Desde hace
medio siglo, la política exterior de Washington hacia La Habana, cuyo
objetivo es conseguir un cambio de régimen, se basa en dos pilares
fundamentales: la imposición de sanciones económicas drásticas –que
afectan a todos los sectores de la sociedad cubana– y la organización
y financiación de una oposición interna.
Así, el 6
de abril de 1960 Lester D. Mallory, subsecretario adjunto de Estado
para los Asuntos Interamericanos, recordaba en un memorándum a Roy
R. Rubottom Jr., entonces subsecretario de Estado Para los Asuntos Interamericanos,
el objetivo de las sanciones económicas:
“La
mayoría de los cubanos apoya a Castro. No hay oposición política
eficaz […]. El único medio posible para aniquilar el apoyo interno
[al régimen] es provocar el desencanto y el desaliento por la insatisfacción
económica y la penuria […]. Se deben emplear rápidamente todos los
medios posibles para debilitar la vida económica de Cuba
[…]. Una medida que podría tener un fuerte impacto sería negar todo
financiamiento o envío a Cuba, lo que reduciría los ingresos monetarios
y los salarios reales y provocaría el hambre, la desesperación y el
derrocamiento del gobierno”.1
De 1959 a 1990,
el programa de creación de una disidencia interna se mantuvo secreto.
Así, los archivos estadounidenses parcialmente desclasificados confirman
la existencia de múltiples programas destinados a crear una oposición
al gobierno de Fidel Castro, la cual serviría los intereses de Estados
Unidos que deseaba un cambio de régimen. A partir de 1991, tras el
desmoronamiento de la Unión Soviética, el apoyo financiero y logístico
a los disidentes cubanos se ha vuelto público y se ha integrado en
la legislación estadounidense.
La financiación
de la oposición interna
Durante una
reunión del Consejo de Seguridad Nacional celebrada el 14 de enero
de 1960, el subsecretario Livingston Merchant declaró: “Nuestro
objetivo es ajustar todas nuestras acciones con vistas a acelerar el
desarrollo de una oposición en Cuba [...]”. Por su parte el secretario
adjunto para los Asuntos Interamericanos, Roy Rubottom, afirmó que
“el programa aprobado [destinado a derrocar al gobierno cubano] nos
ha autorizado a brindar nuestra ayuda a elementos que se oponen al gobierno
de Castro en Cuba para que parezca que su caída es el resultado de
sus propios errores”.2
A partir de
1991, persuadido de que la hora final de la Revolución había llegado,
Estados Unidos no ha vacilado en afirmar públicamente su apoyo a la
oposición interna. La sección 1705 estipula que “Estados Unidos
proporcionará asistencia a las organizaciones no gubernamentales adecuadas
para apoyar a individuos y organizaciones que promueven un cambio democrático
no violento en Cuba”.3
La sección
109 de ley Helms-Burton de 1996 prevé que «el presidente [de
Estados Unidos] está autorizado para proporcionar asistencia y
ofrecer todo tipo de apoyo a individuos y organizaciones no gubernamentales
independientes para unir los esfuerzos con vistas a construir una democracia
en Cuba».4
El primer informe
de la Comisión de Asistencia a una Cuba Libre prevé la elaboración
de un «sólido programa de apoyo que favorezca la sociedad civil cubana».
