¿Fue un farsante Luis Beltrán Prieto Figueroa?

Prieto Figueroa, Luis Beltrán: escribió en un artículo en su revista Política: “Betancourt es superior a Jesucristo, porque éste en su cruz de moribundo estuvo entre dos ladrones y a uno de ellos le prometió su reino. Rómulo no tiene esa clase de condescendencia. Para él, el puesto de los ladrones está en la cárcel.[1]

Prieto Figueroa, Luis Beltrán: Nació en la Asunción (Nueva Esparta), el 14 de marzo de 1902. Se decía de él que era poeta, ensayista, pero sobre todo “Maestro”, como se le llamaba a Rómulo Gallegos. Fue también golpista, senador, ministro de Educación, sindicalista y proyectista de modelos educativos. A principios de los 40, regentó una librería en Caracas, situada de Torres a Veroes. Cuando los militares juramentados para derrocar a Isaías Medina Angarita iban a esta librería, a buscar algún mensaje le preguntaban al golpista Prieto Figueroa: “¿Tiene usted el libro China En Llamas?”. Gonzalo Barrios cuenta muy eufórico que los días que precedieron al famoso 18 de octubre aquella obra tuvo una colosal demanda[2].

Prieto Figueroa, Luis Beltrán: Se hizo de Prieto una figura que en absoluto se aviene con la realidad. Prieto en verdad nunca fue de izquierda, y lo probó hasta que Betancourt le dio la espalda. Luego los grupos de izquierda en su necesidad de crear un punto de ataque contra la mole Betancourt-Caldera, procuraron hacer de Prieto un revolucionario. Lo pusieron por los cielos, y el “maestro” aceptó el papel. Pero lo cierto era que Prieto era más reaccionario que el mismo Betancourt, que Leoni y que Gonzalo Barrios (su compadre). Prieto justificó y apoyó la guerra de los gringos contra Vietnam; Prieto llegó a decir que en la última alianza del MEP con los comunistas, éstos lo habían empavado. Prieto no quiso nada con los miricos cuando estos se fueron de AD. Cuando los jóvenes del MIR le pidieron que les acompañara, Prieto les contesto: “Yo no estoy loco”. Prieto apoyó la expulsión de Domingo Alberto Rangel de AD.

Así y todo hoy, digo, ya se ha santificado a Prieto como izquierdista, que es como decir, por ejemplo, que Pérez Jiménez tuvo fue un hombre anti-norteamericano, lo cual tampoco fue cierto.

Prieto Figueroa, Luis Beltrán: Prieto convalidó la represión de Betancourt y de Leoni, las torturas y los asesinatos, los desaparecidos. Y justificó las acciones represivas de Gonzalo Barrios cuando éste era ministro de Relaciones Interiores. Dijo Prieto que Barrios era un hombre incapaz de ordenar la represión o de tolerarla. Cuando se le preguntó por qué razón no había elevado su voz de protesta contra el monstruoso crimen contra Alberto Lovera, y contra los desaparecidos y los fusilados, entonces Prieto contestó: “¿CÓMO LO IBA A HACER SIENDO YO EL PRESIDENTE DEL PARTIDO?”[3]. Para Prieto, cualquiera en AD que criticara a sus propios compañeros quedaba como un tonto, y él era el que menos quería aparecer haciendo tal papel.

Prieto Figueroa, Luis Beltrán: Prieto fue a AD como Luis Alberto Machado a COPEI.

Prieto Figueroa, Luis Beltrán: Don Luis Beltrán no tenía pelo de tonto, y aprendió mucho de su maestro Gallegos. El 19 de enero de 1927, Gallegos mediante una carta extraordinariamente adulatoria, le había pedido a J.V. Gómez unos realitos para hacer un viaje a España; al enterarse de esto, don Luis Beltrán se apresuró a escribir la suya, y la hizo en estos términos nada pedagógicos[4]:

Caracas, 22 de abril de 1927

Sr. General Juan Vicente Gómez.

Maracay

Respetado General:

            Salúdalo respetuosamente y hago votos por su prosperidad y dicha.

