Luego de que el presidente electo de Colombia ordenara el bombardeo de un enclave ecuatoriano, conocido como Angostura, el 1 de marzo de 2008, en una operación militar que no contaba ni con el conocimiento ni con el consentimiento previo del Gobierno ecuatoriano, invadiendo flagrantemente su territorio, atacando un campamento de las Farc donde murieron 26 personas, entre ellas el entonces número dos de los rebeldes, Raúl Reyes, cuatro universitarios mexicanos y un ciudadano ecuatoriano, resulta que ahora el señor Santos anda moviendo sus piezas para continuar con su estrategia de confrontación con los países vecinos, pero donde el aparezca como un angelito y no abra la boca cuando el presidente saliente continúe con las denuncias y ataques contra el gobierno venezolano, aduciendo ahora la presencia de jefes de las FARC y el ELN en Venezuela, sin consignar ningún tipo de pruebas, divorciándose de los procedimientos diplomáticos al respecto, solo con el afán de buscar pleito como “muchacho envalentonado”. Lo habitual y el deber ser en estas situaciones es que los representantes de los países que se sientan afectados por un gobierno extranjero soliciten previamente explicación o aclaratoria sobre los inconvenientes suscitados, y no irse en primera instancia a los medios de comunicación a decir algo que pueda ocasionar mayores fricciones a las relaciones diplomáticas ya bastante deterioradas entre países hermanos, afectando indirectamente las relaciones comerciales de la que dependen innumerables familias tanto de Colombia como de Venezuela en el presente caso.
Uribe presuntamente llevará al Consejo Permanente de la Organización de Estados Americanos (OEA) un informe con el cual considera probará la presencia en Venezuela de cuatro jefes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y uno del Ejército de Liberación Nacional (ELN). Por su parte el ministro de Defensa colombiano, Gabriel Silva, manifestó a los medios de comunicación que "Es contundente la evidencia, clarísima y reciente", refiriéndose al caso.
De ser ciertas dichas informaciones, ¿hay seguridad de que el gobierno venezolano conozca del caso?, son muchas interrogantes las que nos podemos formular, pero no creo que ninguna nos lleve a mejorar las relaciones diplomáticas con Colombia cuando tome posesión el nuevo presidente, quien anda encapuchado como lobo con traje de caperucita. No me atrevo a pensar que se esté buscando una confrontación bélica, a sabiendas que en todo el mundo se conoce que cualquier acción que intente Colombia contra sus hermanos será apoyada por el gobierno norteamericano, cuyas fuerzas militares tienen ya bastante tiempo acantonadas en territorio colombiano. De este lado solo enardecerá el sentimiento nacionalista, done estoy seguro la mayoría de los venezolanos (incluidos opositores) defenderemos nuestro territorio ante cualquier amenaza externa que se presente.
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