El gobierno de Sebastián Piñera no juega a ser estadista, más juega a complicar aún más las cosas. Pudiendo haber arreglado en parte todo este embrollo desde un principio, como se acostumbra a arreglar , lo que ha hecho es aumentar el grado de embrollo y poner en duda la futura aceptación de un gobierno de Derecha. Y esa señal será bien tomada por los círculos del Gran Empresariado tanto local como internacional que principalmente demandan estabilidad política y seguridad de sus capitales para el beneficio de sus propios intereses particulares.
Poco a poco vemos instalarse fuertemente conceptos como “Plebiscito”, “Nueva Constitución”… Y con menor fuerza, pero no tan menor: la “Re-nacionalización del Cobre”, que no sabemos si el día de mañana pueda agarrar mayor impulso. Y así sucesivamente seguirán instalándose un fuerte marco de conceptos, impensable dentro de gobiernos anteriores, si el actual gobierno insiste en proseguir con su actual política errónea de “Tapar el Sol con un Dedo”.
Criminalizar la protesta (dentro de la legalidad o através del montaje), amenazar implícitamente, o dar respuestas ideológicas que sustentan el actual sistema, sólo ahondan más el descontento popular.
No hay que tener dos dedos de frente para saber el porqué muchos de nuestros jóvenes se ven obligados a usar una capucha o el Estado se ve obligado a querer dividir los movimientos o criminalizarlos; no hay que tener dos dedos de frente para saber el mensaje amenazador que conlleva frases como “cuidar la Democracia que hemos construido”, la idea de que el clima de protesta actual se parece a lo vivido antes del golpe de Estado de 1973, las desafortunadas declaraciones de querer “sacar los militares a la calle” o que el Plebiscito no se puede ajustar dentro de una Democracia pero que ésta… ¿“acepta la participación ciudadana”?; no hay que tener dos dedos de frente para saber que dentro de la ideología gobernante existe la obstinada intransigencia hacia las demandas claves del movimiento estudiantil.
Para estos últimos, todo se reduce a que si la educación es “gratis” los ricos no pagarían. Como si les importara extraordinariamente que el rico pagara y no les importara que los pobres o la clase media no pagara.
Claramente a las clases acomodadas les ATERRA pensar que podrían perder sus privilegios jugosos obtenidos mediante el lucro en la educación.
Pero el problema no debe focalizarse en quien tenga o no el dinero para poder estudiar, sino que TODOS tengamos los mismos DERECHOS y FACILIDADES para poder acceder a una UNIVERSIDAD, y si es GRATUITA mucho mejor. ¿Acaso al pobre, que tenga el privilegio de estudiar en una UNIVERSIDAD, le preocuparía en algo si el hijo del rico tiene los mismos DERECHOS y FACILIDADES para poder educarse?
La respuesta del Gran Empresariado al Poder Ejecutivo ha sido clara: el actual gobierno debe inclinarse por una “agenda corta” (conjunto de soluciones de corto plazo) que permita destrabar en buena parte la actual situación en la que se encuentra el país. En otras palabras, significa que el gobierno debe inclinarse por una serie de paquetes con “artículos desechables” y no por “artículos no-desechables” que puedan amenazar las actuales bases estructurales o el presente status quo.
¿Cuál será la respuesta hacia dichos paquetes? ¿Qué tan útiles serán esos “artículos desechables”? ¿Valdrá la pena aceptar “artículos desechables”? O bien dentro de los paquetes ¿se tendrá la opción del GARROTE o la IRRACIONALIDAD como una medida ya irremediable? ¿Se tendrá la opción de SOLUCIONAR varios de los problemas con CAMBIOS ESTRUCTURALES? ¿Habrá de haber algún paquete distractivo como los famosos “cucos” de una supuesta “crisis económica” o la de una “recesión económica”?
Saber elegir en dichas circunstancias pondrá en juego la capacidad estadista del actual gobierno. Su capacidad de estadista está en juego, más todavía después del desafortunado cambio de gabinete, violentado la memoria histórica de este país. De su “elección” depende su futura PROYECCIÓN. Seguir desaprovechando la oportunidad histórica que ha tenido hoy la Derecha, traerá graves consecuencias para futuras proyecciones. El actual gobierno debe entender de que no fueron elegidos por “lindos”.
Por último, el movimiento estudiantil debe entender de que ya está en un punto de “no retorno”. Mostrar flaquezas considerables en estos momentos significaría un gran retroceso, y más aún cuando su lucha está siendo abrazada por muchos otros sectores de la sociedad chilena. Deponer las movilizaciones a cambio de “artículos desechables” significaría perder fuerza y credibilidad frente a sus propias demandas y frente a todo un pueblo que ha venido siguiendo con mucha atención cada paso del movimiento estudiantil, que, quieran o no algunos, ha sido el principal motor de lucha que ha puesto sobre la mesa conceptos como los ya anteriormente mencionados.
¿Cómo habrá de acabar todo esto? … Aquí no cabe las adivinanzas, sólo las probabilidades.
--Níkolas Stolpkin