Tendencias internas y elecciones internas del PSUV

No hay duda que en el proceso electoral denominado “internas del PSUV 2O10”, que se realizara el próximo 2 de mayo, se confrontan dos tendencias ideológicas claramente definidas. Una que representa el pensamiento tradicional de la socialdemocracia y la otra que plantea una ideología revolucionaria adaptada a los nuevos tiempos del socialismo del siglo XXI.

La primera caracterizada por conductas socialdemócratas, que se identifican con el político profesional y la otra que expresa posturas revolucionarias. La experiencia de la política venezolana en los partidos tradicionales que gobernaron el país durante la cuarta república le dieron forma y modelaron el político profesional. El cual lo podemos definir, como: aquel militante que se establece un proyecto político en función de sus intereses personales y los de su entorno. Su interés en la vida política es trabajar y actuar en función de alcanzar posiciones superiores cada día, sin importarles el bienestar común. Utilizan la vieja frase de Maquiavelo: “El fin justifica los medios” para alcanzar sus metas y objetivos. Para ellos los principios teóricos e ideológicos y la ética política no cuentan. Son pragmáticos por aprendizaje. Cuando se cansa y logra recursos suficientes abandona de la lucha política y se dedica a su vida personal. Siempre colocan sus intereses subalternos por encima del objetivo estratégico del proceso social y político que lidera Hugo Chávez.

La segunda tendencia caracterizada por posturas revolucionarias de transformación económica y política de la estructura y superestructura de la sociedad en su conjunto. En esta tendencia se ubican todos aquellos revolucionarios que solo piensan en el bien común y dejan de lado su bienestar individual. La cosificación en su pensamiento de la ética política juega un papel relevante en su práctica diaria y en la dirección del Estado. Lógicamente la ética revolucionaria se convierte en un muro de contención que le impide caer en prácticas pragmáticas, demagógicas y de corrupción. De allí, que el revolucionario se la juega y no salta talanqueras, ni mucho menos abandona su pensamiento de transformación revolucionaria de la sociedad donde actúa. Estos militantes consagran su vida a la revolución y activan en situaciones normales y en situaciones adversas. Cada día nutren su pensamiento no solo del Marxismo, sino que lo alimentan y sistematizan de la realidad y de la práctica política, transformándolo en teoría revolucionaria.

El político profesional muchas veces es instrumento subalterno de los que gobiernan, acrítico y genuflexo. Se coloca al lado de los que quieren cambiar todo, para no cambiar nada. Solo utilizan al militante y al pueblo para lograr que sus objetivos de ascenso. Además, actúan desde las instituciones de gobierno utilizando el ventajismo del poder para promover su imagen con un discurso vacio y demagógico, Representan la ideología reformista y para alcanzar sus metas se llevan a cualquiera por delante. Carecen de ética política.

Esas dos tendencias se confrontan hoy en el PSUV. Una, la reformista que trabaja para mantener todo igual y la otra para transformar la sociedad. Una que utiliza las instituciones para convertir al PSUV en apéndice de ellas y lo inutiliza como instrumento crítico y orientador de la gestión de gobierno; y la otra, la revolucionaria actúa de manera contraria, considera al partido como el orientador y facilitador, no solo de las políticas del Estado y en su práctica revolucionaria siempre intenta insertase en la sociedad y transformarla.

El reformista, solo ve al partido como un medio utilitario y solo lo pone en movimiento cuando requiere defender sus intereses. No consideran los cuadros del PSUV y solo toman en consideración para dirigir y administrar los organismos del gobierno y del Estado a su entorno más cercano, sin importarles su permanencia en el proceso revolucionario. No le interesa la formación política del militante, ve la crítica como enemiga de sus intereses. El revolucionario considera el partido como el medio de dirección política y lo considera un colectivo donde el centralismo democrático, es la clave para establecer la táctica y la estrategia en la lucha revolucionaria. Practica a cada momento la crítica y la autocritica y respeta las decisiones de la mayoría. Cree en la necesidad para expresarlo con Gramsci, en una reforma moral e intelectual de la actual sociedad y está claro que sin “conciencia teórica y revolucionaria el partido no existe y sin partido revolucionario ninguna victoria es posible.”

Esa es la realidad actual del PSUV. Y valgan las elecciones internas para el debate ideológico y para rechazar el ventajismo que otorga el poder. Levantemos las banderas de la discusión política e ideológica e internalicemos: que queremos, dónde estamos y hacia dónde vamos. Desentrañemos la realidad interna en el proceso de elecciones primarias del PSUV, que hoy nos presenta los representantes de ambas tendencia ideológicos.

En fin, la decisión del militante del PSUV está en elegir entre el cuadro político que ha demostrado lealtad a Chávez, constancia en la lucha revolucionaria, firmeza ante las adversidades y ataques del adversario y que garantiza la unidad interna y el político profesional sin experiencia en la lucha revolucionaria y del cual no sabemos si puede brincar o no la talanquera.

Por lo demás, el momento actual solo requiere más revolución, más perseverancia, más socialismo. Más leyes que favorezcan al poder popular y trabajar para avanzar hacia la sociedad por la cual nuestros libertadores ofrendaron sus vidas. y alcanzar de manera el objetivo del Libertador que plantea, que:; “El sistema de gobierno más perfecto, es aquel que produce mayor suma de felicidad posible, mayor suma de seguridad social y mayor suma de estabilidad política.” En ese compromiso la militancia tiene la palabra.


cmezones_2006@yahoo.es


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