De los piquetes al poder: lecciones de la huelga de Amazon en Estados Unidos

Foto: Luigi Morris

El 18 de diciembre, el presidente electo Donald Trump recibió a Elon Musk y al fundador de Amazon, Jeff Bezos, para cenar en su residencia de Mar-a-Lago, en Florida. Después de años de tensión, Bezos estaba ansioso por construir una relación más cercana con Trump. Acababa de donar un millón de dólares para la investidura de Trump, lo elogió por su "energía en torno a la reducción de la regulación" y también había impedido que el Washington Post, diario del que Bezos es dueño, se pronunciara a favor de alguno de los candidatos durante la carrera presidencial, lo que demostró su voluntad de tratar con Trump en buenos términos. Pero mientras disfrutaban de su lujosa cena, los trabajadores de Amazon estaban ultimando los planes para la mayor huelga de trabajadores en todo el país en la historia de la empresa, que comenzaría al día siguiente.

Esta imagen resume cómo podría ser el segundo mandato presidencial de Trump: por un lado, multimillonarios que trazan estrategias para maximizar sus ganancias y erosionar los derechos de los trabajadores; por el otro, una clase trabajadora precaria y multiétnica que se organiza para obtener salarios más altos, mejores condiciones laborales y organización y sindicalización en su lugar de trabajo.

Como dijo un trabajador de Amazon en una entrevista con Left Voice: "Con Elon Musk, Donald Trump y Jeff Bezos juntos… no habrá más que problemas".

Lejos de la comodidad de la residencia de Trump, en condiciones climáticas adversas, los trabajadores de Amazon lo arriesgaron todo. En Nueva York, los empleados de los almacenes de Queens y Staten Island desafiaron la nieve y el frío, así como el miedo a poner en riesgo su trabajo durante el ajetreado período previo a la Navidad, para salir a protestar. Pronto se les unirían los baristas de cientos de locales de Starbucks en todo el país, que también luchaban por su primer contrato, en su "huelga antes de Navidad".

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En Nueva York, cientos de miembros de la comunidad se unieron a los trabajadores en la línea de piquetes bajo la nieve, incluso en el aislado almacén JFK8 en Staten Island. Trabajadores, estudiantes, activistas locales y organizaciones de inquilinos, se solidarizaron con los trabajadores de Amazon en su lucha contra el gigante corporativo.

Un trabajador de Amazon en JFK8 que lleva cuatro años en el almacén dijo: "No es fácil estar aquí… Cuando me enteré de la huelga, me puse ansioso. Pero la solidaridad de todos ustedes, tengo que decir: vale la pena correr el riesgo".

Una nueva camada de trabajadores de base tomó la iniciativa de sostener estas huelgas. A pesar de la enorme presencia policial y el acoso de la empresa, muchos se enfrentaron a los directivos y a la policía, encontraron formas creativas de soportar las largas horas en los piquetes, creando comunidad para compartir sus preocupaciones y aspiraciones de cambio.

Estas huelgas fueron parte de una acción nacional de repartidores y trabajadores de almacén en varios almacenes de Amazon, incluidos DGT8 en Atlanta, DFX4, DAX5 y DAX8 en el sur de California, DCK6 en San Francisco y DIL7 en Skokie, Illinois.

Además, el 23 de diciembre, los trabajadores de las instalaciones de Amazon en Garner, Carolina del Norte, un enorme almacén que emplea a más de 5.000 personas, solicitaron una elección sindical bajo el nombre Carolina Amazonians United for Solidarity & Empowerment (CAUSE), independiente del sindicato de camioneros (Teamsters) que organiza a trabajadores en otros almacenes.

La acción se produjo en medio de un creciente apoyo público a los trabajadores de Amazon. En una encuesta nacional de 2022 tras la victoria del sindicato Amazon Labor Union (ALU) en JFK8, el 75 por ciento estuvo de acuerdo en que los trabajadores de Amazon "necesitan representación sindical para tener seguridad laboral, mejores salarios y condiciones de trabajo más seguras". Incluso la Ley de Reducción de Lesiones de los Trabajadores de Almacén, promulgada por la gobernadora de Nueva York, Kathy Hochul, durante la huelga, refleja este creciente apoyo. Las duras condiciones y las altas tasas de lesiones en la empresa ya no pueden ignorarse.

A pesar de las limitaciones de la huelga, la acción generó un impulso importante hacia futuras luchas contra Amazon. Los trabajadores pudieron vislumbrar el impacto de su lucha en la clase trabajadora en su conjunto. Como señaló un trabajador: "Esta es solo la primera ola, el primer impulso para el contrato que merecemos por derecho".

