Conga: “Antiimperialismo y recursos naturales”[1]

Uno

El manejo financiero del proyecto Conga lo tiene la Corporación Financiera Internacional (IFC) perteneciente al Grupo del Banco Mundial. Creada en 1956, la IFC es el instrumento del BM para fomentar la inversión del sector privado en las naciones en desarrollo. Los “socios inversionistas” invitados por el BM para hacer negocios con este proyecto, con cargo a préstamos y a nuestra deuda externa, son la Newmont Mining Corporation (cuya nacionalidad norteamericana o canadiense no es igual, pero es lo mismo), y la Minera Yanacocha S.R.L. (MYSRL), del “peruano” Roque Benavides, que figura como “la titular” del Proyecto. En la estrategia del BM, para este tipo de “negocio”, esto es usual. No importa la distribución porcentual de la propiedad del proyecto. Así, nadie debe llamarse a engaño que la Corporación Financiera Internacional (IFC), sólo tenga el 5%, Minera Yanacocha, conformado por Minas Buenaventura el 43.65% y Newmont el 51.35%. Quien maneja el proyecto es la IFC, pues ésta es la que “otorga préstamos, capital accionario, financiamiento estructurado, instrumentos de gestión de riesgos y servicios de asesoría” (www.ifc.org). El “faenón” es redondo.  La IFC cumple su cometido de fortalecer al sector privado y asegurar los intereses macroeconómicos del mercado mundial capitalista, y los otros, se benefician de un “negocio” que replica lo que todas las instituciones financieras (BM, BID, USAID) hacen en nuestro país y en el resto de América latina y el mundo, desde hace más de 60 años.

En el Perú la IFC opera desde su creación en 1956 y tiene inversiones desde 1959. Ha invertido en todas las épocas y, según Marc Tristant, Jefe de País (que en jerga del BM es lo mismo que Jefe del Perú) y Oficial de Inversiones de la IFC en la Región Andina, seguirá haciéndolo. La cartera de inversiones que maneja la IFC en nuestro país para “hacer negocios lucrativos” con empresas de países “no prestatarios”, es la quinta entre los 183 países miembros de esta institución. Si alguna presión hubiera, ya sabe usted de donde viene y que signo tiene. 

Por eso, y estando en vísperas del anuncio del “peritaje internacional” sobre la viabilidad del proyecto, resulta oportuno recordar lo que hace 38 años dijera el Presidente Velasco en la inauguración del VIII Congreso Mundial de Minería realizado en Lima entre el 3 y el 8 de noviembre de 1974, en nombre de los países del tercer mundo, y aludiendo a nuestras riquezas naturales.

No pierda usted de vista quién está detrás del proyecto Conga. Esto es preciso para asimilar la contundencia del pensamiento del movimiento del 3 de octubre, y de su persistente actualidad.

“Los pueblos del Tercer Mundo luchan por superar definitivamente las condiciones generales del subdesarrollo que secularmente han hecho de ellos pueblos explotados. Aquí se encierra una causa de justicia que no puede ser ignorada y menos desdeñada. Tenemos plenitud de derecho para construir la realidad de un futuro mejor, más justo y más libre”.

“En esta lucha gigantesca nuestros recursos naturales tienen una importancia decisiva. Ceder en ella equivaldría a renunciar a la posibilidad  de cancelar definitivamente un pasado ominoso que nos hundió en la miseria y el atraso. Nadie puede pedirnos que actuemos de este modo”.

“Se han abierto ya definitivamente las puertas de una nueva era. En ella no pueden tener cabida las prácticas expoliatorias del pasado. Ser poderoso ya no puede significar impunidad para oprimir a los demás, ni para basar su grandeza en la miseria de los otros. Hay un mundo insurgente en nuestra época que ya no puede ser detenido en su camino. Es el mundo que constituyen los pueblos  hasta ayer oprimidos de la tierra. Es nuestro mundo. El mundo de las naciones que han empezado a transformarse para ser libres. Ese es el mundo al  cual el Perú pertenece y al cual habrá de pertenecer en el futuro”.

“Para nosotros no existe posibilidad alguna de construir una sociedad de justicia si mantenemos la realidad y las normas del pasado. Su transformación inexorablemente significa romper las ataduras que hasta ayer nos supeditaron a los centros de poder extranjero. La lucha por la soberanía nacional está en el corazón mismo de todo esfuerzo revolucionario. Y esa lucha necesariamente entraña restituir a los Estados soberanos el poder de decisión sobre todos sus recursos naturales. Tal restitución decreta el inevitable enfrentamiento con los intereses de la dominación económica extranjera, parte esencial de la realidad que toda revolución nacionalista tiene que cambiar de raíz. Por todo ello el nacionalismo militante que defiende nuestra soberanía tiene, por necesidad que ser de clara e inabdicable naturaleza anti-imperialista”.

