La guerra sin piedad del narcotráfico en Centroamérica

La guerra del narcotráfico en México, que según las estadísticas ha segado más de 34 mil vidas durante los últimos años, todavía no es cubierta con amplitud por los medios periodísticos.  

El periodismo ha estado enfocado más bien hacia Centro América donde los carteles de la droga están enfrascados en una lucha por los canales que han empleado para el contrabando de cocaína, heroína y otros estupefacientes hacia Estados Unidos. Manteniendo los canales que ya tienen en México y Colombia, los narcotraficantes están fortaleciendo sus posiciones en Guatemala, El Salvador, Honduras y Panamá.

El cartel de Los Zetas, que se considera la organización delictual más grande de México, está siempre en la noticia.  De acuerdo con la DEA (Drug Enforcement Administration) este cartel está en condiciones de realizar todo tipo de operaciones de contrabando de estupefacientes.  Los Zetas podrían describirse como el Al-Kaeda del tráfico ilegal de drogas.  A Los Zetas se les culpa de la creciente amenaza de la droga en Estados Unidos.  El cartel es una especie de señuelo para distraer a las fuerzas especiales norteamericanas, y ocultar un narcotráfico multimillonario que ellos controlan el cual no solo incluye cocaína y heroína sino también drogas sintéticas.  

Durante el período 2003-2004 Fernando Mendizábal, el más destacado fiscal de Guatemala para los delitos relacionados con el narcotráfico, advirtió contra cualquier interferencia en el modus operandi de los narcotraficantes locales ya que esto podría producir un brote de violencia al interior de los carteles.  En México había cinco carteles encabezados por Mendoza, Chamale, Lorenzana, Sersenio y Luciano.  Ellos firmaron una especie de acuerdo de paz y tomaron decisiones acerca de las áreas de influencia y los canales para el contrabando de drogas desde México hacia Estados Unidos.  Ellos evitan el empleo de la fuerza de unos contra otros y además se prestaban ayuda financiera sin olvidar las donaciones para obras de caridad, como si estuvieran jugando al Robin Hood.

 Todo cambió luego del arresto en Guatemala del barón de la droga Otto Herrera, conocido también como “El Pipa”, “El Ingeniero” o “El Profe.”  Este controlaba los departamentos de Izábal, Petén y Cobán en Guatemala.  Después del arresto de Herrera y de otros jefes narcotraficantes, los pandilleros comenzaron a pelearse entre si y con algunos jefes de carteles mejicanos como El Sinaloa, El Golfo, Los Zetas.  Estos últimos llevaron a cabo una masacre dejando 24 cuerpos decapitados en la frontera de México y Guatemala.  

Se trató de un ataque típicamente mejicano para intimidar a sus rivales.  Antes de esto, Los Zetas mataron a 70 emigrantes guatemaltecos que iban hacia México por negarse a cooperar con los jefes de la droga.

 Expertos latinoamericanos piensan que la guerra de las drogas en la frontera de México y Estados Unidos está siendo fomentada por agentes de la DEA, de la CIA y del FBI.  Enormes sumas de dinero se están invirtiendo en ayuda financiera y hasta ayuda militar a barones de la droga en Guatemala y Honduras.  Se dice que han estado recibiendo armamento que incluye minas y lanza-granadas.  Los carteles de la droga están mejor armados que las autoridades y que el ejército.  En el año 2006, los halcones del gobierno de Bush lanzaron una campaña antidroga en gran escala en México en tanto que Barack Obama ordenó cambiar el enfoque hacia Centro América y destruir los carteles de la droga en la frontera norteamericana.  

Mientras tanto, la operación ha sido bastante exitosa.  Los Zetas han aflojado la presión sobre los canales que conducen a Norte América y se han preocupado de las regiones centrales, luchando contra las pandillas locales, lo que no deja de preocupar hondamente a los gobiernos.  Las autoridades piden ayuda a Washington en este desigual combate contra los barones de la droga que a su vez  parecieran haber sobornado a casi todas las instituciones públicas. 