            Tiene por objeto la presente significarle, que encontrándome enfermo y siendo de urgente necesidad someterme a una intervención quirúrgica, según opinión del doctor Andrés Pietri, para la cual carezco por completo de recursos, acudo a usted para solicitar la ayuda a tal respecto.

            No dudo que sus bien inspirados sentimientos altruistas y la nunca desmentida bondad de Ud. decidirán favorablemente la solución que la necesidad y mi estado de enfermedad me obligan hacerle.

De Ud. con toda consideración y afecto,

Atte S.S. y amigo

Luis Beltrán Prieto Figueroa.

Prieto Figueroa, Luis Beltrán: El 24 de junio de 1960 se produce un hecho estremecedor en Venezuela: el atentado de Los Próceres. Sufre el presidente de la República quemaduras en la cara y en las manos, y apenas si puede salir por sus propios medios del cadilac que ha quedado incendiado. Inmediatamente es internado en el Hospital Clínico Universitario. La conmoción por este hecho fue penosa en todo el país, pero el que más lo sufrió fue Luis Beltrán Prieto Figueroa, quien no pudo contener las lágrimas: “-Pero si no es nada Negro”, le contestó Rómulo viéndole tan tembloroso en una de las salas del Hospital. En realidad no era auténtico el dolor de Prieto, sino adulación, una pose que perseguía sus fines, como en cualquier político de partido venezolano. El propio Prieto lo expresó de esta manera: “Al saber la noticia, atolondrado me precipité en el cuarto donde los médicos lo atendían. Mostraba la cara amoratada; sangrante las manos y el cuerpo. Ante el horror y la indignación que me provocaba aquella visión, quebrada la voz, los ojos llenos de lágrimas, apenas acerté a balbucir algunas palabras. Al escucharlas reconoció mi voz, comprendió mi turbación y como para alentarme me dijo, levantando las manos: No es nada Negro, se trata de un accidente profesional, vete a Miraflores.[5]

Betancourt lo conocía muy bien. En eso de conocer los hombres Betancourt era muy listo, y por eso se metió al país en el bolsillo. Ya sabía por ejemplo que los altos dirigentes comunistas (como Pompeyo Márquez, Guillermo García Ponce y los Petkoff) estaban locos por enchufarse en los puestos públicos, y que realmente no buscaban ninguna liberación nacional ni lucha revolucionaria alguna. El le diría luego a sus compañeros del CEN: “Yo no podré complacerlos durante este mandato porque las circunstancias me son muy adversas, pero ustedes podrán emplearlos y hacerlos útiles al Estado (adecos), cuando yo entregue en 1963.” El que los hizo útiles al Estado (adecos) fue el otro gran farsante y ultra-adeco de Rafael Caldera. Ya para cuando el gobierno de CAP, la plana mayor del MIR habrá vuelto al Partido del Pueblo.

Prieto Figueroa, Luis Beltrán: El 15 de julio de 1967, Betancourt, con métodos nada democráticos ni participativos, ni directos, envió instrucciones a su partido para procurar detener el avance de la candidatura de Prieto Figueroa y escamotearle los votos. Es así como se impone como candidato de AD, por la fuerza, a Gonzalo Barrios. Decía Betancourt: “De lo que se trata es de estructurar un comando unificado que programe y realice de un extremo a otro del país una acción encaminada a derrotar la maquinaria fraccionalista. Tenemos que hacer triunfar nuestros candidatos en las elecciones primarias. Serán en ellas y no en las elecciones que hagan las convenciones nacionales. Debemos actuar sin dejarnos atemorizar por la amenaza de la división.[6]” Pero cuando el 25 de septiembre se realicen las elecciones primarias Gonzalo Barrios y Betancourt contemplarán espantados sus resultados. Prieto alcanza la mayoría en 16 de las 25 seccionales del partido. Y comenzó la guerra, porque ya Betancourt no creerá mucho en aquella doctrina y en aquellas razones por las echó del poder con un Golpe de Estado a Isaías Medina Angarita.