Entre las medidas previstas se destina una financiación, por importe
de 36 millones de dólares, al “apoyo de la oposición democrática
y al fortalecimiento de la sociedad civil emergente”.5
El 3 de marzo
de 2005 Roger Noriega, secretario adjunto para los Asuntos del Hemisferio
Occidental de la administración Bush, señaló que se habían añadido
14,4 millones de dólares al presupuesto de 36 millones de dólares
previsto en el informe de 2004. Noriega reveló la identidad de algunas
de las personas que se encargan de la elaboración de la política exterior
estadounidense contra Cuba, a saber, Marta Beatriz Roque, las Damas
de Blanco y Oswaldo Payá.6
El segundo
informe de la Comisión de Asistencia a una Cuba Libre prevé un
presupuesto de 31 millones de dólares para financiar, todavía más,
a la oposición interna. Además está prevista una financiación de
al menos 20 millones de dólares anuales, con el mismo objetivo, para
los años siguientes «hasta que la dictadura deje de existir» El plan
prevé también «entrenar y equipar a periodistas independientes de
la prensa escrita, radiofónica y televisiva en Cuba».8
La Agencia
estadounidense para el Desarrollo Internacional (USAID), que depende
del gobierno federal, admite que financia a la oposición cubana. Según
la Agencia, para el año fiscal 2009, la suma de la ayuda destinada
a los disidentes cubanos se elevó a 15,62 millones de dólares. “La
gran mayoría de esta suma se destina a individuos que se encuentran
en cuba. Nuestro objetivo es maximizar la suma del apoyo del cual se
benefician los cubanos en la isla”.9
La organización
gubernamental enfatiza también el siguiente punto: “Hemos formado
a centenares de periodistas en un periodo de diez años cuya labor ha
aparecido en grandes medios de comunicación internacionales”. Esta
declaración destroza las afirmaciones sobre el carácter independiente
de los periodistas opositores en Cuba. Formados y estipendiados por
Estados Unidos, responden ante todo a los intereses de Washington, cuyo
objetivo es, como lo señalan los documentos oficiales del Departamento
de Estado, un “cambio de régimen” en la isla.10
Desde un punto
de vista jurídico, esta realidad ubica de hecho a los disidentes que
aceptan los emolumentos ofrecidos por la USAID en una situación de
agentes al servicio de una potencia extranjera, lo que constituye una
grave violación del código penal en Cuba, pero también en cualquier
país del mundo. Consciente de esta realidad, la Agencia recuerda que
“nadie está obligado a aceptar o formar parte de los programas del
gobierno de Estados Unidos”.11
La representación
diplomática estadounidense en La Habana, la Sección de Intereses Norteamericanos
(SINA) lo confirma en un comunicado: “La política estadounidense,
desde hace mucho tiempo, es proporcionar asistencia humanitaria al pueblo
cubano, específicamente a familias de presos políticos”.12
Laura Pollán,
del grupo disidente las Damas de Blanco,
admite que recibe dinero de Estados Unidos: “Aceptamos la ayuda, el
apoyo, desde la ultraderecha hasta la izquierda, sin condiciones”.13
El opositor Vladimiro Roca confiesa que la disidencia cubana está subvencionada
por Washington alegando que la ayuda financiera recibida es «total
y completamente lícita». Para el disidente René Gómez, el apoyo
económico de Estados Unidos “no es una cosa que haya que ocultar
o de la que tengamos que avergonzarnos”.14 Del mismo modo,
el opositor Elizardo Sánchez confirma la existencia de una financiación
por parte de Estados Unidos: “La clave no está en quién envía la
ayuda, sino en qué se hace con la ayuda”.15 Por su lado,
Marta Beatriz Roque declara que la ayuda financiera recibida de Estados
Unidos es indispensable para su actividad de disidente.16
Agence France-Presse
informa de que «los disidentes, por su parte, reivindicaron y asumieron
esas ayudas económicas».17
La agencia española EFE, alude a los «opositores pagados por
Estados Unidos».18 Según la agencia de prensa británica
Reuters, «el gobierno estadounidense proporciona abiertamente un
apoyo financiero federal para las actividades de los disidentes, lo
que Cuba considera un acto ilegal».19
La agencia
de prensa estadounidense The Associated Press afirma que la política
de fabricar y financiar una oposición interna no es nueva: «Desde
hace años, el gobierno de Estados Unidos gasta millones de dólares
para apoyar a la oposición cubana».20 También recuerda
el nivel de vida de los disidentes que se benefician a la vez de los
emolumentos de Washington y del sistema social cubano:
«Una parte del financiamiento proviene directamente del gobierno de Estados Unidos, cuyas leyes promueven el derrocamiento del gobierno cubano. La Agencia Internacional para el Desarrollo de Estados Unidos (USAID), que supervisa el apoyo financiero del gobierno para una ‘transición democrática’ en Cuba, ha dedicado más de 33 millones de dólares a la sociedad civil para el presente año fiscal [2008]».
Casi todos
los cubanos, incluso los disidentes, disponen de una vivienda gratuita,
de acceso gratuito a la salud y a la educación hasta la universidad.
