Estados Unidos subvierte América Latina

Traducción desde el inglés por Sergio R. Anacona

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El presidente norteamericano John F. Kennedy estableció la USAID (sigla en inglés) (Agencia Estadounidense para el Desarrollo Internacional) en el mes de noviembre de 1962 como una organización encargada de una misión esencialmente humanitaria, la de suministrar apoyo económico y de otro tipo a países en problemas alrededor del mundo. Por lo tanto, las metas declaradas de la agencia incluyen la prevención de conflictos, la expansión de la democracia, la asistencia humanitaria y la administración de recursos humanos, pero la verdad --que no yace muy escondida-- es que las actividades de la USAID tienden a estar estrechamente entrelazadas con aquellas del Departamento de Estado, la CIA y el Pentágono.

En América Latina, cualquier ilusión con relación a la agenda detrás de las actuaciones de la USAID demostró tener corta vida. Una serie de desenmascaramientos de agentes del FBI y la CIA que operaban bajo la cobertura de la USAID fue tan fabulosa que la verdadera naturaleza de la agencia se tornó imposible de ocultar. No obstante, las actividades de la USAID fueron claramente reimpulsadas durante la primera década del siglo XXI. En Haití por ejemplo, los operativos de la CIA alojados en la USAID coordinaron y financiaron numerosísimas ONGs que durante el período 2003-2004 fueron fundamentales en el derrocamiento del presidente Jean-Bertrand Aristide, acusándolo de corrupción y complicidad con el narcotráfico. Entonces, poco después, ingresó al escenario una curiosa variedad de rebeldes, ataviados con uniformes militares norteamericanos que ocuparon la mayor parte del país y eventualmente sitiaron la capital y el palacio presidencial. Aristide fue detenido por marines norteamericanos, llevado al aeropuerto y sin mediar ninguna formalidad, como ser un procedimiento judicial, fue sacado en avión del país rumbo a Sudáfrica. La advertencia dada al destituido líder del país durante este procedimiento fue que si trataba de huir tendría problemas aun más graves.

La USAID también jugó el rol clave en la organización del golpe de estado del mes de junio del 2009 en Honduras, donde agentes de la CIA disfrazados de funcionarios de la USAID de manera similar patrocinaron y condujeron acciones de las títeres ONGs, extendiendo el mito de una conspiración comunista conjunta del presidente M. Zelaya y del líder venezolano Hugo Chávez y comandaron a los oficiales del ejército del país. El golpe culminó con la detención de Zelaya quien al igual que Aristide fue a la fuerza llevado a otro país, esta vez a Costa Rica bajo la amenaza de muerte si reingresaba a su país natal. Consecuentemente, Washington estuvo satisfecho con la liquidación del giro hacia el campo populista de América Latina. La prensa simuló no tener conocimiento de la guerra terrorista contra los seguidores de Zelaya desatada por los carniceros dirigidos por el nuevo presidente R. Micheletti y los operativos de la USAID/CIA quienes organizaron el golpe y luego cobraron sus prestaciones y recibieron sus ascensos.

Existe amplia evidencia que la USAID es utilizada de manera extensiva como herramienta para incitar las revoluciones de colores en los países desafiantes por todo el hemisferio occidental, especialmente en Cuba, Venezuela, Ecuador, Bolivia y Nicaragua. En cuanto a Cuba, la USAID ha estado empleando operaciones encubiertas durante décadas, pero la mayoría de los esfuerzos de las agencias para instalar en estos países medios “independientes” y organismos políticos “alternativos” en forma de sindicatos o grupos de protesta han sido notables fracasos.

A la agencia cubana de contraespionaje debe reconocérsele su envidiable eficiencia mientras que ocasionalmente surgen las luchas intestinas en las filas opositoras al régimen cubano por el dinero invertido por Estados Unidos. La impresión permanente es que una porción considerable del financiamiento norteamericano, supuestamente para contribuir a llevar la “democracia” a Cuba, sencillamente termina en los bolsillos de los agentes de la CIA y de sus protegidos locales. Cuando la dirigente del movimiento de oposición cubano conocido como Las Damas de Blanco, Laura Pollan, murió hace poco por causas naturales, sus colegas iniciaron una auditoría de las finanzas del grupo y descubrieron que faltaban decenas de miles de dólares. La USAID rápidamente acalló el escándalo que fue solo uno de una serie de incidentes parecidos. La tendencia hacia la evaporación de millones de dólares aportados por Washington para promover el cambio de régimen en Cuba, se atribuye insistentemente a la habilidad del contraespionaje cubano para subrepticiamente desviar los fondos de la USAID para su propio provecho.

