pagos tienen que efectuarse en la realidad, ya no se presenta como simple medio de circulación, como forma transitiva que sirve de intermediario para el desplazamiento de los productos, sino que interviene como encarnación individual del trabajo social, única realización del valor de cambio, como  mercancía absoluta. Esta contradicción estalla en el momento de las crisis industriales o comerciales (o financieras) a las que se les ha dado la denominación de crisis monetarias.

 Sólo se produce cuando se han desarrollado el encadenamiento de los pagos  y un sistema artificial (bolsas de valores) de compensarlos de manera recíproca. Si una causa cualquiera perturba este mecanismo, el dinero, en un vuelco brusco y sin transición, deja de funcionar en su forma puramente ideal de dinero aritmético o de contabilidad. Se lo reclama como dinero contante y sonante,  y las mercancías profanas ya no pueden reemplazarlo. >> (Total: unos ganan y la mayoría pierde). La utilidad de la mercancía deja de contar, y su valor desaparece ante lo que sólo es su forma. Karl Marx El Capital (Libro I Sección Primera La Mercancía) Todas las negrillas encomilladas acabo de colocarlas yo.  

 

De partida, hablamos  de Producto Territorial Bruto inorgánico  con el mismo sentido que caracteriza el dinero fiduciario. Hasta las monedas de oro en circulación terminaron siendo fiduciarias, sobre todo las de los pobres,  y como tales susceptibles de alteraciones  entre su valor nominal y el intrínseco1. Tal fenómeno se explica con el paso del trueque a   la compraventa de mercancías. Esta lleva consigo  la intermediación de terceros (el Estado) entre vendedores y compradores para regular la masa de dinero como numerario o medios de pago.

 

Los cheques, sus endosos, pagarés, letras de cambio, bonos, cesta tickets, monedas febles, divisas y afines, todos estos  medios de pago circulan sin más respaldo que la confianza depositable en ellos. Esta fe la inspiran  el Estado como principal avalista,   y   la dinámica económica que viciosamente   los pone en circulación.

El PTB se compone de todo el valor trabajo acumulado en las  mercancías involucradas como medios de producción prefabricados y enriquecidos con   el valor añadido por la mano de obra que los transforma en nuevos valores de uso durante un periodo determinado.  El valor del (PTB) sufre algo parecido: mientras los artesanos  trocaban sus bienes como simples valores de uso, sólo la utilidad de los mismos obligaba al   intercambio de los excedentes de cada artesano  o campesino libre, y el trabajo de cada bien determinaba su valor aunque a este nunca se le puso precio alguno ya que esos valores de  uso no se vendían ni compraban. Cada bien  específico  representaba  el  “precio silenciado” de  otro en particular, y viceversa.

 

El estudio macroeconómico del valor trabajo que alimenta el PTB  se sistematiza   con los economistas clásicos. Adam Smith ofreció una   teoría que terminó cuestionando el  origen mercantil de las ganancias burguesas. Si el trabajo crea el valor, mal puede la ganancia generarse en el  mercado donde aquel es solamente intercambiado. Su trabajo sirvió de apoyo a Karl Marx,  científico pionero en la consolidación y demostración de que toda ganancia expresa tanto valor como el arrancado al asalariado en los centros fabriles del capitalista. 

El descubrimiento de Marx  echa por tierra las hipótesis de los neoclásicos o economistas vulgares, particularmente la de los  marginalistas quienes para zanjar las “incomodidades” clasistas derivadas de la Economía Clásica  smithiana confundieron  valores de uso con valores de cambio, asimilaron la  microeconomía a la  macroeconomía. Mediante un  pedante y  profuso  manejo estadístico de agregados económicos,   ellos  les atribuyen a la escasez o abundancia  de algunos  bienes naturales unos valores de cambio  que no poseen, y lo hicieron al margen de las relaciones sociales de producción. Para los marginalistas no cuenta valor de cambio del trabajador sino su valor de uso, su “utilidad marginal”. Al asalariado se le usa al lado  y en un plano de igualdad productiva con los  medios de producción. Estos  son estériles per, su  valor ya fue contabilizado como parte del PTB de períodos previos,   y según esos economistas vulgares  al asalariado debe pagárseles de acuerdo a su utilidad técnica y no en función del   valor que crean en los galpones del capitalista.

El PTB como expresión de todos los precios de la Oferta de un periodo económico respeta el valor nominal de la moneda básica pero cuando el volumen de circulante  adquisitivo para un período económico dado se aparta del valor del Producto Territorial Bruto (PTB), efectivo en bienes y servicios como  valores de uso, este PTB ora se revalúa nominalmente si resulta escaso, ora se devalúa si resulta excesivo, al igual que cualquiera otra mercancía. El juego bursátil se acoge a la ley de la ofertademanda y marca su valor de mercado. Diremos que el PTB es inorgánico porque su monto en dinero estaría sujeto al mismo carácter inorgánico de la moneda que le sirve de medida para su  valor.

Buena parte del numerario sale al mercado contaminado con la probabilidad de que su volumen exceda con creces el valor trabajo de las mercancías que salen de las fábricas. Estas llevan un valor trabajo,  de cambio, pero los mercaderes del crédito, los financistas y el Estados terminan poniéndoles otro generalmente superior. El PTB se hace inorgánico, los valores de  uso y su utilidad ya parecen  no contar y la Economía que se  asfixia en un mar de papeles inservibles   contradictoriamente clama por más de ellos. 

Es el típico distanciamiento cuantitativo entre valores de usov. de cambio inevitablemente derivado del dinero como intermediario entre los productores y como medio de pago. Estos distanciamientos están potenciados para provocar las megacrisis financieras sin que nadie ni   Estado alguno pueda prevenirlas ni regularlas. Son crisis inherentes al proceso mercantil fiduciario y crediticio.

Toda esa problemática de las alteraciones del valor de la moneda y del PTB representan  el meollo fundamental entre un sistema de trueque y otro mercantil, pero magnificado  éste en condiciones capitalistas, habida cuenta de que en este sistema, contrariamente a lo planteado por los marginalistas,  termina privando el circulante frente a los bienes y servicios o valores de uso, a tal punto de que el empleo del dinero como medio de pago cristaliza en la figura del crédito.

Cuando el Nobelado Stiglitz sugiere abultar el PTB a punta de servicios no mercantilizados, en cierto modo reedita el criterio marginalista   del valor utilitario común a todos los bienes con inclusión de los b. naturales tales como el agua y los diamantes. Aunque él alude a otros bienes, los  de producción casera, por ejemplo. Repite así la ignorancia de  que precisamente la utilidad de las mercancías es creada exclusivamente por los trabajadores en   el momento mismo que ellos transforman los medios de producción que en conjunto forman el PTB orgánico que luego se trueca en  inorgánico.

1.-Recordemos los famosos y repudiados “mediecitos lisos”, de plata. Los comerciantes al menudeo y de bodegas de pobres estaban moscas ante esa alteración monetaria. La devaluación de esa monedita la hacía inaceptable en la circulación y su vida solía terminar en los crisoles. Hasta las de níquel terminaban allí por igual situación circulatoria. Sin embargo historiográficamente jugaron el papel de indicador indiscutible de la constancia de precios  que hacía muy raro  el reemplazo del circulante por otras monedas como suele pasar modernamente en algunos países rezagados o   mal gerenciados.

marmac@cantv.net



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Manuel C. Martínez M.


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