Raciones de arroz, patatas, jabón y otros productos básicos permiten
a las personas satisfacer sus necesidades básicas durante casi todo
el mes21
El diario francés
Libération señaló que “Fariñas nunca ha negado que rtecibe
‘donaciones’ de la Sección de Intereses Norteamericanos para procurarse
una computadora y ejercer su oficio de ‘periodista independiente’
en Internet”.22
Amnistía International
admite que «personas a las que considera presos de conciencia»
han «recibido fondos o materiales del gobierno estadounidense para
realizar actividades que las autoridades consideran subversivas y perjudiciales
para Cuba».23
Wayne S. Smith,
último embajador estadounidense en Cuba, confirma el carácter subversivo
de la política estadounidense. Según él, es completamente
“ilegal e imprudente mandar dinero a los disidentes cubanos”.24
Agrega que “nadie debería dar dinero a los disidentes y menos todavía
con el objetivo de derrocar al gobierno cubano»
pues “cuando Estados Unidos declara que su objetivo es derrocar
al gobierno cubano y después afirma que uno de los medios para lograrlo
es proporcionar fondos a los disidentes cubanos,
éstos se encuentran de facto en la posición de agentes pagados por
una potencia extranjera para derrocar a su propio gobierno”.25
Una disidencia
que carece de toda base popular según Washington
A pesar de
los recursos políticos, económicos, mediáticos y financieros que
se dedican a la oposición cubana, ésta siempre ha carecido de toda
base popular. Además, está profundamente dividida y envejecida. Es
la amarga constatación que hace Jonathan D. Farrar, actual jefe de
la SINA en La Habana, en un memorándum confidencial del 15 de abril
de 2008 titulado “Estados Unidos y el papel de la oposición en
Cuba” dirigido al Departamento de Estado.26
El diplomático
señala primero que el presidente cubano Raúl Castro se encuentra actualmente
en “una posición de autoridad indiscutida”. En cuanto al
papel de la disidencia, es “nulo” pues “los grupos de
opositores se hallan dominados por individuos con fuertes egos que no
trabajan juntos”. Farrar precisa que “el movimiento disidente
en Cuba envejece y está completamente desconectado de la realidad de
los cubanos ordinarios”. En efecto, gracias a los emolumentos
que recibe, la disidencia cubana lleva un tren de vida que ningún ciudadano
normal puede permitirse.27
Farrar reconoce
que está regularmente en contacto
“con la mayoría del movimiento disidente oficial en La Habana”,
cuyos miembros visitan frecuentemente la SINA. No obstante, señala
que “ninguna prueba permite demostrar que las organizaciones disidentes
dominantes en Cuba tengan una influencia sobre los cubanos ordinarios.
Los sondeos informales realizados entre los solicitantes de visa y asilo
han mostrado que apenas tienen conocimiento de las personalidades disidentes
o de su agenda”.28
Farrar explica
eso por la edad de los opositores, la mayoría entre 50 y 70 años,
y cita a Francisco Chaviano, René Gómez Manzano y Oswaldo Payá.
“Tienen muy pocos contactos con la juventud cubana, y su mensaje no
interesa a este segmento de la sociedad”. El diplomático lamenta
las luchas internas dentro de los diferentes grupos y la falta de unidad.
Su juicio es implacable: “A pesar de las afirmaciones según las
cuales representan a ‘miles de cubanos, no tenemos ninguna prueba
de semejante apoyo, por lo menos en lo que se refiere a La Habana donde
nos encontramos”. Agrega que “no tienen influencia en la
sociedad cubana y no ofrecen una alternativa política al gobierno de
Cuba”.29
Otros diplomáticos
europeos comparten esta opinión, y la expresaron durante un encuentro
con Farrar. “Los representantes de la Unión Europea durante la
reunión descalificaron a los disidentes en los mismos términos que
los del gobierno de Cuba, insistiendo en el hecho de que
‘no representan a nadie’”.30
Hay una razón
para ello y se encuentra en la idiosincrasia cubana. La sociedad cubana
está lejos de ser monolítica y los sectores insatisfechos de la población
se muestran severos en sus críticas hacia las autoridades cuando se
trata de denunciar las contradicciones, las aberraciones, el sectarismo
y las injusticias que engendra a veces el sistema cubano. Los reproches
son acerbos y sin concesiones y los medios cubanos los difunden según
Farrar. La SINA apunta que “muchos artículos de prensa son muy
críticos con las políticas actuales”.31
No obstante, a pesar de las vicisitudes cotidianas, los cubanos siguen
siendo visceralmente celosos de su independencia y su soberanía nacionales
y no pueden concebir que uno de sus compatriotas pueda aceptar estar
al servicio de una potencia extranjera que siempre ha anhelado retomar
la posesión de la isla. Se trata de la herencia política “antiimperialista”
que dejaron los próceres de la historia de la nación como José Martí,
Antonio Maceo, Máximo Gómez, Julio Antonio Mella, Antonio Guiteras,
Eduardo Chibás y Fidel Castro.