Sean O’Brien y la burocracia de los Teamsters

Antes de entrar en detalles, es esencial entender el contexto en el que se produjeron estas huelgas. Amazon es el segundo mayor empleador privado de Estados Unidos, donde solo el 6 por ciento de los trabajadores del sector privado están sindicalizados. La empresa se distingue por sus políticas antisindicales y su alta rotación de personal, que reemplaza al 3 por ciento de su plantilla semanalmente. Sin embargo, la impunidad de Amazon está cada vez más cuestionada.

Desde la histórica sindicalización en el centro logístico JFK8 de Staten Island hace más de dos años, Amazon ha estado estancada en el reconocimiento sindical y las negociaciones contractuales. Pero, a pesar de algunos reveses, la sindicalización sigue creciendo. La afiliación de la ALU con Teamsters y los recientes intentos de sindicalización entre los conductores han reforzado estos esfuerzos, aunque no sin contradicciones.

Según los Teamsters, 10.000 de los 800.000 empleados de Amazon están sindicalizados. Si bien sigue siendo una minoría, Amazon no puede volver a la "era anterior a la ALU" sin una represión masiva de la organización sindical. Sin embargo, esto no es suficiente para obligar a Amazon a negociar un contrato.

Romper con la "dictadura fabril" en Amazon sigue siendo una tarea titánica. Todavía no se han materializado acciones a gran escala. Un trabajador de JFK8 señaló: "Dijeron que era imposible sindicalizarse. Miren dónde estamos ahora. Ese día [de huelga total y convenio colectivo] llegará".

Las recientes acciones no afectaron significativamente a la actividad de Amazon, pero retrasaron algunas entregas. Para el presidente de los Teamsters, Sean O’Brien, y los dirigentes de ese sindicato, uno de los principales objetivos era atraer la atención de los medios como parte de la presión pública sobre Amazon. Las historias de las condiciones extenuantes llegaron a millones de personas y los retrasos en los paquetes de Navidad se convirtieron en un tema nacional.

Para los dirigentes de los Teamsters, esta acción tenía como objetivo principal obtener el reconocimiento del sindicato y dar forma al futuro de los esfuerzos de organización en Amazon. La Hermandad Internacional de Teamsters (IBT) también representa a cientos de miles de trabajadores de reparto de la empresa UPS. Enfrentado a la competencia de las operaciones de reparto de Amazon, el sindicato pretende reclutar nuevos miembros de Amazon para ampliar su base de afiliados y fortalecer su influencia sobre ambas corporaciones competidoras. En esencia, los Teamsters apuestan a que esta huelga podría servir como base para un esfuerzo más amplio y prolongado para organizar a Amazon en todo Estados Unidos, en última instancia como una estrategia de autopreservación.

El año pasado, O’Brien desactivó una posible huelga en UPS y firmó un acuerdo contractual que no eliminó la enorme brecha en materia de remuneración y condiciones laborales entre los conductores y los trabajadores de almacén. Las acciones de este año en Amazon permitieron a O’Brien posicionar a su liderazgo como "más combativo".

En vísperas de las elecciones presidenciales, O’Brien habló en la Convención Nacional Republicana y ya está desempeñando un papel de asesor de la administración Trump. En un esfuerzo por alinear a la clase trabajadora con el Partido Republicano, el presidente de los Teamsters escribió en un artículo en el que dice que espera que el Partido Republicano se convierta en "el partido de la clase trabajadora". En una demostración obvia del carácter de clase de la nueva administración, Bezos también está buscando expandir su influencia en los próximos años. Este posicionamiento de O’Brien tiene poco que ver con el empoderamiento de los trabajadores. Mientras que O’Brien intenta convencer a la clase trabajadora de que se una a un programa de extrema derecha liderado por Trump, es crucial tener una perspectiva de independencia de clase, independiente de ambos partidos políticos.

Para los líderes locales (Amazon Labor Union, Amazonians United y CAUSE, por ejemplo) los objetivos y las realidades difieren significativamente. Las organizaciones dentro de los almacenes aspiran a ampliar sus esfuerzos organizativos, involucrar a más miembros de base y fortalecer los sectores capaces de detener la producción.

Como escribimos en un artículo anterior: "la huelga actual en Amazon tiene que ver con mucho más que con los Teamsters, el reconocimiento sindical o la obtención de un primer contrato. De hecho, más allá de los intereses de la dirección de IBT, esta huelga es fundamentalmente una expresión de la frustración de los cientos de miles de trabajadores y conductores de los almacenes de Amazon, que, como millones de otros trabajadores precarios en todo el país, se vieron obligados a arriesgar sus vidas trabajando durante la pandemia, pero no recibieron nada a cambio, excepto una inflación galopante".

La necesidad de una organización de base

En JFK8, aunque sólo una minoría de trabajadores se manifestaron, el apoyo a la acción fue evidente. El respaldo de 700 trabajadores que se comprometieron a hacer huelga y de las docenas de trabajadores que asumieron funciones durante la huelga y los piquetes es una señal de un creciente sector de organización desde la base.

