El descreimiento en la vieja política que sienten cotidianamente millones de trabajadores, jóvenes y sectores populares, nos coloca a todos los que queremos provocar cambios de fondo a favor de las mayorías, ante la responsabilidad de construir un nuevo movimiento político.
Para avanzar en esta tarea, no debemos caer en la trampa de los Kirchner y del viejo PJ y la UCR , que pretenden consolidar la idea de que solo hay tres posibilidades para el país: o los K, o el PJ disidente, o el Acuerdo Cívico y Social. Quieren convencer a la población de esto porque es una necesidad de los sectores económicos y financieros en función de rearmar un régimen útil a sus intereses. Pero la realidad y las necesidades de millones son distintas. Sobran ejemplos que muestran la disposición de una amplia franja de trabajadores y sectores populares a buscar una nueva alternativa, a la izquierda de todos estos sectores políticos. Esto pudo verse en la alta votación lograda por Pino Solanas y Proyecto Sur en las elecciones pasadas y también de la izquierda en diversas provincias, en el surgimiento de una amplia camada de nuevos activistas en centros de trabajo y estudio, en la organización barrial por fuera de las estructuras clientelares del PJ y en las enormes moviliza-ciones unitarias, como por ejemplo el último 24 de marzo, o ahora a favor del matrimonio para personas del mismo sexo y en las movilizaciones en provincias contra la Barrick. Todo esto muestra las ganas de cambio de una gran parte de la población.
Para avanzar,
también es necesario intervenir en los debates políticos con propuestas
de salida que marquen clara diferencia entre los viejos partidos y lo
nuevo que hace falta. El tema jubilaciones es un gran ejemplo, ya que
por un lado la oposición de derecha quiere tomar como bandera el 82%
pero escondiendo sus intereses electorales y presentando
un proyecto que es completamente insuficiente. Y por otro lado el
gobierno, negándose a otorgar el 82% y por presión anunciando un
miserable aumento a nuestros abuelos. Ninguno plantea lo que hace falta:
que se les de a nuestros viejos el 82% móvil del salario de un
trabajador activo y que se aumente el miserable salario mínimo a los
costos reales de la canasta familiar.
Para ser alternativa, tenemos
que levantar un planteo que responda a las necesidades de millones y
convocar a movilizar por las mismas. Un primer paso fue el acto que
realizó el miércoles pasado frente al congreso el sector de la CTA no
alineado con el gobierno junto a la CCC y a nuestro partido.
Hay
muchos otros temas en debate donde es necesario intervenir. Mientras lo
hacemos, la disyuntiva que tenemos es si aprovechamos el espacio
político que
existe para construir un proyecto político unitario, o si vamos a dejar
pasar la posibilidad. Es el desafío central que tenemos en los próximos
meses.
El oportunismo y el sectarismo no son alternativas
Para
construir un movimiento político alternativo, hay dos ubicaciones
políticas que lejos de contribuir a su formación, juegan en contra. Por
un lado, los sectores del llamado progresismo o de izquierda que se
mantienen integrados al kirchnerismo, o que pretenden mantener alianzas
con los K, sumándose a una supuesta lucha contra “la derecha”. Cuando en
realidad, más allá del discurso y de algunas diferencias, la esencia
del kirchnerismo es que en temas centrales como privatizadas, negocios
de las transna-cionales con el petróleo y la minería, deuda externa, o
jubilaciones y salarios, son una continuidad maquillada del modelo
anterior. Esto se ve con claridad en
la Capital , donde los legisladores K votan leyes esenciales del
macrismo y permiten sus negociados. No hay ninguna posibilidad de
construir algo nuevo atado en mayor o menor medida al proyecto del
gobierno. Y es tan equivocado como estar con las otras variantes
patronales de la oposición.
Por otro lado está la izquierda sectaria,
con quienes podemos compartir procesos de lucha y propuestas
programáticas, pero que se niegan a construir en unidad. Son sectores
con quienes viene demostrándose imposible levantar una alternativa
común, ni en unidad desde la izquierda, y menos aún hacia sectores que
provienen de otras experiencias políticas. Su sectarismo, expresado en
que buscan la diferencia permanente con la izquierda más que con la
derecha, actitud que genera fragmentación, más la falta de interés por
construir alternativas amplias que lleguen a franjas de masas, actúan
negativamente en la situación actual. Por lo cual no vemos
posibilidades de construir con estos sectores la alternativa que
millones de trabajadores necesitan.