La diplomacia
estadounidense señala también otra razón: la persistente popularidad
de Fidel Castro entre los cubanos cincuenta años después de su llegada
al poder. “Sería un error subestimar […] el apoyo del cual dispone
el gobierno, particularmente entre las comunidades populares y los estudiantes”.32
Farrar enfatiza “la significativa admiración personal por Fidel”
en la sociedad cubana.33
La SINA fustiga
también la falta de programa así como la codicia de los opositores,
sólo interesados por los ingresos que puede traer el negocio de la
disidencia. “Su mayor esfuerzo consiste en conseguir suficientes
recursos para que los principales organizadores y sus partidarios puedan
vivir cómodamente. Una organización política nos afirmó abierta
y francamente que necesitaba dinero para pagar los salarios y presentó
un presupuesto con la esperanza de que la SINA se encargara de los gastos.
Además de la búsqueda de fondos, que es su principal preocupación,
su segunda prioridad parece que es criticar o marginalizar las actividades
de sus competidores, para preservar su poder y el acceso a los recursos”.34
No obstante,
Farrar reitera la importancia de la oposición en la realización de
los objetivos estadounidenses y, por ello, “hay que apoyarla”,
y buscar al mismo tiempo una alternativa con el fin de estimular al
movimiento disidente en Cuba.35
Sigue:
-“La prioridad
Yoani Sánchez” (2/2)
Revisado por Caty R.
Notas
1
Lester D. Mallory, « Memorandum From the Deputy Assistant Secretary
of State for Inter-American Affairs (Mallory) to the Assistant Secretary
of State for Inter-American Affairs (Rubottom) », 6 de abril de 1960,
Department of State, Central Files, 737.00/4-660, Secret, Drafted by
Mallory, in Foreign Relations of the United States (FRUS),
1958-1960, Volume VI, Cuba: (Washington: United States Government Printing
Office, 1991), p. 885.
2
Marion W. Boggs, « Memorandum of Discussion at 432d meeting of the National
Security Council, Washington », 14 de enero de 1960, Eisenhower Library,
Whitman File, NSC Records, Top Secret, in
Foreign Relations of the United States 1958-1960 (Washington: United
States Government Printing Office, 1991), pp. 742-743.
3
Cuban Democracy Act, Título XVII, Sección 1705, 1992.
4 Helms-Burton
Act, Título I, Sección 109, 1996.
5 Colin L. Powell,
Commission for Assistance to a Free Cuba, (Washington: United States
Department of State, mayo 2004). www.state.gov/documents/organization/32334.pdf (sitio consultado el 7 de mayo de
2004), pp. 16, 22.
6 Roger F. Noriega,
« Assistant Secretary Noriega’s
Statement Before the House of Representatives Committee on International
Relations », Department
of State, 3 de marzo de 2005. (sitio consultado el 9 abril 2005).
7
Condoleezza Rice & Carlos Gutiérrez, Commission for Assistance
to a Free Cuba, (Washington: United States Department of State,
julio 2006). www.cafc.gov/documents/organization/68166.pdf (sitio consultado el 12 de julio de
2006), p. 20.
8
Ibíd., p. 22.
9
Along the Malecon, « Exclusive: Q & A with USAID », 25 de octubre
de 2010. http://alongthemalecon.blogspot.com/2010/10/exclusive-q-with-usaid.html (sitio consultado el 26 de octubre
de 2010).
10 Ibíd.
11
Ibíd.
12
The Associated Press/El Nuevo Herald, « Cuba: EEUU debe tomar ‘medidas’
contra diplomáticos», 19 de mayo de 2008.
13 El Nuevo Herald,
« Disidente cubana teme que pueda ser encarcelada », 21 de mayo de 2008.