“Sólo comprendiendo la absoluta justificación histórica y la plena razón de justicia de posiciones como la nuestra, podrán los países poderosos del mundo estar dispuestos a encontrar formas de solución real que garanticen un nuevo trato equilibrado, económico, político y moralmente viable”.

“Tal es a nuestro juicio el pre-requisito de cualquier solución perdurable a los innegables problemas que hoy existen entre nuestros países y aquellos que hoy detentan el poder en el mundo. Nadie crea que somos naciones desvalidas. En nuestra riqueza radica potencialmente nuestra fuerza. Pero nuestra unión es el camino para actualizar esa extraordinaria potencialidad. En la medida en que seamos capaces de implementar políticas unitarias, podremos alcanzar relaciones verdaderamente justas y durables”.

“Una visión realista y generosa del futuro demanda el reconocimiento de que estamos proponiendo un enfoque sensato a los problemas que encierra nuestra relación con los países que necesitan las materias primas que nosotros producimos. El afán de justicia de los pueblos del Tercer Mundo no podrá ser en adelante sofocado. No se trata, por cierto, de plantear políticas imposibles. Se trata solamente de reconocer necesidades e intereses plurales y distintos. Ello exige redefinir de manera profunda las relaciones desequilibradas e injustas que hasta hoy han prevalecido entre el sector desarrollado del mundo y los pueblos emergentes que estamos luchando por nuestra independencia verdadera. Nadie puede desconocer el legítimo derecho que tenemos a defender lo nuestro. Esta es la posición del Perú. Es una posición irrenunciable”.

Dos:

Frente a la militarización dispuesta por quienes restituyeron después de 1975 la doctrina de contrainsurgencia impuesta a las FFAA de América latina por la CIA, para garantizar la  seguridad nacional norteamericana, resulta igualmente pertinente, recordar lo que el general Velasco, dijera, entre los años 1969 y 71:[2] 

“La efectiva defensa de la Patria sólo es posible en base a la grandeza, el bienestar y la justicia de todos los peruanos. Mientras seamos un país de privilegios, de explotación, de ignorancia, de miseria, de subordinación al extranjero, siempre seremos un país fundamentalmente débil, fundamentalmente vulnerable”.

“Creemos que nuestro país no puede alcanzar ni seguridad ni grandeza, manteniendo intocadas sus viejas estructuras de discriminación de las mayorías nacionales”.

“Desde este punto de vista, es preciso recordar aquí la indesligable relación que existe entre los problemas de la seguridad nacional y los problemas del desarrollo. Al fortalecer de manera decisiva el frente interno de nuestra nación, mediante las reformas estructurales, que para siempre cancelen los desequilibrios y las injusticias que resultaron en el empobrecimiento de las grandes mayorías, se está contribuyendo de modo decisivo a dar una base de solución permanente a los problemas de la seguridad nacional”.

Tres

Y con relación a la Fuerza Armada, Velasco diría, como una serena advertencia a los propiciadores de enfrentamientos con el pueblo:

“El pronunciamiento institucional del 3 de octubre ha iniciado una revolución que jamás podrá ser detenida, porque representa la inquebrantable decisión del ansiado binomio Pueblo y Fuerza Armada, para poner fin a la explotación a la ignominia y a los privilegios de unos pocos, sustentados en los intereses colonialistas que hoy repudia el mundo entero”.

“Pueblo y Fuerza Armada serán quienes construyan ese nuevo Perú que todos anhelamos, ese nuevo Perú sin oligarquía, sin dominación imperialista, sin explotación, sin latifundios, sin ignorancia y sin miseria”.



[1] Ref: rubén ramos: Velasco: el pensamiento vivo de la revolución. Imprenta Internacional. Maracaibo

Venezuela. 2009.ISBN:978-980-12-3923-9. Depósito legal BNP 2012-00115.

[2] En el libro referenciado, lo dicho, fue trabajado como una unidad de pensamiento. De allí su

nombre.

ruby_7872@yahoo.es



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Rubén Ramos

Sociólogo y educador peruano, postdoctorado en Filosofía, Política e Historia de las Ideas en América latina por la universidad del Zulia-Venezuela

 ruby_7872@yahoo.es

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Rubén Ramos Alizorojo

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