Prieto Figueroa, Luis Beltrán: Establecido Rómulo Betancourt en Nápoles le visitan con frecuencia Luis Beltrán Prieto Figueroa, Reinaldo Leandro Mora (quien era embajador ante la Santa Sede), Gonzalo Barrios y Jesús Angel Paz Galarraga. Todos precandidatos por AD, quienes saben que el viejo zorro es el depositario de la confianza norteamericana hasta su muerte (como Juan Vicente Gómez): es el único quien puede certificar quién será el sucesor de don Raúl Leoni. Betancourt sentía hacia Prieto un rechazo íntimo que le costaba disimular; aunque el Negro le hubiese mostrado tanta fidelidad toda la vida sobrelleva una oscurana actitud para todo. Le parecía que ni era intelectual, ni era maestro ni humanista, sino un vivo redomado. Como resultaron casi todos los mepistas.

Se parecían los dos demasiado, con la sola diferencia de que Prieto odiaba al cardenal José Humberto Quintero, excelente orador y uno de los más cultos prelados del siglo XX, quien, por coincidencias en la política eclesiástica y posiciones anticomunistas, había ligado muy bien con don Rómulo. Pero Prieto era de una hipocresía y de falsedad que como digo, escamaba a Rómulo: Dirigía una revista para pedagogos, intelectuales, políticos y profesionales llamada “Política”[7] con el fin de ir creando un espacio para su futura candidatura presidencial y el jefe mayor se enteraba de estas cosas, y las veía con malos ojos. Aparecía como un tío indefinido, y a Betancourt le estremecía su viscosidad. A veces hablaba de darle un vuelco al país, y aunque era pura demagogia, y así lo entendía Betancourt (como lo demostraría tiempo después el otro gran demagogo de Luis Piñerúa Ordaz), estas memeces molestaban a un partido que estaba siendo minado horriblemente por el negocio sucio, la mordida y el clientelismo. Prieto que había sido elegido senador (por dos períodos consecutivos) por las Isla de Margarita jamás se preocupó siquiera en resolverle el problema de un acueducto, el asfaltado de una calle o la puesta en marcha de algún alumbrado, en algún barrio. Se la pasaba encerrado en su castillo de cristal, malhumorado, repartiendo recomendaciones para sus acólitos y pidiendo colaboraciones contantes y sonantes para su revista que era exageradamente muy bien financiada por Miraflores y varios despachos oficiales. De Miraflores recibía un subsidio de 25 mil bolívares mensuales (unos 5.000 dólares para la época), que se donaban sin factura de ningún tipo. Además, a toda su familia la tenía enchufada en el gobierno.

Prieto Figueroa, Luis Beltrán:

Alfredo Peña[8]: ¿Qué entiende por unidad chucuta?

Prieto Figueroa: Que se repita lo de 1973; una unidad entre el MEP y el PCV, en la que perdió políticamente el MEP. Preferimos ir solo.

Prieto Figueroa, Luis Beltrán: Alfredo Peña[9]: En cierta oportunidad Ud. hizo unas declaraciones justificando la intervención norteamericana en la guerra del Viet-Nam. Un hecho muy sorprendente, porque contra la presencia de tropas norteamericanas en aquel país estaban de todas las ideologías y movimientos de las más diversas procedencias. ¿Ratifica Ud. aquella posición o lo considera un error?

Prieto Figueroa: Yo no justifique la intervención de los EE. UU en la guerra del Viet-Nam. Lo que dije fue que Estados Unidos fungía de potencia defensora de los principios democráticos y que debía ser leal a esa prédica. Por lo tanto, tendría que llegar a un acuerdo para retirarse de Viet-Nam.

Alfredo Peña: ¿Pero a que acuerdo podría llegarse? Estados Unidos era una potencia agresora en Viet-Nam. El desenlace era inevitable, la agresión y intervención habla de derrotarlas. Usted no hizo -en ese momento– lo que hicieron otras grandes personalidades: poner toda su influencia a favor de una causa justa como era la defensa de la independencia de Viet-Nam.