14 Patrick Béle,
«Cuba accuse Washington de payer les dissidentes», Le Figaro,
21 de mayo de 2008.
15 Agence France-Presse,
«Prensa estatal cubana hace inusual entrevista callejera a disidentes»,
22 de mayo de 2008.
16
Tracey Eaton, «Factions Spar Over U.S. Aid for Cuba», The Houston
Chronicle, 18 de diciembre de 2010.
17
Agence France-Presse, «Financement de la dissidence: Cuba ‘somme’
Washington de s’expliquer», 22 de mayo de 2008.
18 EFE, «Un
diputado cubano propone nuevos castigos a opositores pagados por EE
UU», 28 de mayo de 2008.
19
Jeff Franks, «Top U.S. Diplomat Ferried Cash to Dissident: Cuba»,
Reuters, 19 de mayo de 2008.
20
Ben Feller, «Bush Touts Cuban Life After Castro», Associated Press,
24 de octubre de 2007.
21
Will Weissert, «Activistas cubanos dependen del financiamiento extranjero»,
The Associated Press, 15 de agosto de 2008.
22
Félix Rousseau, «Fariñas, épine dans le pied de Raúl Castro»,
Libération, 17 de marzo de 2010.
23 Amnesty International,
«Cuba. Cinq années de trop, le nouveau gouvernement doit libérer
les dissidents emprisonnés», 18 de marzo de 2008. http://www.amnesty.org/fr/for-media/press-releases/cuba-five-years-too-many-new-government-must-release-jailed-dissidents-2 (sitio consultado el 23 de abril de
2008).
24 Radio Habana
Cuba, «Former Chief of US Interests Section in Havana Wayne Smith
Says Sending Money to Mercenaries in Cuba is Illegal», 21 de mayo de
2008.
25
Wayne S. Smith, «New Cuba Commission Report: Formula for Continued
Failure», Center for International Policy, 10 de julio de 2006.
26
Jonathan D. Farrar, «The U.S. and the Role of the Opposition in Cuba»,
United States Interests Section, 9 de abril de 2009, cable 09HAVANA221. http://213.251.145.96/cable/2009/04/09HAVANA221.html (sitio consultado el 18 de diciembre
de 2010).
27 Ibid.
28 Ibid.
29 Ibid.
30
Joaquin F. Monserrate, «GOC Signals ‘Readiness to Move Forward’»,
United States Interests Section, 25 de septiembre de 2009, cable
09HAVANA592, http://213.251.145.96/cable/2009/09/09HAVANA592.html (sitio consultado el 18 de diciembre
de 2010).
31
Jonathan D. Farrar, «Key Trading Parters See No Big Economic Reforms»,
United States Interests Section, 9 de febrero de 2010, cable
10HAVANA84, http://213.251.145.96/cable/2010/02/10HAVANA84.html (sitio consultado el 18 de diciembre
de 2010).
32
Michael E. Parmly, «Comsec Discusses Freedom and Democracy With Cubain
Youth», United States Interests Section, 18 de enero de 2008,
08HAVANA66, http://213.251.145.96/cable/2008/01/08HAVANA66.html (sitio consultado el 18 de diciembre
de 2010).
33
Jonathan D. Farrar, «The Speculation on Fidel’s Health », United
States Interests Section, 9 de enero de 2009, cable 09HAVANA35, http://213.251.145.96/cable/2009/01/09HAVANA35.html (sitio consultado el 18 de diciembre
de 2010).
34
Jonathan D. Farrar, «The U.S. and the Role of the Opposition in Cuba »,
United States Interests Section, 9 de abril de 2009, op. cit.
35 Ibid.
Doctor en Estudios Ibéricos y Latinoamericanos de la Universidad Paris Sorbonne-Paris IV, Salim Lamrani es profesor encargado de cursos en la Universidad Paris-Sorbonne-Paris IV y en la Universidad Paris-Est Marne-la-Vallée y periodista francés, especialista de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos. Acaba de publicar Cuba: Ce que les médias ne vous diront jamais. Disponible en librerías y en Amazon: http://www.amazon.fr/Cuba-Medias-Vous-Diront-Jamais/dp/2953128417/ref=pd_rhf_p_t_1 Para cualquier petición dedicada, contactar directamente: lamranisalim@yahoo.fr , Salim.Lamrani@univ-mlv.fr