El fútbol y el primer mundo

No soy ni fanático ni aficionado al fútbol, pero en este mundial (y el anterior también) para no aislarme y sentirme un ser social, aposté o ligué a cualquier equipo que no fuera representante del primer mundo.  Cuando jugaban dos europeos apostaba por el menos conocido o el más débil. En el Juego de Inglaterra/Alemania ligué a que terminaran empatado, jugaran la prorroga sin anotar y después que ganara el peor.

Aposté igual en el partido España/Portugal y en ambos casos me equivoqué y lamente mucho que ganara España en el tiempo reglamentario. En esto del fútbol no tengo equipo favorito, en primer lugar voy contra Europa y contra cualquier representante del llamado primer mundo;  luego apuesto por toda América Latina y mi segunda preferencia está puesta en cualquier equipo africano.

 ¿Por qué una conducta tan poco deportiva hacia el denominado primer mundo? Simple y sencillamente porque el deporte no es diferente a las demás situaciones de la vida. A través del deporte, es posible también observar el mundo y las relaciones de poder que se imponen con sus determinadas sutilezas pero que en el fondo son relaciones de poder. He oído en diversos encuentros expresiones de locutores y comentaristas, cuyos “comentarios” no dejan lugar a dudas sobre las existencias de esas manifestaciones de poder. Cuando se narra y  analiza un juego entre el primer mundo y el tercero, en cualquier momento de la narración y del “análisis” se resalta que el equipo del  primer mundo se destaca por la  técnica, la experiencia y el conocimiento que tienen de esa disciplina, mientras que para los otros (tercer mundo), lo resaltante es la fuerza (La fuerza bruta quieren decir) y la velocidad. No lo han dicho (creo yo) de la manera como ahora lo sugiero, pero casi expresan que los africanos son buenos porque tienen fuerza (bruta) y corren como unos animales.

Así se siente el primer mundo y así lo trasmiten narradores deportivos, analistas, periodistas e intelectuales finamente educados. Esta particular manera de observar y describir al primer mundo y al tercero, está presente en cualquier actividad. ¿Cómo tratan, procesan y trasmiten  una información sobre el uso que los bolivianos le dan a la coca? Con la imagen y el contenido que preparan siempre o casi siempre el boliviano aparece como un ser miserable.

Si algo ha de producir nausea y una profunda indignación, es observar a ese primer mundo aparentemente civilizado dándonos consejos, reclamándonos algo y preocupándose por la manera como una parte de este tercer mundo, trata de equilibrar lo dejado por las actuaciones miserables de ese primer mundo en estos territorios. En América Latina por ejemplo, con algunas situaciones conflictivas muy particulares, no ha sido nunca un territorio para promover destrucción, guerra y holocaustos. En los casos que se ha hecho uso de la guerra, esta situación surge  para hacer valer nuestra independencia  como pueblo.

Preguntémonos por ejemplo: ¿cuántas grandes y pequeñas  guerras han tenido lugar en ese primer mundo? ¿Cuántas invasiones han promovido ese primer mundo? ¿Imaginémonos nada más, cuánto de su bienestar y de su condición de países civilizados, es parte de nosotros? ¿Contemos los resultados de sus holocaustos? Si culminamos esos inventarios, seguramente la mierda es algo más atractivo y prometedor que las preocupaciones que ofrecen.

Viven tratándonos de dar lecciones de democracia y de derechos humanos y todo lo que posen tiene color y sabor a sangre. A pesar del control que ejercen sobre los medios de comunicación e información,  hay manera de enterarse del curso que toma la democracia en ese primer mundo y el gran nivel de descomposición que existe. La prensa verdaderamente independiente (y hay muy poca) en estos días nos ha venido ofreciendo información sobre la dimensiones de una crisis que ya no hay manera de  demarcar sus áreas más vulnerables. Lo económico y lo ético ya son un único elemento y una cloaca no es una figura adecuada para  describir lo que sucede en este primer mundo.

En estos días, España que vive dándonos lecciones de humanismo y democracia se paralizó y en esa democracia modelo, la policía se dio el gustazo de caerle a palos a los manifestantes. Una foto que circuló casi clandestina (pero circuló por La Jornada de México) se observaba a un policía dándole un puñetazo a una dama. Eso no pudo verse en la gran presa, pero afortunadamente existe fotógrafo y La Jornada de México para apreciar ese hermoso acto de humanismo, democracia y respeto de los derechos humanos. Si eso hubiese pasado en Venezuela aún estuviera sirviendo para los titulares.

  Tomado de La Jornada:

El miércoles 30/06/2010, La jornada de México nos ilustró con otros de los actos humanitarios, democráticos y más dignos que pueda exhibir este primer mundo. No era una novedad, pero es una información que muestra un pequeño detalle sobre  la hermosura de este primer mundo.  La noticia en cuestión informaba que “grandes bancos de EEUU aceptan lavar narcofondos”. Las cifras precisan de la menudencias de  378.4 mil millones de dólares en sus negocios con casas de cambio mexicanas entre mayo de 2004 y mayo de 2007. Una hermosura de noticia y en un gesto para envidiarle a ese primer mundo.

evaristomarcano@cantv.net

 


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Evaristo Marcano Marín


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