Nos dice que “… la justicia es un bien para todos menos para el justo; que es útil para el más fuerte, que manda, y nociva para el débil, que obedece; que la injusticia, por el contrario, ejerce su imperio sobre las personas justas que, por simplicidad, ceden en todo al interés del más fuerte, y sólo se ocupan de cuidar del interés de aquél, sin pensar en el suyo propio”.
Señala, asimismo, que el hombre justo se “hará odioso a sus amigos y allegados, porque no querrá hacer por ellos nada que esté más allá de lo equitativo. La suerte del injusto es completamente opuesta, puesto que, poseyendo, como ya he dicho, un gran poder, lo utiliza para descollar siempre sobre los demás”.
Pues bien, el gobierno de los Estados Unidos, actúa como el hombre injusto que nos describe Platón.
Con su poder absoluto e ilimitado trasgrede y viola el derecho internacional, irrespeta los acuerdos bilaterales y multilaterales que ha suscrito con otros países y en los organismos internacionales; ha llegado –incluso- al extremo de pretender abrogarse el derecho de exigir a otras naciones que estas violen sus constituciones y demás normativas jurídicas internas, con el oprobioso objetivo de “colonizarlas”.
La conducta de los gobiernos estadounidenses es semejante a la del sanguinario emperador romano Cayo Julio César Augusto Germánico, mejor conocido como Cayo César o Calígula, quien deseaba que “el pueblo tuviera un solo cuello, para cortarlo”.
Amparado en su enorme poder bélico, el Calígula de este tiempo, ha impuesto su principio de dominación de que “quien no esté conmigo, es mi enemigo”. Principio que le ha servido de norte para arrasar y destruir a todo aquel que contraríe sus designios, no importándole que hayan sido sus amigos. Representan la ética del déspota.
Pues bien, los gobiernos de Estados Unidos no sólo han actuado en correspondencia con la conducta de los injustos, del déspota; sino que, han hecho de la ética de la banda de ladrones, de la cual nos habló Platón en su República, su propia ética.
Franz Hinkelammert, dice que: “La idea de la autolimitación de cualquier despotismo por el cálculo de las condiciones de su propia posibilidad como despotismo aparece muy temprano, pero no como ética del déspota, sino como ética de la banda de ladrones. El primero que habló de ésta fue Platón, que dio un argumento sencillo y basó toda su ética en éste. Aunque no se quiera y no se reconozca ninguna ética, jamás se puede prescindir de ella, inclusive la banda de ladrones la necesita; éstos roban y matan pero con eso no niegan la ética, sino solamente la restringen. Para que la banda de ladrones pueda funcionar eficientemente tiene que asegurarse “lealtad” interna. Platón desarrolla a partir de este argumento toda su ética de la polis griega, que, según él, funciona sobre la base de la ética de ladrones. No descubre ninguna otra ética”.
Pues bien, ese es el proceder de los gobiernos de Estados Unidos, exigen de los demás países una lealtad ciega, sorda y muda; en definitiva una sumisión vergonzosa e inhumana.
Los venezolanos, herederos de la dignidad y el honor de nuestros libertadores, guiados por el Presidente Hugo Chávez, hemos rescatado los principios de soberanía, libre determinación, independencia, libertad, como valores éticos en el relacionamiento internacional de nuestra patria, con los demás pueblos del mundo.
Conducta que no ha sido del agrado de los gobiernos del imperio. Por eso, estimulan, promueven, financian y ejecutan la desestabilización de la democracia bolivariana. Por eso, nos colocan en sus “evaluaciones” como terroristas y narcotraficantes. Por eso, promueven, organizan y ejecutan a través de las cadenas internacionales de comunicación, una oprobiosa campaña de difamación contra nuestro proceso revolucionario. Por eso, quieren impedir, que hagamos realidad nuestro sueño de edificar una sociedad en donde impere la justicia social, la equidad, la igualdad, la libertad. Por eso, se oponen a que construyamos un nuevo sistema político, de democracia participativa. Por eso, quieren impedir, a toda costa, que edifiquemos una nueva Venezuela, Socialista.
Muy a su pesar, lo lograremos.
(*)Profesor ULA