Es oportuno que hablemos claro a nuestros precandidatos y precandidatas del PSUV para que no vayan a incurrir por nada del mundo en la inmoral, ridícula, engañosa y repulsiva práctica de los politiqueros tradicionales de hacer de esta campaña interna una andanada de anuncios demagógicos, con la intención de pretender que la gente crea que cuando ustedes vayan a la Asamblea nacional se acordarán de todos y cada uno de los problemas de quienes les dieron el voto. Sería más de lo mismo, y no habría ninguna diferencia con aquellas oprobiosas campañas plagadas de mentiras de adecos y copeyanos, cuyos candidatos no se medían a la hora de ofrecer imposibles con tal de conseguir el favor del electorado.
Esas caminatas y visitas a los sectores populares no deben hacerse sólo con motivo de un proceso electoral, para hacerle creer a los habitantes de un determinado sector que se tiene alguna preocupación por sus problemas, cuando en verdad lo que se busca es que sepan que estamos pidiendo de limosna que voten por nosotros. Derrotemos esa gastada retórica y ese seudo parlamentarismo ocasional de calle.
Los inscritos y militantes del PSUV deben tener claro que las elecciones internas del próximo mes de mayo no son cualquier elección de un reinado de belleza, ni mucho menos una elección cualquiera de los postulados. La confrontación interna es política-ideológica. No es de carisma, nos es de amistad, no es de funcionarios con bozal de arepa contra un adversario específico. No es una competencia tecnocrática de quien atiende a las comunidades, a través de operativos financiados solapadamente por un ente gubernamental o con dineros habidos durante el ejercicio de alguna función pública. Es una confrontación de los que se ubican en el campo de le revolución socialista, de los revolucionarios, de la izquierda, contra los que se ubican en la derecha endógena, el chavismo sin Chávez.
No hagamos el ridículo ofreciendo lo que después no cumpliremos. Los revolucionarios debemos estar claros, y en eso hay que ser sinceros con nuestro pueblo, y garantizarle a militantes y no afectos al Partido Socialista Unido de Venezuela, que nuestro papel en la AN será para consolidar el contenido de nuestra Constitución Bolivariana y los programas de acción del Gobierno Revolucionario, que son la máxima garantía de felicidad y bienestar para el país. No seremos representantes sino voceros del poder popular, de las comunas y los consejos populares participando en la elaboración de políticas y leyes. Desde esa perspectiva, los militantes del PSUV tienen la responsabilidad de votar y derrotar a los enemigos externos e internos de la Revolución. Si queremos ganar la mayoría de la Asamblea Nacional debemos dar pasos contundentes contra la burguesía para satisfacer inmediatamente las necesidades más sentidas del pueblo.
Periodista
Isquior2@hotmail.com