La fabricada orden de Obama, de atacar a Libia, que él dio en el minuto número 42 de su conversación confidencial con su contraparte brasileña, Dilma Rousseff, puso en evidencia un chocante episodio de la estadía del presidente norteamericano en el país latinoamericano.
Desafiando todas las normas diplomáticas protocolares, un asesor presidencial norteamericano se dirigió hacia Obama, entregándole una hoja de papel. El presidente norteamericano le echó un vistazo y tomando un teléfono portátil de su asesor, dijo con voz áspera: ¡Procedan! Claramente el presidente afro-norteamericano trató de impresionar a Dilma Rousseff con su desplante y demostrarle que hay momentos en que la diplomacia y los buenos modales se hacen a un lado.
El embajador brasileño en la ONU se abstuvo durante la votación de la resolución sobre Libia en el Consejo de Seguridad. Pareciera que Dilma Rousseff es más flexible en las relaciones bilaterales que su predecesor Luiz Inacio “Lula” Da Silva. Lula sostuvo que él estaba interesado en desarrollar las relaciones con EU pero a menudo apoyaría a Chávez, ver http://www.strategic-culture-org/news/2011/02/15/hugo-chavez-the-prime-target-for-the-us.html
También esta vez, Lula fue el único de los cuatro (4) ex presidentes brasileños que fueron invitados a la cena oficial con Obama, que declinó la invitación. Pero Dilma actúa de manera diferente. Lo dijo con claridad, que trataría de obtener la eliminación de las barreras aduaneras para productos brasileños tales como el etanol, carne de porcino, jugo de naranjas, algodón y acero. Brasil también necesita del apoyo norteamericano para obtener la condición de miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU. Por supuesto que se trata de intereses de largo alcance, pero, Brasil está abierto al regateo, incluso cambiando su posición en torno a una resolución del denominado “problema Chávez.”
Informes televisados sobre los eventos en Libia son transmitidos hacia América Latina, ver
http://www.strategic-culture.org/news/2011/02/24/pentagons-undercover-operations-in-south-america.html siguiendo un procesamiento orientado en estudios norteamericanos. Los ataques aéreos de la OTAN a instalaciones militares, los ataques con misiles crucero contra las sedes del gobierno Yamahiriya y del partido, la cacería de Gadafi mediante el empleo de aviones no tripulados, todo esto, estuvo siendo alternado con informes sobre la visita de Obama a la América del Sur. El visitante y los presidentes anfitriones en Brasilia, Santiago de Chile y San Salvador, se estrecharon las manos, pronunciaron discursos amistosos, hicieron reverencias y se palmotearon con el objeto de demostrar que América Latina, supuestamente, no está preocupada (no mucho en todo caso) acerca de lo que está pasando al otro lado del mundo.
Los presidentes incondicionales de Washington en América Latina invariablemente aplauden el uso de la fuerza de parte de EU contra aquellos “que no están con nosotros.” Los presidentes de México, Honduras, Costa Rica, Panamá, Colombia, Perú y Paraguay han expresado su apoyo a la “operación militar en curso contra Libia”. Los presidentes de El Salvador y Chile, Mauricio Funes y Sebastián Piñera, son socios confiables de Washington y están siempre dispuestos a alinearse con Barack Obama.
Pero los países de la Alianza Bolivariana para las Américas, Venezuela, Bolivia, Nicaragua, Ecuador y por supuesto Cuba, ver http://www.strategic-culture.org/news/2011/03/21/cuban-intelligence-vs-the-cia.html se dan cuenta demasiado bien cual es la razón subyacente en los acontecimientos libios y esa razón no es otra que el petróleo. Fidel Castro pronosticó que la guerra era inevitable mucho antes que se lanzara la operación “El Amanecer de la Odisea.” Las resoluciones 1970 y 1973 del Consejo de Seguridad de la ONU constituyen una muestra del desacato por parte de cualquiera de todas las normas del Derecho Internacional, ver http://www.strategic-culture.org/news/2011/03/19/un-security-council-on-libya-killing-the-international-law.html Como lo dijo Hugo Chávez, aquellos que no estuvieron de acuerdo fueron “hechos polvo”. Estamos siendo testigos de la implementación consecutiva del cronograma globalista para la creación del “caos controlado” y con ese pretexto interferir en los asuntos internos de aquellos países que tienen la “marca negra”. El objetivo final del proyecto es la aniquilación de aquellos que se oponen a la globalización al estilo norteamericano. Actualmente es Libia la que está siendo atacada, pero Irán podría ser el próximo en la lista. Pareciera que se tratara de una operación de metódica limpieza contra los países que colaboraron con Rusia y asegurar así el cercamiento estratégico de esta.
Recientemente, Hugo Chávez ha hecho varias declaraciones respecto de los acontecimientos en Libia. Él dice estar seguro que la coalición occidental ha atacado al país árabe para apoderarse de sus mayores reservas petrolíferas y destruir físicamente a Gadafi. Agrega Chávez, “desgraciadamente la ONU apoya la guerra aunque esto vaya en contra los principios fundamentales de la organización”. Durante su programa televisado “Aló Presidente” y dirigiéndose a los latinoamericanos, hizo la siguiente pregunta: ¿Quién le dio a estos países –Estados Unidos, Francia, etc.—el derecho de bombardear Libia? Ya se informa de civiles muertos durante los ataques aéreos. Resulta obvio que Libia está siendo bombardeada desde el mar con 300 o 400 bombas y obuses impactando en viviendas y hospitales. Se trata de una operación militar despiadada que no logra discriminar entre aquellos que están en lo justo y aquellos que son culpables. ¡Exigimos que detengan la agresión!
