Habana Eva

Es una película extraordinaria. Así lo creo. Múltiples lecturas pueden hacerse de ella. Una METÁFORA DE LA VIDA. La vida como un prisma. En colores y con matices, no en blanco y negro. Un film profundamente humano. Una obra de arte que siembra interrogantes e invita al espectador a buscarle respuestas…

Es una película que sólo podía hacerse en La Habana. No sólo por lo que significa La Habana, como ciudad, con su hermosa arquitectura, que algunos señalan “se quedó en el tiempo” y otros decimos, contradiciendo la afirmación anterior, “resiste al tiempo”, no sólo por eso, que es casi obvio e implícito en el film, sino porque Cuba y su Revolución, tenemos esa firme convicción, es de los pocos lugares del mundo que todavía es “capaz de mirarse a sí misma”. Los personajes, desde Eva, su amiga Ángela o cualquiera de los demás, son todos, como es Cuba. La decencia y la honradez siguen siendo valores de la vida diaria. Pueden rebuscarse con unos dólares, como guías turísticos, tener dificultades para tener una vivienda e incluso una cama propia, comprar unos sacos de cementos en el mercado negro o ser “jineteras” si les da la gana o sin darse cuenta. Eso no le hace mella a la decencia. Debaten sus problemas y contradicciones internas con total desfachatez e irreverencia. No esconden nada, ni disimulan nada, conscientes de lo que han alcanzado y críticos de lo que aún les falta por alcanzar. Cualquier cosa puede debatirse en cualquier esquina de La Habana. Ni el dinero, ni las apariencias son parte de la cotidianidad. El dinero puede serlo, como una necesidad inevitable, pero no como un valor. El cubano es lo que es. Sucede lo contrario en la sociedad burguesa. El escritor francés Balzac decía: “el secreto de las grandes fortunas, sin causa aparente, es un crimen olvidado, que fue hecho adecuadamente”. León Tolstoi observaba que: “a las prostitutas de plazo breve se las desprecia y, en cambio, a las de largo plazo se las respeta”. Nuestra sociedad burguesa está de llena de máscaras y fachadas. Y nuestra hipócrita iglesia católica, además de inventar el cuento del infierno, como señala Ángela, “para tenernos controlados”, adora las grandes fortunas y las prostitutas de las clases acomodadas. Estas cosas, y otras del mismo tenor, tan comunes entre nosotros, no suceden en Cuba. Hay algo allá que permanece más cerca de la vida. Siento que Fina Torres captó esa esencia de eso que está más cerca de la vida. “Ningún poder sobre la tierra podrá doblegarnos”, recoge una valla que Eva observa a lo lejos, con esta frase de Fidel. Esa voluntad de lucha y resistencia está siempre presente en Cuba. Eva y Ángela, interpretadas por la hermosa Prakriti Maduro y la sensual Yuliet Cruz, son expresiones de ella. La decisión de Eva no podía ser otra cuando decide quedarse con los dos novios. “Me quedo con los dos… o con ninguno”. Con dos maridos, con los cuales tiene un hijo. Ella toma lo mejor de ambos. Uno “le abrió el mundo” y el otro “la ayudó a construir el suyo”.

Fina Torres no hace un film con contenido ideológico, ni hace falta que lo haga. Estas consideraciones son mías. Sólo en socialismo es posible acercarse a la vida como lo hace Eva, así lo creo, aunque el socialismo no está exento de asemejarse al capitalismo cuando cae en la tiranía de los dogmatismos y las normas… Nuestra joven Revolución bolivariana aún está demasiado impregnada de capitalismo.

¿Tendrá la fuerza suficiente para virarse hacia la vida? Después, en todo caso, si logra alcanzarla, vendrá el socialismo.

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Reinaldo Quijada


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