Durante décadas de neoliberalismo, los sindicatos se han debilitado y la clase trabajadora se ha fragmentado cada vez más, como lo ejemplifican la alta rotación de personal y las tácticas antisindicales de Amazon. Sin embargo, el cambio está en marcha. Como dijo Eulalia, trabajadora de JFK8 , antes de la huelga: "[el sindicato] es como una familia, definitivamente tengo el apoyo que necesito. Eso no se consigue en Amazon, definitivamente. Amazon nos trata como esclavos".

En la línea de piquetes, los trabajadores coordinaron la distribución de alimentos, los turnos de piquete y la solidaridad. En una reunión de trabajadores el domingo, muchos compartieron historias personales. Un trabajador dijo: "Hace frío por la noche, pero nos quedamos juntos, nos damos calor y nos reímos. A ellos no les importamos, pero haremos que les importemos".

En medio de una retórica y políticas antiinmigrantes generalizadas, los piquetes incluían cánticos en varios idiomas y se distribuyeron volantes en inglés, español, árabe y creole. Los trabajadores se unieron más allá de su nacionalidad de origen como un solo puño contra Amazon.

En otra muestra de solidaridad, los trabajadores del JFK8 de Staten Island apoyaron las líneas de piquete del DBK4 de Queens, y los conductores del DBK4 se unieron a la huelga del JFK8 en medio de una tormenta de nieve a medianoche. El 24 de diciembre, los conductores del DBK4 también se unieron a los trabajadores de Starbucks en una línea de piquete en SoHo.

Los trabajadores de Amazon también se dieron cuenta rápidamente de que su lucha no era sólo contra el patrón, sino que también se enfrentarían a la policía, que había llegado, a pedido de Amazon, para reprimir los piquetes. En JKF8, decenas de agentes de la policía de Nueva York se apostaron fuera del almacén para garantizar el libre flujo de vehículos dentro y fuera de las instalaciones. En el caso de DBK4, la policía incluso puso barricadas para evitar que los camiones se bloquearan. La policía detuvo a Jorgeasyn Cardenas, un conductor del almacen, simplemente por mostrar solidaridad con los piquetes, y a Anthony Rosario, un conductor de UPS que había acudido para mostrar su apoyo a la huelga. Por si esto fuera poco, en las instalaciones de DKB4, Amazon inundó la carpa de los huelguistas con agua helada para intentar interrumpir los piquetes.

Uno de los aspectos más destacados de estas huelgas fue el apoyo de la comunidad. En JFK8, que está aislada de las zonas residenciales, más de cien personas organizadas por el comité de apoyo comunitario de la ALU se unieron a la línea de piquetes en momentos críticos. Muchas organizaciones comunitarias y de izquierda también fueron un componente clave en la contención de la línea de piquetes. Los estudiantes y profesores de la Universidad de la Ciudad de Nueva York (CUNY), muchos de los cuales trabajan en Amazon, apoyaron constantemente la huelga.

La unidad entre trabajadores y estudiantes es un ejemplo poderoso que debe ampliarse en futuras huelgas. Como dijeron los estudiantes de CUNY organizados con Left Voice: "Muchos estudiantes son trabajadores y, por lo tanto, sus intereses están profundamente ligados al destino de toda la clase trabajadora. La alianza entre trabajadores y estudiantes ayuda a ambos y nuestros destinos están vinculados en la batalla por un mundo mejor".

La organización y movilización de las bases sigue siendo el mayor desafío. Romper con la cultura del miedo impuesta por la empresa y fomentar la autoorganización son claves. Juntos, los conductores y los trabajadores de almacén necesitan desarrollar sus propios espacios para elaborar estrategias, debatir y decidir cada paso importante en su lucha sindical como una fuerza unida. Esto requiere organizarse desde abajo; son los empleos y los medios de vida de los trabajadores los que están en juego, por lo que merecen ser los protagonistas de su lucha.

Los esfuerzos de organización local deben evitar normalizar las tácticas de arriba hacia abajo de los Teamsters y, en cambio, centrarse en empoderar a los trabajadores a través de la acción directa y la participación amplia. Mike, un trabajador de JFK8 que lleva más de cuatro años en Amazon y ha sufrido múltiples lesiones, dijo: "Esto no se detendrá hasta que obtengamos todo lo que merecemos. Hablen con los compañeros de trabajo, la familia y los simpatizantes. Hagan que esto crezca porque, al final del día, ganaremos".

La huelga ha terminado, pero la lucha debe continuar. Seguir aumentando la fuerza de las bases será esencial para obligar a Amazon a negociar un primer contrato. Si hay alguna represalia contra los trabajadores, debe responderse con una campaña amplia y democrática que defienda su derecho a organizarse.

Una victoria de los trabajadores de Amazon será una victoria de toda la clase trabajadora.



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