En la nítida pantalla de CNN se ve a un Posada Carriles risueño, esplendoroso, jovial; el interlocutor (histriónico el muchacho), su acento charro vacila a poses sutiles y de dudosa virilidad, ante el cautivador sarcasmo del entrevistado.
El viejo terrorista habla de cientos, miles, “muchas rayitas” en su lista de asesinados. Se jacta de su periplo por Centroamérica matando campesinos, curas y monjas en El Salvador; alfabetizadores en Nicaragua. No habla de los militantes populares y deportistas cubanos que masacró en Venezuela, pero atina a burlarse de nuestras leyes con morbosa fruición.
Descarada apología del terrorismo, llegando a banalizar situaciones que fueron terribles. En el generador de caracteres identifican a Posada como “Activista”.
Dos días después murió Orlando Bosh, socio de Posada Carriles en sus crímenes, miembro de la misma mafia cubano-mayamera, que se ufanó en público por todos los atentados ejecutados. Murió impune, como seguro morirá el “Comisario Basilio”. Tipos de la CIA, como Bin Ladem.
El terrorismo sirve para todo. Rumbo a su reelección, Barack Obama, desfila sobre alfombra roja para anunciar la muerte de Osama Bin Ladem. Tal cual Michael Jackson de la política, el desteñido afro descendiente monta su thriller, pero no muestra al muerto. Según, lo lanzaron al mar.
También aviones gringos, franceses, ingleses e italianos lanzaron bombas para matar hijos y nietos de Gadafi. Licencia para matar y licencia para engañar son dos piezas claves del ajedrez mundial.
Pero todo está tranquilo, hay boda real en Londres y beatificación en Roma.
El cine al servicio de la idiotización de la humanidad, ha premiado con “oscares” y taquilla multimillonaria un film acerca de la tartamudez de un Rey.
Jorge VI ostentó la Corona Británica entre 1936 y 1952. Fue él quien entregó Palestina al Sionismo. Mantuvo colonizada casi toda África, Oceanía, fue Emperador de India y dominios en Nuestra América y el Caribe.
Participó en el reparto del mundo durante las dos Guerras Imperialistas de la primera mitad del siglo XX y reprimió los movimientos libertarios en su propio suelo y en las inmensas colonias oprimidas.
El imperialismo cultural “informa” lo que le conviene al capital transnacional y su aparato político-militar. Con idiotas y desinformados todo es mejor.
Sólo un esfuerzo masivo de formación ideológica podrá dar a luz una nueva humanidad. Nadie puede negar el aporte fundamental del marxismo en esa dirección liberadora. Pero hace falta ratificar con hechos la voluntad política.
Porque tampoco resolvemos el asunto con frases hechas y consignas. La máxima martiana mantiene vigencia lapidaria: sólo cultos seremos libres.
El engaño es parte fundamental de la hegemonía imperialista. Creerles a sus voceros y lacayos es arriesgarse de manera suicida al martirio.
Ni siquiera la escuela de buena calidad ni los medios alternativos honestos son suficientes. La herencia de dominación cultural es demasiado fuerte, y la rutina consumista del sistema se encarga de su reproducción instantánea y perenne.
No dejemos que el imperio nos imponga su lenguaje, ni sus contravalores ni su mitología. Si lo permitimos seremos recolonizados.
Una Revolución verdadera, exige tanta valentía en los actos como en la palabra, y tanta sabiduría en la intuición como paciencia en la rabia.
Constituyente de 1999
Yldefonso Finol
Presidente de la Comisión Nacional de Refugiados
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