En resumen, creemos que la
alternativa que hace falta tiene que deslindarse del oportunismo hacia
el gobierno y del sectarismo que impide construir en unidad. Por eso
consideramos imperioso avanzar en un proyecto junto a todos los que
compartimos esta ubicación política de cara a los desafíos que vienen.
El Movimiento Proyecto Sur
Desde
el MST estamos convencidos que todos los sectores políticos y sociales
que compartimos la necesidad de cimentar un proyecto alternativo,
emancipador y superador, tenemos que hacer los mayores esfuerzos
unitarios para construir un gran movimiento político por fuera de los
viejos partidos. Existe un gran espacio político en nuestro país para
hacerlo. Porque somos parte del proceso
latinoamericano que avanza en un mismo sentido. Este proyecto político
tiene que levantar propuestas programá-ticas de ruptura con el
imperialismo y los grandes grupos económicos, en sentido de resolver los
grandes problemas sociales que sufre el pueblo trabajador, y en sentido
de recuperar nuestra independencia económica y política como país. Los
debates sobre los recursos estratégicos, las jubilaciones, deuda
externa, salario e inflación, o el planteo de una asamblea constituyente
y demás salidas de fondo, necesitan de una herramienta política que las
proponga con claridad y firmeza.
Indudablemente, la figura de Pino
Solanas y el Movimiento Proyecto Sur se han ganado la simpatía y apoyo
de una importante franja de la población. Y por la misma razón tienen
una inmensa responsabilidad en buscar los mecanismos que permitan
ampliar la unidad, para que vaya ganando peso y estructura nacional, y
para colocarlo en función de pelearle con
más fuerza y en todos lados, a las variantes kirchneristas y de la
oposición de derecha. Ya que si no lo hiciera, lamentablemente puede ser
una experiencia que no ocupe el gran espacio político existente.
Positivamente, vemos que los compañeros están reflexionando sobre este
tema. Y esperamos que definitivamente avancen en esa dirección. Lo cual
puede repercutir favorablemente no solo en el terreno electoral sino
también en los procesos sociales y de lucha que recorren el país.
La
necesidad de avanzar en esta unidad es vital, si además el horizonte es
trabajar un proyecto a largo plazo. Que pueda aprovechar las
posibilidades electorales específicas como puede ser la Capital que sin
duda es una gran oportunidad, pero que a la vez no pierda el norte de
levantar una alternativa nacional. Hacia ese objetivo, es preciso lograr
que confluyamos en esta unidad distintos sectores
políticos tanto del nacionalismo popular, del antiimperialismo, como de
expresiones de izquierda alejadas del sectarismo. Como ya le hemos
planteado en algunas reuniones a los compañeros de Proyecto Sur, el MST
está dispuesto a sumarse a una construcción unitaria de estas
características. Para plasmar desde ahí nuestro aporte socialista y
nuestro esfuerzo militante, y que de conjunto avance un proyecto
político común. Estamos convencidos que la resultante del trabajo
mancomunado entre distintos sectores políticos y tradiciones puede
convertirse en una construcción política superadora, fuerte y unitaria.
Donde comencemos por priorizar todo lo que nos une, y donde la
diversidad de opiniones y de planteos políticos sean lo que debe ser:
algo normal y positivo, propio de movimientos que quieren jugarse a
gobernar y cambiar de fondo la situación del país.
Nuestro partido, con una larga tradición socialista y de izquierda, y con implantación en la mayoría de las provincias del país, está a disposición de sumarse a este proyecto. Aportando nuestra fuerza militante y también nuestras legalidades conseguidas y por conseguir, e incluso trabajando en común para conseguir otras nuevas si fuera necesario. Al mismo tiempo, la intervención sobre los fenómenos sociales y de lucha que creemos prioritario va a ser más fuerte y dinámica si se fortalece y visibiliza un proyecto político en donde estos procesos se sientan reflejados. El desafío de extender y ampliar un gran movimiento político es una tarea política prioritaria. Se trata de hacerlo con visión de futuro y perspectiva de cambios profundos. Eso es lo esencial. Y todos tenemos que estar a la altura política que la realidad nos exige.
*Dirigente del MST – Movimiento Socialista de los Trabajadores