Primero fue la justificación de esclarecidos y sesudos intelectuales de la invasión a Palestina, perdón Irak, perdón Afganistán, perdón Libia, es que de tanta agresión imperial uno pierde el sentido de la orientación, suponemos que ahora le toca a Siria, cuando menos eso es lo que indican las tentativas del descarado combo asesino mundial: EEUU, Europa Occidental, la corte lacaya de países del Oriente Medio, el cinturón de países pro yanquis latinoamericanos, muchos de ellos ocupados militarmente por las hordas fascistas del imperio, y por supuesto, como olvidarnos de ellos, la ONU con su consejo de inseguridad, la OEA, el FMI, BM, todos con sus presidentes marionetas. Un entramado bloque de instituciones y transnacionales de la manipulación planificando permanentemente el saqueo de los recursos energéticos mundiales, cosa en cierta forma entendible, sobre todo si analizamos la lógica del Sistema capitalista mundial.
Ahora es el oprobioso mutismo global lo que nos resulta muy difícil comprender, por un lado es la posición suicida asumida por Rusia y China, aprobando la última invasión de turno, Libia, como si en algún momento no les fuera a tocar a ellos, y por el otro, la cómoda postura del resto de países y organizaciones progresistas mundiales que han preferido mirar para otro lado frente al genocidio que vemos por los medios en Libia. Son días, semanas y meses de asedio contra un país que trata de defenderse casi inerme contra la barbarie tecnológica occidental. Hemos visto la reacción ecológica masiva contra el exterminio de algunas especies de tortugas en extinción, justificada por cierto, pero cuando se trata de los miles (o millones) de niños, ancianos, mujeres y jóvenes, de Palestina, Irak, Afganistán, Libia, y los que seguramente vendrán, solo las voces de los pueblos y algunos países como Venezuela, Cuba, Nicaragua, Ecuador y Bolivia, se han dejado sentir en la silente ignominia mundial.