Las declaraciones de Chávez fueron compartidas por sus colegas de Bolivia, Ecuador y Nicaragua. Daniel Ortega exigió a los países de la coalición occidental “recuperar la cordura y demostrar comprensión por la propuesta de Gadafi de iniciar un diálogo”. Para Chávez y Ortega resulta obvio que el objetivo básico de los agresores es apoderarse de las riquezas libias de gas y petróleo. “Los agresores compiten entre ellos cual será el primero que ocupe Libia.” El presidente Evo Morales de Bolivia denunció la acción militar de Occidente contra Libia y expresó con énfasis que todos los extranjeros culpables de la muerte de ciudadanos libios “debería verificarse su identidad y ser llevados a juicio.” Hablando con los periodistas, Morales sostuvo que “nosotros aun no sabemos toda la verdad acerca de lo que realmente está pasando en Libia, por lo tanto, nuestros medios de comunicación deben luchar permanentemente por obtener información objetiva.”
El sentimiento anti-norteamericano está creciendo rápidamente debido a lo que sucede en Libia. El embajador norteamericano en Brasil, Thomas Shannon, hace un tiempo había indagado por la Plaza Cinelândia en el centro de Rio de Janeiro con el objeto de ocuparla para el discurso público de Barack Obama a unos treinta mil (30.000) brasileños. Está claro que el presidente norteamericano pensó emular, aunque fuese in absentia, a Hugo Chávez y probarse tan popular como él en América Latina. Pero, las expectativas norteamericanas duraron poco y la embajada tuvo que cancelar el programado discurso. Se hizo difícil garantizar la seguridad personal de Obama. Era tanta la indignación de los brasileños por el bombardeo de Libia, que el personal encargado de la seguridad del líder norteamericano tuvo sobradas razones para esperar que hubiesen problemas. La breve consigna “¡Obama vete a casa!” se hizo muy popular en Brasil. En vista de esto, Obama habló en el Teatro Municipal de Rio de Janeiro a una audiencia mucho menor de unos dos mil asistentes escogidos, entre los cuales los funcionarios de los servicios de seguridad, los diplomáticos y los funcionarios policiales constituían más de la mitad.
Se informa de protestas en repudio de la agresión contra Libia a través de todos los países latinoamericanos. Cuarenta y dos (42) partidos de centro-izquierda se reunieron en un seminario internacional en México con el objeto de adoptar una declaración sobre Libia. Algunos de los firmantes son miembros de partidos de gobierno, como el Movimiento al Socialismo de Bolivia, el Frente Amplio del Uruguay, el Partido de los Trabajadores del Brasil, el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional de El Salvador, etc. Se realizó una manifestación bajo la consigna de “Por la Paz Contra la Guerra” en Santiago de Chile. Nuevas protestas se organizaron en este país para repudiar “la visita del agresor Obama.” Las medidas de seguridad se hicieron más estrictas en torno a las embajadas norteamericanas en países de América Central y del Sur. Funcionarios norteamericanos temían represalias de parte seguidores radicales de Gadafi. Varias generaciones de latinoamericanos han sido formadas con la principal obra de Gadafi, El Libro Verde.
Uno de esos revolucionarios
es William Izarra de Venezuela, oficial de ejército retirado, conspirador
quien viajó a Libia mucho antes que el Teniente Coronel Chávez
emergiera en la escena política de Venezuela, ver http://www.strategic-culture.org/news/2011/02/28/can-the-libya-fire-set-aflame-venezuela.html
Veterano de las fuerzas armadas, Izarra actualmente está a cargo del Centro de Formación Ideológica del Partido Socialista Unido de Venezuela, PSUV. En un comunicado hecho público por el Centro, se declaró lo siguiente: “Estamos tocando la alarma debido a la implementación de planes para la invasión de Libia por parte de Estado Unidos y la OTAN. Este destructor poderío se abatirá sobre el pueblo de Libia y creará un estereotipo traumatizante de la percepción de una guerra de “cuarta generación” en Asia, África y América Latina”.
El comunicado insta a que los esfuerzos propagandísticos pongan el acento en el apoyo a Libia y condenar al eje formado por EU, Canadá, la Unión Europea y sus aliados de la Liga Árabe. Izarra no duda en que la agresión contra Libia fomentará los procesos de desestabilización en Venezuela y promoverá las acciones de los opositores a Chávez durante el 2011 y el 2012 durante la carrera electoral presidencial. Obviamente que el plan descansará sobre una acción concertada de fuerzas exteriores (Estados Unidos), fuerzas internas (la oposición más la “quinta columna” o el “Chavismo sin Chávez” los cuales pretenden impedir que el líder venezolano participe en la próxima elección presidencial.
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