El gran paso del Sur

Los Estados de la gran América Latina y el Caribe, se reúnen de nuevo. Los países del sur de este continente, ya lo habían intentado hace 185 años en el Congreso de Panamá con la convocatoria del Libertador Simón Bolívar a los pueblos de la América Meridional a conformar una liga, unión y Confederación para defender la independencia ya lograda en un proceso de batallas, de una guerra que se desarrolló a lo largo y ancho de este subcontinente desde el año de 1810 en contra del imperio español. El llamado para crear la Comunidad de Estados Latinoamericanos y caribeños en Caracas- Venezuela, está impregnado de una idea libertaria, de soberanía: lograr el desarrollo de nuestras naciones sin el tutelaje de los Estados Unidos.  Este hecho se revaloriza en primer lugar por constituir la CELAC un conglomerado de Repúblicas, en las cuales se encuentran gobiernos de diferentes visiones e ideologías. Con unas economías dinamizadas dentro del gran capital y otras proyectadas hacia un futuro sistema socialista que rompe el esquema tradicional de la sujeción a un poder mundial. Un elemento de gran trascendencia es la influencia que va a tener la CELAC en la geopolítica mundial. Nace un polo regional de referencia obligada, el sur de la América se atrevió a dar el gran paso tomando su propio camino. Son naciones con características comunes, como lo señalara el Libertador Simón Bolívar en su famosa Carta de Jamaica “tienen un idioma, una religión, costumbres e historia comunes”.  El surgimiento de este organismo internacional, se produce para su unidad política y defensa de las condiciones específicas de cada territorio que lo conforma. La Organización de Estados Americanos, dominada por Estados Unidos, principal  potencia mundial, solo se ocupa de sancionar a las naciones que se oponen a los intereses norteamericanos. De allí se produce la expulsión de Cuba en mil novecientos sesenta y dos e igualmente fue avalado y dieron apoyo al golpe de estado contra Honduras, durante el gobierno de Manuel Zelaya.

La búsqueda del desarrollo de nuestra América Latina en el aspecto productivo, la reducción de la pobreza  hasta desaparecerla, la implementación de medidas comunes ante el fenómeno del cambio climático y la Crisis económica en el norte del mundo, son parte de algunos de los aspectos a tratarse por los Presidentes y cancilleres asistentes a esta Cumbre. Algunas voces del pesimismo, califican la iniciativa de la CELAC, como innecesaria e inútil, tomando en cuenta el papel jugado por los demás organismos creados hasta ahora  y que solo han servido para obedecer a los intereses particulares estadounidenses. Se debe establecer una diferenciación. En principio, la CELAC nace como una propuesta de asumir a Suramérica como un territorio con expectativas, necesidades y condiciones propias, que solo se solucionan uniendo a los diferentes países. En ese sentido, han surgido gobiernos y líderes nacionales  en este conjunto de naciones que se han propuesto construir sociedades justas, con equidad y justicia. Para ello, se necesitan fortalecer los lazos de unión para preservar los logros obtenidos y continuar hacia un sistema económico integrado y lo más importante, lograr un nuevo sistema social. Comienza para América, un nuevo esquema de relaciones internacionales, caracterizadas por la dignidad y el equilibrio continental. Por ello la CELAC, constituye una iniciativa de unidad contra la hegemonía de un centro mundial, originando un nuevo panorama planetario pluripolar.

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Orlando Balbás

Prof. en Ciencias Sociales. Magister en gerencia educativa. Jubilado del MPPE.

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