La realidad y experiencia electoral en nuestro país, indican que el elector venezolano es fundamentalmente presidencialista. Su motivación mayor es elegir un Presidente, porque es el que lideriza, dirige y ejecuta las políticas planteadas en un momento histórico, coyuntural o de crisis estructural. Actualmente en Venezuela, la composición de la Asamblea Nacional, está representada por una mayoría abrumadora de hombres y mujeres que apoyan al Presidente Chávez y no lo es absolutamente porque algunos aliados circunstanciales del proceso revolucionario decidieron dar un salto de garrocha al otro lado del escenario y hoy conforman la llamada oposición. Esta oposición, se desenvuelve entre los que creen en una participación democrática, los que se enmascaran participando pero con una mano cerrada para dar el golpe y los que abiertamente dicen que la vía es eliminar al Presidente Hugo Chávez. La oposición decidió lanzarse al ruedo electoral, participará el 26 de septiembre de 2010, comprendiendo que la estrategia del 2005, renunciando a sus candidaturas, permitió la hegemonía del sector revolucionario en la Asamblea Nacional. Se puede deducir, que después del fracasado ataque mediático en la OEA, protagonizado por el ex-presidente de Colombia Álvaro Uribe y su embajador, acusando al gobierno bolivariano de tener mas de 80 campamentos guerrilleros de la FARC, en las fronteras de Venezuela y con la reciente decisión de la corte constitucional de Justicia en el hermano país colombiano sobre la ilegalidad en los acuerdos de instalación de las siete bases militares norteamericanas, ahora se está utilizando el fenómeno de la delincuencia como instrumento político interno y de esa manera exacerbar el descontento de la población, desacreditar el poder judicial en Venezuela y aseverar que se violentan los derechos humanos en nuestro país. Las organizaciones de la derecha fascista, que controlan los medios e comunicación y tienen poder económico, saben que la única forma de derrotar al comandante Chávez es por medio de la violencia y de ello se deduce que el debilitamiento de las bases que sustentan el proceso revolucionario, puede legitimar en la conciencia, un golpe de Estado. Debajo de la manga de muchos dirigentes de de la contrarrevolución está el puñal de la conjura y el magnicidio.
El descontento de la militancia del PSUV, en el Estado Sucre no se puede ocultar. El espíritu abstencionista es una amenaza en los resultados de Septiembre, por ello, la figura del Comandante Chávez es el gran elector, la campaña es en defensa de los logros sociales y los beneficios a las familias antes excluidas y el progreso de los siempre incluidos que no se excluyen. Mientras se inicia la campaña electoral, surge el dilema de ¿A quien se dirige el mensaje? ¿A los que militan en el PSUV? ¿Hacia la población general del electorado? Indiscutiblemente, que la tarea no es sencilla, la maquinaria electoral pesuvista está sumamente afectada, los engranajes se atascaron en algunas de sus partes, no arranca con la debida fuerza que amerita un proceso electoral de la magnitud e importancia que tiene la Asamblea Nacional. Pero todo se suscribe a una razón: las expectativas del pueblo se han derrumbado por la ineficaz gestión de unos funcionarios que se tomaron en serio el cargo y se olvidaron de su pueblo. Ahora no hay tiempo de convencer ni con palabras ni mucho menos con hechos. Las evidencias sobran. Lamentaría profundamente que funcionara una campaña a fuerza de línea blanca y marrón, eso demostraría la indolencia de los gobernantes, la alcahuetería de los que ostentan cargos a nombre de la revolución y sobre todo la necesidad de una supervivencia política artificial y desleal a los principios revolucionarios. Puede ser un buen vomitivo si eso se practica. Por ello ¿votar o no votar? esa es la cuestión. Se hace necesario y urgente rectificar, revisar y reimpulsar la operatividad política. Las alianzas son importantisimas pero no implican renunciar a las ideas y fundamentos éticos.
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