El contratista Phillip Gross fue detenido y sentenciado a 15 años de cárcel el verano pasado en Cuba por haber transferido a grupos disidentes cubanos equipos de comunicación satelital que les habrían permitido mantener contactos con la estación de la CIA en Miami. Los cubanos supieron de la actividad secreta de la USAID a través de una secuencia de informes de prensa en los cuales ex activistas de la USAID suministraban detalles sensibles de los intentos de la agencia. La USAID entrega fondos para la organización de una gama de eventos, desde mesas redondas hasta concentraciones de protesta, dándole a sus activistas un entrenamiento obligatorio en técnicas para movilizar seguidores con la ayuda de avanzadas tecnologías de comunicación, diseminando provocadoras denuncias contra las autoridades y organizando protestas típicas de las revoluciones tuiteras de colores.

En Venezuela, la USAID podría considerarse fuera de la ley ya que no existe aquí un acuerdo intergubernamental que regule el funcionamiento de la organización. Es más, la cantidad de gente de la USAID estacionada en la embajada norteamericana ha estado poniéndose cada día más atrevida desde el 2002 año en que fracasó el golpe de estado contra Chávez. Su primera medida luego del fallido golpe fue la de instalar la Oficina de Iniciativa para la Transición, OIT en Caracas. Resulta notoria la escala de las operaciones de la USAID en Venezuela donde se sabe que la agencia ha suministrado dinero a unas 700 ONGs y financiado proyectos políticos en el país. Grupos de oposición succionaron por diferentes canales la bonita suma de 70 millones de dólares. Esta cantidad se empleó desde apoyar las campañas de candidatos antichavistas hasta iniciativas apuntadas a profundizar las divisiones políticas en Venezuela y a la construcción de un equipo de dirigentes de oposición antipopular. Vincularse con agrupaciones estudiantiles y radicalizándolas, junto con realzar los perfiles de sus líderes son prioridades constantes de la USAID en Venezuela. Como parte del programa de la USAID para futuros líderes, los estudiantes aprendices más destacados viajaron a Estados Unidos, recibieron entrenamiento ideológico antichavista y encima de todo esto, se les preparó en capacitación conspirativa. El carismático dirigente estudiantil Jon Goicoechea, con un registro de enérgicas campañas, aparece actualmente como el socio número uno de la USAID entre los jóvenes de Venezuela. A la edad de 23 años es el beneficiario más joven, en el mes de abril fue galardonado con el Premio Milton Friedman para el Avance de la Libertad más un cheque por quinientos mil dólares (US500.000,00) cosa que hizo que los medios progubernamentales adelantaran la sospecha que el componente material del premio sirvió para apoyar a la oposición.

En Venezuela en el mes de diciembre se promulgó una ley para la protección de la soberanía política y la auto determinación nacional, con el propósito de poner fin a la práctica de los partidos políticos y las ONGs que reciben inyecciones financieras desde agencias de inteligencia de otros países u organismos vinculados a comunidades extranjeras de inteligencia.

La nueva legislación establece la pena de deportación de Venezuela como medida contra extranjeros sorprendidos entregando dinero a agrupaciones políticas venezolanas. La NED (sigla en inglés) Agencia Estadounidense para el Avance de la Democracia y la USAID fueron las más mencionadas durantes los debates parlamentarios venezolanos que precedieron a la puesta en vigencia de la nueva ley.

En Bolivia, la USAID ha estado claramente comprometida en todos los intentos desestabilizadores. Habiendo obtenido evidencias que la embajada norteamericana se hallaba preparando un golpe de estado, el gobierno de Evo Morales respondió de manera dura y en el mes de septiembre del 2008 ordenó la expulsión del país del embajador norteamericano Phillip Goldberg, quien se mantenía en contacto con grupos locales separatistas y potenciales líderes de una revolución de color. En noviembre del mismo año, Bolivia clausuró las oficinas de la DEA (sigla en inglés) por inmiscuirse en los asuntos internos del país y por calumniar a miembros del gobierno boliviano, agentes de la ley y oficiales del ejército de complicidad con carteles de la droga. De acuerdo con Wikileaks, durante el 2007-2008 el Departamento de Estado norteamericano desembolsó la cantidad de 97 millones de dólares para opositores al gobierno de Evo Morales. Un grupo terrorista que vino desde Europa con el objeto de asesinar a Evo Morales fue neutralizado en un hotel de la ciudad de Santa Cruz en el mes de abril del 2009. Ciudadanos bolivianos conectados con la USAID estaban entre los asistentes del grupo terrorista y huyeron del país cuando se abrió la investigación sobre la conspiración terrorista. En agosto recién pasado, el gobierno boliviano señaló que la USAID tendría que retirarse del país, pero, a juzgar por los medios de prensa, Bolivia posteriormente adoptó una actitud más suave y limitó sus exigencias a que la embajada norteamericana abriera una investigación en torno a la conducta inamistosa de algunos de sus diplomáticos. Como era de esperar los resultados de la investigación hasta ahora no se conocen.



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Nil Nikandrov

Periodista y analista político escribiendo frecuentemente en la revista rusa internet Strategic Culture Foundation.

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