Oyendo a Fidel reflexionar sobre la encrucijada en que se encuentra Obama, el representante del imperialismo, ante la posibilidad de iniciar una guerra termonuclear, se despertaron mis recuerdos:
De niño, en el colegio estudiaba un muchacho de sexto grado muy grande y fuerte que era el azote; el terror; su fortaleza le daba poder y sometía a los demás niños que hacían lo que este “desgraciado” quería, desde darle la merienda hasta el dinero. Un día se metió con mi hermano durante el receso (yo no estaba allí) y mi hermano hizo lo que nadie había hecho antes, entabló una desigual pelea, resultó bastante golpeado pero logró dar un buen golpe al bravucón que le dejó el ojo morado.
Al siguiente día mi hermano no pudo asistir al colegio y durante el recreo yo hablaba con unos compañeros y por detrás se me acercó el zagaletón, supe que era él por el terror y miedo que se dibujó en los rostros de mis amigos. Cuando tocó mi hombro me volteé y sin mediar palabra le di una patada en sus partes bajas (o bolas) y quedó sin aire, paralizado, hecho que aproveché para darle otros golpes que lo llevaron directo al piso. La visión de aquel grandulón en el piso motivó que mis compañeros, antes asustados, le dieran algunos golpes a aquel titán que tanto los atemorizó.
Ese mismo día, a la salida del colegio, 2 compañeros de quinto grado le propinaron otra golpiza al grandulón. Hasta ese día llegó el miedo causado por la amenaza y la agresión.
Oyendo a Fidel descubrí que ese ojo morado simbolizó, la pérdida del miedo y que el verdadero poder del zagaletón residía en la amenaza, cuando peleó, ganó la pelea pero perdió su poder.
Obama, el imperialismo ha llegado al límite de su amenaza con la posibilidad de una guerra termonuclear, si pelea se muere y si no lo hace muere pero sobrevive el planeta. El imperialismo cava su tumba.
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