Prieto Figueroa: Está equivocado. Yo participé en el congreso de Estocolmo de Solidaridad con el pueblo del Viet-Nam, en 1974. En 1965 se reunió en Lima el primer congreso Latinoamericano de Parlamentarios. Coincidió en la invasión de Estados Unidos a Santo Domingo. Yo hice una condenatoria categórica de aquella grosera violación de la independencia de un pueblo. Esto ilustra mi consecuente posición anti-imperialista, que viene de la tradición de los principios anti-imperialistas del PDN.

Prieto Figueroa, Luis Beltrán: Prieto era un furibundo anticomunista, y esto aunque parezca raro también molestaba a Rómulo Betancourt, porque Betancourt sí se consideraba el más auténtico anticomunista de América Latina, mientras que veía que Prieto intentaba serlo sólo para adularle y hacerse con la Silla suprema. Prieto hizo perseguir con saña a los excluidos jóvenes del MIR: los hostigaba sin compasión para estar a la altura del jefe máximo, y hacerle sentir cuán apegado estaba a su línea de guerra sin cuartel a los “extremistas”.

Pero, como se ve, Rómulo no le reconocía sus esfuerzos. Sencillamente Betancourt no le creía sinceras estas miserables acciones contra la izquierda, y hasta lo miraba con desprecio; pero aquel Negro no era digno de su negritud. El sectarismo de Prieto dejaba pálido al de Betancourt, y esto sacaba de quicio al Piache de los adecos. Era tal el servilismo de Prieto al Brujo de Guatire, que en una ocasión escribió en un artículo en su revista “Política”: “Betancourt es superior a Jesucristo, porque éste en su cruz de moribundo estuvo entre dos ladrones y a uno de ellos le prometió su reino. Rómulo no tiene esa clase de condescendencia. Para él, el puesto de los ladrones está en la cárcel.[10]”.

Prieto Figueroa, Luis Beltrán: Le preguntó Alfredo Peña a Prieto: “Usted dice que el gobierno de Medina no era democrático. Sin embargo, nunca hubo presos políticos mientras él fue Presidente de la República; por el contrario cuando gobernó AD sí hubo presos y perseguidos políticos”. Prieto le respondió: “Es cierto, pero en el gobierno de AD tenía que haber presos políticos porque éramos un gobierno revolucionario. Estuvieron presos todos los medinistas, todos los lopecistas y todos los gomecistas que estaban conspirando”[11].



[1] Juan Bautista Rojas (1973), Vol. I, op. cit., pág. 180.

[2] Véase “La Verdad Inédita”, Ana Mercedes Pérez, Ernesto Armitano Editor, Caracas, pag. 88.

[3] “Conversaciones con Luis Beltrán Prieto”, editorial Ateneo de Caracas, Caracas, 1978, pág. 79.

[4] Existe una fotografía de esta carta en el libro “El Gentilicio Enfermo” de Silvio Ruiz; Ediciones Garrido, pag. 127, Caracas, 1971.

[5] Citado en “El General Betancourt y otros escritos”, Ediciones Centauro, Venezuela, 1970, pag. 84.

[6] “Los adecos en el Poder”, Sanin, colección Criterios, Publicación Seleven, c.a., Caracas, 1983, pag. 285.

[7] Hubo una edición especial de esta revista en la que se insertó una serie de pautas publicitarias con la memoria de cada uno de los institutos Autónomos y de las gobernaciones, cada uno de los cuales pagaron 8000 bolívares.

[8] “Conversaciones con Luis Beltrán Prieto”, editorial Ateneo de Caracas, Caracas, 1978, pág. 180.

[9] “Conversaciones con Luis Beltrán Prieto”, editorial Ateneo de Caracas, Caracas, 1978, pág. 195, 196.

[10] “Los Adecos”, Juan Bautista Rojas, Editorial Fuentes, Caracas, 1973, pag. 180.

[11]  “Conversaciones con Luis Beltrán Prieto”, editorial Ateneo de Caracas, Caracas, 1978, pág. 42.


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José Sant Roz

Director de Ensartaos.com.ve. Profesor de matemáticas en la Universidad de Los Andes (ULA). autor de más de veinte libros sobre política e historia.

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