Luego de una serie de consultas, el jefe del Pentágono R. Gates y el Secretario de Estado para la Defensa del Reino Unido, L. Fox, sincronizadamente, expresaron la opinión que cualquier refugio desde el cual Gadafi pudiera estar ejerciendo control sobre el ejército, es un blanco legítimo. El ministro inglés de relaciones exteriores, William Hague, aportó la base político-filosófica de la cacería del líder libio, prometiendo perseguirlo hasta que Gadafi ceda a las exigencias de la coalición occidental. El mensaje sería el siguiente: si él se rinde, no habrá piedad. Y a propósito, el comandante canadiense de la Operación Unificada Protector, Tte. General Charles Bouchard, enfrentó a la prensa con menos determinación señalando que la coalición no estaba tratando de asesinar a Gadafi sino simplemente bombardeando los lugares desde donde él podría estar emitiendo sus órdenes de abrir fuego contra los civiles. El general Bouchard no agregó nada más, limitando su declaración a algo así como guerra es guerra y Gadafi podría tener la mala suerte de ser alcanzado como cualquier otro.
El carácter inmoral y deshumanizado de la campaña de la coalición occidental, ha encendido protestas a través de todo el mundo. El presidente Hugo Chávez de Venezuela fustigó a la OTAN por sus ataques ilegales que están matando a cientos de civiles y causando enormes daños materiales. Chávez señaló que la coalición ha bombardeado cuarteles militares, escuelas y centros comerciales sencillamente porque Occidente odia a Gadafi y sueña con el control del petróleo libio. Del mismo modo, los líderes de Nicaragua, Bolivia, Ecuador y Cuba han criticado la ofensiva contra Libia y han hecho un llamado para el inmediato cese de esta. Los líderes del ALBA, quienes desde un comienzo estuvieron en contacto con el gobierno de Libia y por tanto comprenden la situación en detalle, plantearon una resolución pacífica para toda la maraña de problemas. El pasado mes de febrero, Chávez propuso el envío de una misión formada por representantes de países latinoamericanos, europeos y del Medio Oriente, pero Estados Unidos, Francia, Italia y otros países europeos fueron remisos –como se esperaba. En realidad, Trípoli que en la fase inicial, también rechazó la idea de Chávez de delegar a una misión internacional para organizar negociaciones entre el gobierno y los insurgentes en Libia, suavizó su posición luego que varios altos funcionarios de la administración civil libia y del ejército huyeron hacia Occidente. Gadafi tuvo que tomar en consideración la posibilidad de ser traicionado y entregado a Occidente. En todo caso, él más bien terminaría sus días luchando como soldado. Hasta ahora, Gadafi confía en la táctica de ganar tiempo con la esperanza que más temprano que tarde aparecerán grietas en la coalición occidental.
Durante la lucha, emisarios de Gadafi visitaron Caracas. De acuerdo con el Ministro de Relaciones Exteriores, Nicolás Maduro, las discusiones giraron en torno a opciones para poner fin a la confrontación y el potencial rol de ALBA en el lanzamiento de un proceso de paz. Maduro señaló que el grupo latinoamericano que actualmente está ofreciendo asistencia, no solo se limita al ALBA, también incluye a México, Colombia, Perú y Chile. La llegada de la delegación libia a Venezuela coincidió con la reunión de los ministros de relaciones exteriores de los países de América Latina y el Caribe que en Caracas incluyeron un punto sobre la situación en Libia en su agenda. El borrador de la resolución que se redactó en base a la declaración del ALBA exhortando a tomar serias medidas para alcanzar un acuerdo de paz en Libia fue planteado en la reunión pero el voto se pospuso indefinidamente debido a la posición de los representantes del bloque de derecha –no queriendo arriesgar torpedearla—alegaron que necesitaban consultar con sus gobiernos.
