Más allá de la conciencia

Lo único que está “más allá de la izquierda y la derecha” es aquello que involucra la supervivencia de la especie humana. Y actualmente nos estamos acercando a la fase terminal del ecocidio total, que involucra en nuestro planeta todo aquello que se mueve ...y lo que no se mueve, porque todo está vivo. Todavía.

Pero esa no es la clase de vivos que interesan a quienes se ocupan de la política como profesión para ganar dinero. Son personas que establecen sus propios parámetros, sus propios límites, sus propias talanqueras, de acuerdo a lo que tengan que hacer para continuar garantizándose una vida regalada. Cuando las personas hacen una profesión lucrativa de las declaraciones, de las posiciones políticas y hasta de las traiciones, nada de lo que digan debe interpretarse como producto de una profunda reflexión política ni como una expresión de conciencia. Los politiqueros de oficio no tienen conciencia.

Esos sujetos pueden ser incluso marxistas leninistas en una época, y en la siguiente ser pro capitalistas , amigos del imperialismo y sus arrastrados. Para ellos, eso no es brincar la talanquera, porque ellos son los que definen qué es una talanquera y dónde está ubicada. Perfectamente pueden moverla cuando les convenga, porque de tanto cubrirse las espaldas cuando estaban infiltrados en el proceso revolucionario, pueden cubrirse ahora también los costados y el frente. Y tal vez necesiten en el futuro saltar a la cuarta dimensión porque, si pasan a través de la talanquera en vez de saltarla, serán tremendos trascendentalistas que habrán ido más allá de sí mismos. Serían unos politiqueros metafísicos.

“La talanquera es la Constitución” -dijo uno que había sido educado en el marxismo leninismo. Es un principio provisional del inefable politiquero. Sólo negocios, pues.
La inviolabilidad de la Constitución fue la excusa de los gorilas hondureños para dar el golpe contra Mel Zelaya, pero todo el mundo sabe que la verdadera razón fue su posición con respecto a la ALBA y el hecho de que hubiera saltado la talanquera de la clase a que pertenece, para pasarse al lado del pueblo más desposeído. Son casos rarísimos, pero el señor Zelaya demostró que el verdadero humanismo aún existe.

Con respecto al salto de talanquera hacia la izquierda hay antecedentes: Mao Zedong, era hijo de un terrateniente, pero se pasó al lado de los campesinos por su empeño en “amar de todo corazón al pueblo”, Bolívar comprometió su vida y su fortuna en la lucha por la independencia de nuestra Abya Yala y no sólo murió pobre, sino atacado por otros mantuanos que lucharon junto a él, pero con otros planes, más personales y menos altruistas.

El salto de talanquera hacia la derecha también tiene historia; es el caso del catire Páez, por ejemplo, y muchísimos más que, sin haber hecho lo que hizo el llanero de espada invencible, igual buscaron arrimar la brasa para su sardina pasándose al enemigo. Recientemente, en Venezuela, se habla de saltos de talanquera en casos que no implican tal brinco, sino una sinceración de posiciones.

En el caso cierto periodista, el suyo es un legítimo salto de talanquera ideológica, porque no sólo fue hijo de obrero, sino de obrero comunista, pero aceptó el lavado de cerebro que se le propinó. Pero el caso de Falcón no es un típico salto de talanquera. El tipo era más peligroso para el proceso revolucionario cuando estaba dentro, que ahora. Ocurre que cuando un encubierto ha sido ubicado claramente, debe salir del juego. Cuando las bases del PSUV comienzan a tener el poder de elegir a sus propios candidatos y cuando se está tan rayado por sus acciones a favor de los poderosos, ya no es negocio estar dentro del PSUV, y esta clase de tipejos considera seriamente las ofertas que les hacen desde el otro bando.

Pero para ellos no es “otro” bando. Siempre fue el suyo, y eso puede probarse utilizando el método del señor Cristo: “Por sus frutos los conocerás”. Aunque se presente como el próximo Frijolito, lo cual se viene runruneando desde hace tiempo, el mejor servicio a los oligarcas lo hizo cuando estaba como gobernador. Al pobre lo van a reventar si lo enfrentan contra Chávez, porque, con todos sus errores (porque Chávez es un hombre y no un Dios Celestial Infalible), a pesar de todos los desencantos que en el pueblo provocan quienes aún están encubiertos dentro del gobierno, saboteándolo todo a nombre de la Revolución, a Chávez le queda mucho terreno por recorrer como Presidente de este país. Así que en las próximas elecciones, que la derecha sabe que perderá, necesitaban un figurón que quemar, una referencia para sustituir al inefable Frijolito carabobeño y al filósofo del Zulia, probablemente dedicado a escuchar los cantos de ballena con su panita Alan García. Marranos de un mismo corral, con el perdón de los cerdos.

Una lucha interna en el PSUV que sea abierta, en la cual las posiciones ideológicas se ventilen, durante y después del Congreso Extraordinario; ayudará a definir el camino de este proceso revolucionario. Pudiera decirse que delimitaría las talanqueras. En este momento, cada sector social involucrado en la lucha revolucionaria, cada cual con su agenda, tiene una idea de la dirección que le conviene seguir. Lo que pasa es que sin el pueblo llano, el que sigue a Chávez, nadie podría hacer nada por su cuenta. Así que a los oportunistas les conviene estar con el Comandante, pero manteniendo bien a raya al pueblo revolucionario porque el Socialismo no gusta a quienes sólo quieren hacer dinero para escalar posiciones hacia la burguesía.

Si quiere lograr el Socialismo, que es la única manera de acabar definitivamente con la pobreza, el pueblo revolucionario tiene que impulsar la lucha ideológica, tiene que ganarse a los dudosos de la pequeña burguesía, tiene que apoyar a, y apoyarse en, los profesionales que, sin comerse el cuento de que son una clase aparte, han decidido acompañar al Presidente y al Pueblo en la transformación verdadera. Pero toda esa unión solidaria debe ser bajo los parámetros de la Revolución. Cuando es necesario hacer concesiones de fondo, entregar los intereses fundamentales del pueblo a cambio de una falsa unidad, estaríamos suscribiendo una agenda que no es la nuestra.
Cuchillo para nuestra garganta.


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Andrea Coa


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