 Estados Unidos está feliz de ayudar.  De este modo se acrecienta su influencia en América Central.  Si se observa la lista de los denominados “enviados diplomáticos norteamericanos” a Guatemala, se comprenderá fácilmente que el número de funcionarios que trata asuntos puramente diplomáticos es pequeño, mientras que aquellos que se describen como cónsules y representantes de departamentos culturales y de economía son en realidad miembros incógnitos de un “centro especial” para gobernar Guatemala.  Los agentes de la DEA tienen también numerosos y delicados problemas que tratar.  Ellos son los responsables de reclutar a funcionarios guatemaltecos, voluntarios para los Cuerpos de Paz –rama de la CIA—como también los de la USAID (Agencia para el Desarrollo Internacional) buscan a gente joven que pudiera engrosar organizaciones no gubernamentales pro-norteamericanas.  También está involucrada en la operación la Agencia Norteamericana de Sondeo Geológico (USGS) operación que es supervisada por Stephen McFarland, embajador norteamericano en Guatemala, él mismo un experimentado agente de inteligencia y su asistente, Todd Robinson, también un antiguo agente de la CIA que trabajó anteriormente en Colombia, El Salvador, Bolivia, República Dominicana y Albania.  

Cuando se supo que Los Zetas controlaban el setenta por ciento de Guatemala, el presidente Álvaro Colom impuso el estado de emergencia en el departamento norteño de Alta-Verapaz y despachó al ejército hacia la zona en el año 2010.  Fuerzas norteamericanas prácticamente dirigieron toda la operación contra el cartel mejicano de la droga.  Una semana después, Los Zetas obligaron a algunos locutores de radio en Cobán a leer un mensaje del cartel dirigido a Colom.  El mensaje decía que Los Zetas habían dado al partido político de Colom la cantidad de once millones de dólares para financiar su campaña electoral.  También amenazaron con lanzar una insurgencia en gran escala si Colom no cumplía su palabra.

 Las opiniones varían en torno a quién fue el verdadero autor del mensaje dirigido al presidente Colom.  Algunos dicen que es la oposición la que está detrás, mientras que otros creen que esto fue iniciado por la CIA. Al presidente Colom le costó mucho trabajo rescatar su reputación luego del incidente.  El líder guatemalteco prefiere tener relaciones amistosas con EU y pareciera haber perdido el interés en las relaciones con la vecina Cuba y  Venezuela.  

Las acusaciones relacionadas con la droga, dirigidas a cualquier político latinoamericano están cargadas de graves consecuencias para su carrera.  Especialmente si los cargos son esgrimidos por EU.  Muchos políticos latinoamericanos y sus familias son proclives a ser chantajeados.  Si Washington decide derribar a un político de la escena política de la región, siempre tendrá éxito.

 Afortunadamente Estados Unidos no es omnipotente.  El líder nicaragüense, Daniel Ortega hace mucho que se convirtió en un político independiente que confía más en su asociación con Venezuela y con la Alianza de los Pueblos de Nuestra América, ALBA.  

El embajador norteamericano en Nicaragua, Robert Callahan ha trabajado duro para derribar a Ortega en medio de acusaciones de pobre desempeño en el manejo de las campañas antidroga.  Pero todos sus esfuerzos han sido en vano y el Departamento de Estado norteamericano decidió reemplazarlo para evitar su exilio de Managua.  Mientras tanto, Ortega goza de muy buenas posibilidades para las elecciones presidenciales de noviembre de este año.

 Actualmente el problema del tráfico de estupefacientes hacia EU vía México y Centro América está siendo manejado por una Comisión de Drogas Estupefacientes (CND iniciales en inglés).  El noventa por ciento de la cocaína que llega a EU viene de Colombia y Perú.  Estados Unidos recibe al año por lo menos veinte toneladas de cocaína vía Guatemala.  La CND debe investigar cómo es que semejante y activo contrabando de estupefacientes sigue siendo posible después que Washington ha realizado varios programas anti narcóticos en la frontera.   

Para este mes de junio está programada una conferencia regional en El Salvador sobre el narcotráfico y el crimen organizado y la ayuda financiera seguro que ocupará un lugar prominente.  La cuestión es cuánto estará dispuesto a invertir EU en la campaña anti narcotráfico en América Central y si Washington está realmente interesado en aprobar un mapa de ruta para la seguridad regional anti narcotráfico sobre la base de una dura represión contra los barones de la droga.

 La pregunta se mantiene sin respuesta aun después de la visita de Obama a San Salvador en marzo recién pasado. Obama hizo muchas promesas pero no dio detalles acerca de lo que se había hecho para ganar la guerra contra el narcotráfico.  De manera que resulta obvio que la guerra contra los carteles de la droga experimentará un nuevo giro.  

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Traducción desde el inglés por Sergio R. Anacona

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Nil Nikandrov

Periodista y analista político escribiendo frecuentemente en la revista rusa internet Strategic Culture Foundation.

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