Chávez está ansioso de mediar entre el gobierno y los insurgentes en Libia con el propósito de asistir a los oponentes a abrir un tipo de diálogo, aunque el plan es improbable que se materialice. Hasta ahora, Washington preocupado de limitar la influencia de Chávez en asuntos internacionales, ha bloqueado sus iniciativas en otras partes del mundo. Por ejemplo, Chávez intentó promover un acuerdo entre el gobierno de Álvaro Uribe y las guerrillas FARC-ELN en Colombia y consiguió convencerlas que liberaran a un grupo de rehenes, aunque bajo la presión de Washington se suspendieron las tratativas.
Chávez dejó en claro que los emisarios de Gadafi buscaban mediadores capaces de promover una resolución del conflicto en Libia, además que atraer a Brasil a participar del proceso era lo número uno de su lista. Por el momento, las oportunidades de tener éxito son más bien escasas –las prioridades de la presidenta Dilma Vana Rousseff radican en la esfera de los asuntos internos, contrastando con su predecesor Luiz Inácio de Silva, ella prefiere mantener internacionalmente un perfil bajo.
El premier ruso Vladimir Putin hizo una declaración sobre Libia durante su reciente visita a Dinamarca redactada en términos enérgicos. Señaló que la ofensiva de Occidente contra Libia y la cacería de Gadafi de ninguna manera fueron autorizadas por el Consejo de Seguridad de la ONU. “Dijeron que no querían matar a Gadafi pero ahora algunos funcionarios dicen que si, estamos tratando de matarlo. ¿Quién permitió todo esto, hubo algún juicio? ¿Quién se tomó el derecho de ejecutar a este hombre, sin importar quien sea?” Recalcó Putin.
El premier ruso tiene el mérito de hablar contundentemente en momentos en que casi todos temen hacerlo. Cuestionando el tema de la intervención en el conflicto armado de Libia, el cual, como él lo indica, se produjo a partir de una discordia interna del país. Prosiguió diciendo “¿existe escasez de regímenes malignos en el mundo? ¿Es que vamos a intervenir en conflictos internos en todas partes? En circunstancias que toda la auto denominada comunidad civilizada cae con todo su poderío sobre un pequeño país, destruyendo su infraestructura construida durante generaciones, no se, eso no es bueno y a mi no me gusta.”
Consciente de la opinión de Putin, Gadafi espera que Moscú le de una mano. Sus emisarios le solicitaron a Rusia que llame a una urgente reunión del Consejo de Seguridad de la ONU para tratar “la agresión de la coalición internacional contra Libia.” Se invitó a observadores rusos a monitorear la situación en el país. En procesos paralelos, Trípoli está sondeando la disposición de Beiyín para tomar parte y a la vez promoviendo una reunión cumbre extraordinaria de la Unión Africana. El Comisionado para la Paz y la Seguridad de la Unión Africana, R. Lamamra, sostuvo que el establecimiento de una zona de exclusión aérea sobre Libia y los ataques aéreos de la OTAN han fracasado al tratar de producir resultados positivos y una resolución real de la crisis está todavía por alcanzarse.
Se han filtrado al público –esta vez no por Wikileaks—algunos detalles de la futura operación invasiva de la OTAN contra Libia. El propósito declarado de esta misión “humanitaria” que de manera sorpresiva contará con la participación de Alemania, país que anteriormente discrepaba, es la de proteger a la población civil de Libia. El plan comprende un período de cuatro meses luego de la primera fase de despliegue abarcando todo el territorio de Libia incluyendo todos los puertos y aeropuertos del país. Estos serán utilizados para la entrega de la ayuda humanitaria, presumiendo que las tropas extranjeras y los vehículos blindados deberían contarse como parte de esta. Libia está a punto de ser arrastrada a una guerra total tanto en tierra como en aire. Para los “humanistas” de la OTAN el bandidaje internacional ha devenido en una estrategia legitimada.
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Traducción desde el inglés por Sergio R. AnaconaStrategic Culture Foundation