Últimas maldades de Uribe

Antes de irse de su estirado gobierno, Álvaro Uribe quiere dejar la Casa de Nariño sembrada de minas anti-personales.

Estas últimas denuncias del ministro de defensa sobre la trillada presencia de las Farc en territorio venezolano, aunque parecieran ser producto de la ociosidad vespertina en la rutina palaciega, llevan untado mucho veneno del malo.

Llamar a un grupo selecto de editores de medios informativos colombianos para mostrarles fotos y videos de hace dos o tres años, no les ayudará a vender más periódicos porque esa noticia es caliche reciclado y magullado por la rumiante vocería del moribundo gobierno uribista.

Una probable intención de este petardo mojado sería aguarle la fiesta al sustituto que se estrena el 7 de agosto y que ya en su campaña asomó como prioridad “recuperar” el mercado venezolano. Es que en su típico pragmatismo empresarial, Santos prefiere tragar grueso y calarse los discursos de Chávez con tal de volver a las cifras azules de una balanza comercial netamente favorable a Colombia.

Siete mil millones de dólares de exportaciones colombianas a Venezuela, con su espectacular impacto en la economía interna, estimulando la inversión y el empleo como primera variable del movimiento productivo neogranadino, no los consiguen en la esquina, ni con el siempre postergado tratado de libre comercio con USA.

Nuestro gobierno ha sabido pulsear la situación y no se dejó provocar. Ya conocemos muy bien a estos personajes para caer en sus trampas o hacerles el juego.

La difícil vecindad que representa Colombia para nosotros es una realidad con la que nos toca lidiar inevitablemente. Con dos mil doscientos diez y seis kilómetros lineales de frontera terrestre más otros tantos por mar, es lógico que se cuelen diversos fenómenos, más cuando el Estado colombiano no ha logrado ejercer pleno control de sus confines.

Como somos víctimas de las secuelas del conflicto sociopolítico interno, también lo somos del narcotráfico colombiano y de otros males como el contrabando, la extracción de combustibles, el comercio de carros robados, entre otros.

También hemos servido de refugio para millones de colombianos que han encontrado en Venezuela huir de la guerra y la pobreza y lograr sus sueños de estudio y trabajo digno. Todo lo que en su país les es imposible alcanzar por un injusto sistema opresor que expulsa a los más humildes cuando no los elimina.

Nuestro sentimiento de hermandad bolivariana es sincero y nuestra intención de construir la patria grande que soñó El Libertador es firme, pero no debemos por ello descuidar que los intereses dominantes en Colombia son enemigos peligrosos.

A Santos le interesan nuestros dólares, le importamos como mercado. Pues bien, sepamos cobrar el precio en respeto y paz que son los bienes que, hasta ahora, no nos ha podido abastecer el socio de al lado.

Constituyente

 
(*) Presidente de la Comisión Nacional de Refugiados

"... los Estados Unidos que parecen destinados por la providencia a plagar la América de miserias en nombre de la libertad..."
Simón Bolívar, El Libertador. Guayaquil 5 de agosto de 1829.


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Yldefonso Finol (*)

Economista. Militante chavista. Poeta. Escritor. Ex constituyente. Cronista de Maracaibo

 caciquenigale@yahoo.es      @IldefonsoFinol

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