Según quedó explicado al detalle en El Capital, de Karl Marx, los capitalistas industriales y los c. mercantiles, del comercio y de las finanzas, comparten la plusvalía arrancada a los asalariados por los primeros. Estos, por definición operan en la fábricas durante todo el proceso de transformación de medios de producción (capital constante) en nuevas mercancías listas para ser mercadeadas por los comerciantes. Pero también comparten el “plusproducto” que por concepto de “plusvalía comercial” y “pl. financiera” arranca a sus trabajadores el capital mercantil.
Ambos, productores y comerciantes, pueden usar dinero acreditado por los banqueros. Al final, las ganancias medias de cada sector de la Economía: producción, Comercio y Banca, terminan equiparándose tendenciosamente porque se trata de medidas fluctuantes en constante movimiento mientras la economía no detenga su marcha ni varíen radicalmente sus parámetros de organización y distribución.
Marx contrapone, meramente por razones didácticas, el capital mercantil formado por el c. comercial más y el c. financiero, al c. industrial. Sin embargo, se trata de la misma masa industrial de capital donde más que el capital lo que se divide son las funciones del capital a lo largo de la producción y circulación de las mercancías fabricadas en régimen burgués. Nosotros indistintamente llamaremos capital industrial a cualesquiera de esas metamorfosis: productiva, comercial o financiera.
Diremos, por ejemplo, que los comerciantes compran mercancías al capitalista industrial por debajo de su valor. A este precio le añaden sus respectivos costes constantes y variables comerciales: transporte, almacenamiento, ventas, gastos varios para la marcha de esas funciones circulatorias, y los “salarios comerciales de unos trabajadores que si bien no crean mercancía alguna les añaden más valor a las compradas por el comerciante, el de sus fuerzas de trabajo más el plusproducto (plusvalía comercial) de las horas excedentarias trabajadas sin paga alguna. Como este comerciante comparte la plusvalía del capital industrial, eso lo convierte en capitalista industrial.
Por su parte, la banca financiera opera de manera semejante. Sus capitalistas, en lugar de contratar directamente asalariados productivos + medios de producción con valores de uso necesarios para la fabricación de tal o cual mercancía, contratan prestatarios o gerentes de producción y(o comercio a quienes ceden el dinero necesario con miras a compartir el plusvalor de los asalariados de cada empresa. En el monto de los intereses activos, los banqueros recuperan su capital constante de oficinas y el de sus “asalariados financieros” a quienes también explotan reteniendo para si todo el plusproducto (plusvalía financiera) que en servicios bancarios les dejan todos los días. Esto lo convierte en capitalistas financieros o coaccionistas de todas las empresas donde ha colocado capital dinero o dinero con fines productivos y comerciales bajo condiciones burguesas.
Como ocurre en el comercio, la tasa de interés activa encarece pues el monto del capital total en funciones, y encarece el PTB con lo cual la tasa de ganancia se ve afectada para el conjunto. Al monto de plusvalía, añadida como parte del valor de las mercancías producidas sin paga al trabajador fabril, se añade el valor del plusproducto comercial y financiero (plusvalía mercantil) tampoco pagado al personal mercantil. Tendenciosamente las tasas de ganancia de cada industrial, productor, comerciante y financista tienden a igualarse. Digamos que cuando no haya comerciantes ni banqueros la vida será más barata para los trabajadores, estos podrían trabajar menos horas y sin embargo el PTB podría seguir creciendo en beneficio de todos, y no como ahora que lo hace sólo en beneficio de los industriales.