La locura contrarrevolucionaria internacional para llevarle la contraria al exitoso desempeño y resultados de la revolución venezolana, semana a semana tiene expresiones desde los EE UU cumpliendo una descarada escalada de opiniones adversas a nuestra patria, con tal de formar la matriz mundial que haga parecer al gobierno bolivariano y al Jefe de Estado Hugo Chávez, como una administración incapaz, comandada por un gobernante dictatorial pese a ganar elecciones y permanecer de primero en el favor y fervor popular según todas las encuestas. Iniciando Septiembre fue la descalificación inmoral a funcionarios nuestros incluyendo un Diputado de la Asamblea Nacional, un General de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana y un integrante del Parlamento Latinoamericano, tildándolos de narcotraficantes y terroristas, guiándose por presuntas pruebas de las computadoras de Raúl Reyes, desestimadas por la justicia colombiana. La descalificación provino del gobierno torturador, invasor y fracasado que preside Barack Hussein Obama, en la nación donde más consumen drogas en el mundo, continuada la opinión con la noticia acerca de un presunto peligro de la libertad de cultos en Venezuela. Las fuentes estadounidenses encuentran eco en cierto desfasado y perjudicial periodismo de empresas privadas de la comunicación social, periodismo que no encuentra en que palo ahorcarse aparte de ser ventrílocuos del pitiyanquismo y la dominación imperialista, apegándose servilmente a las corporaciones transnacionales de la información. A esta barbaridad acerca de inexistentes acosos contra el desempeño de las diversas religiones en territorio venezolano, se une la reunión de ex Presidentes latinoamericanos en la OEA, acompañados por el igualmente fracasado derechista español Aznar, para intentar mediante la creación de un Consejo de ex Jefes de Estado nariceados por el imperialismo gringo, descalificar la democracia participativa en naciones como Bolivia, Nicaragua, Ecuador y Venezuela. De admitirse esta evaluación -por lo demás antidemocrática-, terminaríamos por ser pasto de opiniones diplomáticas de la OEA, para llegar a conclusiones calumniosas e incluso prohijar invasiones, en forma similar al plan que con el celestinaje de la ONU, ordenó el ataque de la OTAN al pueblo libio, primero para asesinar bombardeando en nombre de la democracia… y anunciando luego reconstruir la nación, mientras de paso cubren con un manto desvergonzado el robo cometido por las grandes potencias del capitalismo putrefacto, apoderándose inmoralmente de las reservas monetarias de la nación libia depositadas en el exterior A este robo de los fondos libios se une el reparto del petróleo e introducir una administración pro capitalista salvaje en la OPEP, a favor de las compañías transnacionales europeas y estadounidenses. Es el palpable cinismo de la política representativa, al que se enfrenta el socialismo de Venezuela y otros pueblos donde camina esperanzado el ejemplo de la espada de Bolívar y sus pensamientos, más allá de América Latina acompañados del recuerdo independentista de preclaros repúblicos como Martí, Artigas, Morazán y otros muchos antiimperialistas de la historia patria, hoy renaciendo en la lucha contra el neocolonialismo decadente.
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